Voz y protagonismo de las mujeres del siglo XIX

Juana María de Lara no fue la única prócer de la independencia. Hubo otras que rompieron esquemas en esa última etapa de la colonia. Petrona Regalada, la hermana del Dr. Francia, fue la primera maestra de la época independiente. Durante la Guerra contra la Triple Alianza, Juliana Insfrán padeció un verdadero tormento antes de ser fusilada. Son algunas de las historias que rescata la investigadora Mary Monte de López Moreira en su último libro Mujeres del XIX.

La historiadora e investigadora Mary Monte de López Moreira en su último libro Mujeres del XIX.
La historiadora e investigadora Mary Monte de López Moreira en su último libro Mujeres del XIX.Heber Carballo 02-08-2023

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“El primer capítulo es una reseña de la mujer en la Independencia. También los once años de vida colonial que tuvo el Paraguay, desde 1800 hasta 1811, y cada uno de estos capítulos está enmarcado dentro del sistema político imperante en cada época. Introduje aspectos sociales, económicos y culturales”, explica la investigadora.

“Hablo un poco de la colonia, de la situación de las mujeres, más que nada civil y jurídica, y que eso se transmitió a lo largo de casi todo el siglo XIX. Mujeres que rompieron esos esquemas tradicionales del patriarcado”.

Tenemos el caso de Juana María de Lara –comenta–, que fue nombrada la primera prócer, pero hubo otras mujeres en la independencia. Están las mujeres que fueron las esclavas que servían en las tertulias, donde se efectuaban las reuniones conspiratorias.

Fusilamiento de Juliana Ynsfrán (1868).
Fusilamiento de Juliana Ynsfrán (1868).

Petrona San Francisco fue una mulata que había contado algunas incidencias de lo que se pretendía hacer. Luego las esposas de algunos próceres como, por ejemplo, Juana Mayor, Josefa Antonia Coene, después Francisca Benítez; también otras mujeres, como Petrona Caballero y Bazán, que era la suegra de María del Carmen Speratti, la dueña de casa, casada con uno de los Martínez Sáenz. Josefa Facunda Speratti era novia de Fulgencio Yegros en esa época.

Ella se casó en noviembre de 1811, cuando ya estaba funcionando el gobierno de la Junta Superior Gubernativa y su marido era el presidente.

“Un caso muy interesante es que ella ha escrito una nota. Creemos que es la primera nota de una mujer en los albores de la independencia, cuando los portugueses invadieron el Fuerte Borbón, hoy Olimpo, en donde ella dice, mi sexo no me permite ir al campo de batalla, pero he visto la mejor forma de hacerlo dando una cuota de 25 pesos que van a deducirle del sueldo de mi esposo. Y firman ella y el encargado de la Real Hacienda. Esta donación es de la presidenta, por primera vez se usa la palabra presidenta.

La Asamblea de Mujeres (1867).  El 24 de febrero de 1867, ese día, desde muy temprano, no solo mujeres sino también hombres del gobierno y una mayoría de curiosos se congregaron en la Plaza 14 de Mayo. Una banda de músicos amenizó con melodías patrióticas el inicio del evento. Con gran solemnidad, doña Escolástica Barrios de Gill abrió la asamblea.
La Asamblea de Mujeres (1867). El 24 de febrero de 1867, ese día, desde muy temprano, no solo mujeres sino también hombres del gobierno y una mayoría de curiosos se congregaron en la Plaza 14 de Mayo. Una banda de músicos amenizó con melodías patrióticas el inicio del evento. Con gran solemnidad, doña Escolástica Barrios de Gill abrió la asamblea.

Nunca más en el Paraguay se usó la palabra presidenta a excepción de doña Juana Pabla Carrillo, que fue esposa del presidente don Carlos Antonio López”.

<b>En la dictadura del Dr. Francia</b>

En tiempos del Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia la situación social, jurídica y económica de la mujer en cuanto a su situación sociojurídica siempre estaba supeditada a lo que decía el padre; si no tenía padre, por lo menos el hermano mayor, y si no tenía hermano mayor, al Estado. “La mujer nunca tenía una libertad absoluta, a excepción de algunas mujeres ya viudas o grandes en edad que podían adquirir esclavos y tenían propiedades. La lista está en el libro”.

En esa misma época el gobierno de Francia otorgaba la educación gratuita y obligatoria para los varones, solamente. Pero las mujeres no tuvieron acceso a ese derecho. Sin embargo, la hermana del dictador, doña Petrona Regalada Rodríguez de Francia, atendía en su casa a las niñas de la sociedad y enseñaba también de forma particular a niños. Ella tuvo el privilegio de haber sido la primera maestra de la época independiente, eso en cuanto a la cultura. Pero antes de terminar su mandato hay dos aspectos importantes: Francia tenía mucha indulgencia hacia las mujeres que cometían asesinatos, crímenes contra sus esposos o sus parejas que las trataban mal. Y a estas mujeres se las condenaba para ir de cocineras a los cuarteles o quedarse en las casas con la promesa de no infringir más en hechos delictivos. Sin embargo, un varón que cometía un feminicidio, sí, inmediatamente era condenado a muerte o al cepo o a los lugares lejanos de la capital.

