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Emilio Fleitas (46 años), abogado de profesión, es uno de los fundadores del equipo de rugby y recuerda cómo han sido los inicios: “Me invitaron para un deporte que llegó en el 2012. En realidad, yo buscaba una actividad deportiva, pero en esa época no había muchas opciones para los que estábamos en silla de ruedas. Un compañero de facultad, Teo Urbieta, me comentó que llegaba un proyecto de rugby en silla de ruedas, pues sabía de mi condición de cuadripléjico.
Me alentó que fuera a probar; la verdad… no creía mucho en eso, ¿rugby en silla de ruedas? Nunca había escuchado o visto, pero me animé a asistir a la charla informativa. No había pensado antes en competir porque si ves los videos es demasiado fuerte, solo fui para hacer una actividad física en principio”.
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Cambio de perspectiva “Realmente donde me cambió el chip y lo vi diferente fue cuando nos enviaron en 2013 por una semana con la selección brasileña en Río de Janeiro. Ahí probamos por primera vez una silla de competencia, cómo se entrena y se juega.
Eso, realmente cambia tu perspectiva para asentar la idea de tener una selección. Ver cómo se manejan con un equipo multidisciplinario, psicólogos, médicos, nutricionistas, mecánico de silla y el cuerpo técnico. Ver ese profesionalismo te cambia todo el sentido, empezás a entender cómo se juega y fortalece tu compromiso con el deporte, porque si no entendés parece cualquier partido so’o”, detalla.
Al regresar de aquella experiencia sintieron la obligación de hacer que se desarrolle el rugby de silla de ruedas en Paraguay. Allí surgió YakaRuedas: “Comenzamos a reclutar a los jugadores y pese a todas las complicaciones que tuvimos al inicio, hoy en día sí ya contamos con el apoyo que queríamos, no solamente para existir, sino también para empezar a ser respetados en la zona”, argumenta el capitán.
Silla y ruedas
Existen diferencias entre una silla de ruedas de competencia con las de uso habitual, en el día a día. “Contamos con dos tipos de sillas que están diseñadas exclusivamente para las competencias de rugby. Están las de ataque y las de defensa, que se te otorgan de acuerdo a tu clase funcional que te da la federación. Cada jugador tiene un puntaje diferente de acuerdo a su nivel de funcionalidad; el más bajo es 0,5; 1; 1,5 y el más alto es 2,5.
Los primeros de puntaje bajo usan la silla de defensa, porque tienen menos fuerza en los brazos, menos velocidad, y el trabajo que deben hacer es obstaculizar al rival. Los atacantes son los que poseen el puntaje más alto, las sillas están preparadas para el choque, para caídas, porque en ocasiones de cruces uno puede caer, pero con la ergonomía de las sillas uno no se golpea, ya que están sujetas al deportista y hechas a medida”, comenta.
Al inicio del proyecto recibieron 15 sillas norteamericanas como para desarrollar el deporte en nuestro país. “Obviamente, vinieron todas en una medida estándar, pero la gente debe saber que para cada jugador la silla debe estar a su medida. Recién el año pasado conseguimos mediante convenio fabricar cuatro sillas a medida y las mandamos hacer en Brasil, que es el lugar más cercano y de costo menos elevado para absorber de entre 2.000 y 2.500 dólares, según sea de ataque o defensa. No es lo mismo un lesionado medular que un amputado”, comenta Fleitas.
¿Cómo fue el crecimiento deportivo? “La verdad que crecimos mucho, desde el primer torneo. Aquella vez no teníamos ni idea de cómo jugar, tampoco contábamos con muchos jugadores. De eso pasamos a tener tres equipos diferentes y ver cómo los muchachos evolucionaron, no solo físicamente, sino en la forma de juego. Paraguay mejoró mucho. En el último Sudamericano las demás selecciones notaron nuestro crecimiento, pero aún nos falta mucho. Necesitamos especialistas para este deporte, también espacio más seguido, porque venir solo dos veces por semana y un torneo al año no es suficiente para estar a la par de los demás”.
Fleitas se desempeña como abogado en el Banco Central del Paraguay, específicamente en la Unidad Jurídica. Al finalizar cada jornada laboral va directo al entrenamiento todos los días de la semana y los sábados. “YakaRuedas es una actividad complementaria a una actividad profesional del día a día. Si es por mí, me gustaría más horas de entrenamiento para que esto siga creciendo, pero también soy consciente de que mi actividad laboral es primordial.
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Aparte de eso, soy el representante de atletas frente al Comité Paralímpico Paraguayo, que también es otra función extra que cumplo en la semana. Mediante ello me designaron como jefe de misión de los Juegos Parapanamericanos de Santiago 2023. Es algo que trabajo con ellos para que Paraguay llegue de la mejor forma a esa cita”, expresa.
Su consejo es que los chicos se animen, porque el rugby en silla de ruedas, especialmente para los parapléjicos lesionados medulares, les cambia la vida en muchos sentidos. Es diferente el movimiento con la silla de competencia en el campo que la silla del día a día, y eso ayuda a mejorar físicamente. “Se evoluciona para la calidad de vida, no hay comparación, a todos nos pasó desde que entramos al rugby a realizar una actividad deportiva.
Después se siente esa diferencia, uno tiene más amplitud de rango de movimiento, te cansás menos, sos más alegre; emotivamente te ayuda a conocer a otra persona con tu misma situación. Acá nos ayudamos a solucionar los problemas, somos muy unidos; gracias a eso vez que tu vida tiene una proyección fuera de tu casa, fuera de tu trabajo, que podés tener una familia, que podés hacer todo y les animo a que vengan y prueben este mundo que no se arrepentirán”, dice el pionero del rugby sobre ruedas.
