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Irún ha participado, por tercera vez, de un simposio internacional de directores de teatro del mundo entero. En Europa, apoyada por el Fondec, representó al Paraguay en una residencia artística de dos semanas con los “rockstars del teatro de hoy en día a nivel mundial”, cuenta.
Asistir a este tipo de experiencias es algo sumamente importante, recalca, y agrega que tras casi treinta años de hacer teatro, siempre defiende la formación: “El día que diga que ya no tengo nada que aprender, es el comienzo del fin”. Para ella siempre hay algo que aprender y lo toma como un entrenamiento, en el que muestra su impronta, su teatro, su lenguaje, y además se empapa de qué es lo que se está haciendo en el mundo y, a partir de eso, lo implementa construyendo un lenguaje. “Para mí es superimportante que una artista tenga su propio lenguaje, que vos veas el teatro que hago yo y sepas que es mío, o sea, es como una firma, un sello”.
Lo experimental en escena
Ella hace teatro experimental, en el que como el nombre indica se busca experimentar con distintas técnicas y géneros, diferentes maneras de narrar, para fusionar distintas cosas y crear un nuevo lenguaje, en contrapartida del teatro convencional, que tiene una manera más clásica de hacer las cosas. “Lo que yo hago es completamente una ruptura, es un cambio de paradigma, es una narrativa quebrada”.
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En esta línea estuvo a cargo de la puesta en escena de Hydro, que se presentó en el Teatro Municipal en junio de este año, un show único de la orquesta H2O Sonidos del Agua, con instrumentos de la mano de Amberé Feliciángeli. “Si bien hice la dirección general del show, hice la dramaturgia del show; la gente tiende a pensar que cuando uno dice dramaturgia habla de texto; la dramaturgia, en cambio, puede ser visual, musical, espacial y de contenido. Todo cuenta una historia, cómo ubicar las luces, qué iluminás, qué oscurecés, en qué momento, cómo, en función a la música, en función al espacio, dónde ubicás las cosas, la profundidad, el destaque”, explica.
Ella siempre se decanta por lo multidisciplinario; es decir, le gusta mucho utilizar el lenguaje cinematográfico en el teatro. Sostiene que hoy en día todo es multidisciplinario, no hay una disciplina que sea pura ya, pero el teatro siempre tiene la magia de la presencialidad, lo cual lo dota de una magia particular, porque un escenario vacío puede ser un colectivo, como puede ser una sala, o un balcón, una oficina sin necesidad de tener escenografía. “La magia del teatro te da esa posibilidad”.
Contar historias
“Yo cuento historias y hablo a través de cada una de mis obras, porque tiene mucho de mí”, manifiesta.
Consciente de que lo que hace no es para un público masivo –al menos no todavía–, Irún codifica su obra para que este aprenda y se dé cuenta de que hay otras maneras de hacer teatro. “El teatro es magia, para el realismo y el naturalismo ya tenemos la vida”.
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La idea con Hydro fue hacer un show que sea más que un concierto, y para ello la directora estableció un guion para contar el mensaje del agua, pero sin palabras, sino a través de la dramaturgia visual, la musical y la espacial. Explica que lo visual tiene que ver con luces, vestuario, con puesta en escena; lo musical tiene que ver con el hecho de establecer una estructura narrativa y crear un repertorio en función a esa estructura dramática, que no es lo mismo que tocar temas uno tras otro. Lleva más de un año de trabajo en que se le ocurrió partir de lo primero con respecto al agua; una gota de agua, y todo empieza con esa gota primigenia que da origen a todo. “Simbólicamente llena los instrumentos que sin agua no suenan. Y el otro significado es que nosotros, los seres humanos, sin agua no vivimos. Entonces esa primera gota es necesaria, pero aparece primero. La primera gota, tic, tic, tic, es lo que abre posibilidades. A partir de ahí genera un viaje que es el ciclo del agua que empieza con una gota, luego unas cuantas gotitas más, luego una lluvia mansa, una garúa, llovizna, que después se puede convertir en un aguacero; esa lluvia mansa hace que todo florezca, que todo germine, que todo tenga vida”, narra.
Después viene una tormenta y esta en realidad también nos puede traer otras cosas, como raudales, contaminación, basura: “Ahí entramos en otro ámbito. En el lado negativo; nos trae la contaminación, lo cual hace que llueva cada vez menos; lo cual nos lleva al calentamiento global o una cosa lleva a la otra, se retroalimentan. Ese calentamiento global nos lleva a la sequía. ¿Y qué hacemos si no tenemos agua? En ese momento del show uno de los instrumentos se vaciaba, sacábamos el agua totalmente, sonaba absolutamente diferente”.
Después de la sequía se vuelve a pedir el agua y nos damos cuenta de que necesitamos agua para cerrar el show nuevamente como comenzó, con una sola gota, dice. En esta narrativa, el público pasa por todas esas sensaciones para luego terminar en una sola gota donde todo se apaga y se completa el ciclo, el viaje.
Ya antes trabajó con música, recuerda. Hizo un show conceptual por los 30 años de Deliverance, en 2018. Con Amberé trabaja hace mucho tiempo, y también lo acompañó en todas sus instalaciones, pero sí es la primera vez que trabaja con músicos académicos, lo que representó un gran desafío por tratarse de un mundo nuevo para Irún. El resultado es un show sin precedentes que está a la altura de otros escenarios del mundo. Por el momento fueron dos funciones, pero la idea es continuar, dice.
“El repertorio de autoría nacional fue construido en colaboración con el maestro William Aguayo, director musical de la orquesta H20, quien con composiciones propias y arreglos fue respondiendo las sensaciones de los distintos momentos que plantea el guion de este viaje”, agrega Paola. Coro, acordeón, DJ de agua y mucho más dieron cuerpo a una presentación que contó con la presencia de invitados como Andrea Valobra, El Princi, Chirola y Aharon Emery.
“Valoro muchísimo la oportunidad y esa confianza de Sonidos de la Tierra y del maestro Luis Szarán, que me dieron carta blanca”. La experiencia fue enriquecedora en todo sentido, y está también muy contenta del grupo humano y profesional con el que tuvo contacto gracias a Hydro, obra con la que, sin dudas, sintió que estaba donde tenía que estar.
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