Las costureras del Estado (1838).
Las costureras del Estado (1838).

<b>Situación salarial de las obreras</b>

Mary Monte detalla que en 1836 se promulgó el decreto que beneficiaba a las obreras que trabajaban en la confección de vestuarios para la tropa. Eran 40 costureras y dos cocineras, y el privilegio consistía en trabajar solo de lunes a viernes, con el almuerzo diario. Pero el hecho fundamental para esa época es que ganaban ocho reales, equivalentes al sueldo que ganaba un funcionario del Estado.

“Las blancas por lo menos pudieron equiparar el sueldo con los varones. Si bien se intentó establecer una igualdad entre los haberes estatales entre hombres y mujeres con esta disposición, se advierte asimismo una discriminación hacia las mujeres afrodescendientes porque ellas ganaban menos”, aclara la historiadora.

Rosa Dominga Ocampos ante el juez José Berges. Rosa Dominga lucho por su honor una mujer del campo que se presentó frente al juez. Una chica humilde que presentó su expediente para salvar su honor.
Rosa Dominga Ocampos ante el juez José Berges. Rosa Dominga lucho por su honor una mujer del campo que se presentó frente al juez. Una chica humilde que presentó su expediente para salvar su honor.

Durante el gobierno de don Carlos Antonio López aparece Rosa Domínguez Ocampos, quien le obliga a su prometido que le dé un resarcimiento económico por haber roto el compromiso. ¿Quién era esta mujer? Ella estaba de novia con un español, vivía en una ciudad aledaña de Asunción, y estaba comprometida con este español llamado Abasoro. “Pero las malas lenguas de su comunidad le dijeron al novio que ella estaba embarazada de un mulato. Entonces él rompe el compromiso. Ella ni corta ni perezosa, se va a la casa de una partera, se hace ver y la partera le dice que no estaba embarazada. Entonces, le hace firmar una constancia. Y con esa constancia y, seguramente otros alegatos, se presenta ante el juez de esa zona, que entonces era José Berges, futuro canciller de Francisco Solano López.

Acto en defensa del matrimonio civil (1869).
Acto en defensa del matrimonio civil (1869).

El joven abogado le da la razón y al español Abasoro le obliga a que le dé un resarcimiento económico por haber roto el compromiso. Ineludible situación a mediados del siglo XIX.

<b>Conspiración en contra del mariscal</b>

Durante la Guerra contra la Triple Alianza, muchísimas mujeres fueron apresadas y destinadas a lugares remotos para cultivar y para proveer al Estado. Estas fueron las destinadas, cuenta Mary Monte.

Luego se descubre otra conspiración, ya hacia 1869, y se las ubicó en la condición de traidoras. “Entonces, tenemos tres tipos de personas: las residentas, que eran agraciadas al régimen, las destinadas y las traidoras que eran contrarias al régimen de López”.

Doña Juliana Infrán, una dama de la alta sociedad paraguaya, que estaba casada con el coronel Francisco Martínez, fue apresada, traída hasta Villeta y llevada a San Fernando. En julio del 68 pasó horrores. La torturaban con la uruguayana, un sistema que consistía en atar varios fusiles, seis u ocho, que se colocaban al hombro. Quedó hecha una piltrafa y fue fusilada el 21 de diciembre de 1868 junto con el general Vicente Barrios, Saturnino Díaz de Bedoya (ambos cuñados del mariscal) que había muerto también de hambre en la misión.

Tertulia en casa de los Martínez Sáenz.
Tertulia en casa de los Martínez Sáenz.

<b>El matrimonio civil y la educación</b>

Tres mujeres abogaron por la ley del matrimonio civil, entre ellas Asunción Escalada, que más tarde se casó con su primo y se fue del país. Las otras son Ángela Decoud y Faustina Sosa. Las tres bregaban por la institución del matrimonio civil, en contra de lo que decía la Iglesia católica.

Una exsargenta, Carlota Ayala, quien era Carlota Palmerola, se ubica entre las mujeres destacadas del siglo XIX.

Asunción Escalada y Rosa Peña de Guanes, con su propio peculio, vino de Buenos Aires al terminar la guerra y puso una escuela de niñas que después se convirtió en la escuela de preceptoras. Ella es quien trae a las hermanas Adela y Celsa Speratti y, por primera vez, vemos la feminización de la enseñanza. Una gran cantidad de mujeres se sitúan en la época de la posguerra, mujeres trabajadoras, mujeres educadoras, cuyas historias debemos conocer todos los paraguayos.

<b>Historia feminista</b>

Mujeres del XIX, de Mary Monte de López Moreira, es producto de su investigación en el marco del Grupo de Historia Feminista (GHF) del Centro de Documentación y Estudios (CDE). Este grupo fue formado en el año 2017 a iniciativa de Diakonía, luego de la participación de algunas integrantes del CDE en reuniones de organizaciones de la sociedad civil, en las que se evidenció la necesidad de contar con una historia feminista del Paraguay.

Por Cinthia López clopez@abc.com.py

Fotos: Gentileza / Las imágenes son dibujos de Lorena Barrios.

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