Médico y figura trascendente
Daniel Dacak (36) es otra de las figuras trascendentes de los YakaRuedas. Luego de sufrir un accidente, pensó que ya no podría realizar ninguna actividad, pero el rugby le cambió el sentido de la vida. “Bueno…, yo tuve un accidente en el 2008 y tras una lesión medular a nivel cervical, muy alto, primero comencé con la fisioterapia. Lo único que sabía es que uno debe hacer ejercicios para volver con la movilidad, y cuando estuve en ese Centro de Rehabilitación se me acercó el capitán Emilio para comentar que estaban armando un juego en silla de ruedas.
Me preguntó si me gustaría ser parte. Al principio, no me interesé tanto, porque pensaba que no iba a poder hacerlo. Pero ante tanta insistencia, un día fui y la verdad me gustó mucho, porque volví a hacer deportes. Antes de sufrir el accidente realizaba actividades deportivas, y con el rugby nuevamente encontré una oportunidad para practicar, tener contacto con el balón y formar un equipo que es importante en esta disciplina”.
¿Qué fue lo que Dani encontró al unirse a los YakaRuedas? “Primero noté en la organización que compartimos una misma lesión y muchas experiencias en común. Pero cada lesión es diferente por más que sea del mismo nivel, repercute en el cuerpo de diferentes formas”.
Dani tiene otras actividades. “Después de cuatro años de mi lesión decidí continuar con mis estudios, me recibí de médico y actualmente trabajo en el Hospital Nacional de Itauguá, en la parte de Medicina por Imágenes, de lunes a viernes, y los días de entrenamiento me trato de liberar para poder asistir”.
¿Cuáles son las complicaciones de ser médico y atleta a la vez? “Y… principalmente el recorrido que hago, las distancias largas, porque en nuestro país solo hay un club, en el predio de la Secretaría Nacional de Deportes donde podemos practicar. Vivo en Capiatá y trasladarme de ahí o desde Itauguá es un largo recorrido y eso es lo más ‘tranca’ para venir a los entrenamientos.
Afortunadamente yo cuento con un vehículo que pude adaptar y con ese me movilizo. Pero hay gente que no tiene esa posibilidad o no tiene ese recurso de que alguien le traiga o le lleve. Tampoco contamos con colectivos, nadie nos quiere alzar. Esa es la mayor dificultad”.
Dada su experiencia, también está en condiciones de dar consejos. “Yo les comento –como experiencia personal– que también tuve mis dudas al principio. Pensé que no iba a poder lograrlo. Pero es cuestión de intentar, lanzarse y ver que sí hay una posibilidad más. Estando en este club tenés la posibilidad de viajar y defender a tu país en competencias internacionales como siempre soñamos”.
Sobre la última experiencia en el Sudamericano que se realizó en Brasil, destaca el hecho de haber estado con los más fuertes del continente. “Pudimos tener buenos partidos, nos reconocieron de esa forma porque ven que estamos avanzando. Nos seguimos preparando, queremos mejorar, no solo estar con lo que sabemos, sino poder avanzar y algún día estar en el podio”.
La sangre joven del equipo
Salomón Salim (29) es una de las últimas incorporaciones del elenco de YakaRuedas. Como todos, tuvo muchas dudas para ir a las competencias. “Me uní a los YakaRuedas el año pasado por medio del cocapitán, Daniel Dacak.
El mismo fue hasta mi domicilio a invitarme y me comentó que el capitán Emilio tiene la misma lesión que yo y que él, pese a no contar con mucha fuerza, es el capitán del equipo. Me animó a participar. No fue fácil al inicio, porque soy una persona grande con peso. Entonces desplazarme desde mi domicilio al comienzo era todo un tema a resolver; hoy en día las cosas se acomodaron y gracias a Dios ya puedo ser parte de las prácticas”.
Uno debe poseer para corresponder al equipo, a decir de Salim es que “todos los que calificamos para competir a nivel internacional somos los que tenemos lesión en la cervical. Mi lesión es la cervical 5 y 6, la completa; es decir, soy el más débil en el grupo porque los músculos no responden correctamente, los tríceps no tienen fuerzas, por ello no puedo desplazarme a alta velocidad con respecto a los demás”.
La rutina de Salim incluye fisioterapia todas las mañanas, de lunes a viernes, y posteriormente se dedica a su empresa a administrar desde la computadora o el celular. “Afortunadamente con eso me puedo mantener tranquilamente”.
Ser parte del elenco es siempre cuestión de la decisión, fortaleza mental y no rendirse ante las adversidades. “Cuando te accidentás pareciera que la vida se acaba, que ya no hay nada después de eso. Pero uno se acomoda y encuentra nuevas salidas. Yo les aliento a que vengan, es muy lindo este grupo, conocer gente nueva, viajar a otros países, escuchamos las experiencias de los demás de Brasil y Argentina. Con todo eso nos nutrimos con lo mejor que ellos nos muestran.
Siempre hay una salida a todo, muchas veces pensamos que la limitación física es lo peor que hay, pero la parte mental es más poderosa que cualquier otra. Entonces, hay que mantenerse fuerte y hacer lo que a uno le gusta; es lo más saludable”.
Entrenamientos
Los YakaRuedas entrenan los miércoles, de 19:00 a 21:00, y los sábados, de 9:30 a 12:00, en la Secretaría Nacional de Deportes (SND).
Para consultas o tareas de voluntariado, como así también para la formación con estudiantes de psicología o fisioterapia mediante el equipo, se puede contactar con la presidenta del club, Lic. Vanesa Báez, al (0974) 764-044.