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Algunos se inclinan por denominarlo destino; mientras otros lo consideran don o vocación que, no solo definirá su futuro, sino toda su vida. Y es el caso de Javier Viveros, quien comenzó a escribir a los 10 años, cuando participó de un concurso de cuentos organizado en la escuela y actualmente además de producir abundante literatura dirige la editorial Rosalba.
Y aunque la mayoría de los escritores o poetas precoces de primaria, pasado ese lapso, dejan atrás este interés infantil, esta etapa de su interés por la literatura, lejos de disminuir, fue creciendo. “No fue un conocimiento temprano, solo se fue dando. Uno lee, se atiborra de páginas y llega un momento en el que también quiere contar sus historias. Entonces se escribe y escribe. A quienes dan el paso hacia la publicación, se los llama escritores”, confiesa.
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Entonces decidió comenzar, realmente y en firme, su formación de a través de la lectura y el estudio. “Leía materiales de la biblioteca de riqueza heterogénea que tenía mi padre: revistas argentinas, novelas francesas, enciclopedias. Quedé cautivado primeramente por los libros de astronomía, pero pronto llegó a mi vida la literatura. Una precaria publicación del cancionero paraguayo despertó en mí el amor hacia la poesía. Niño como era, hallé en aquellos versos algo cautivante que trascendía el rol meramente utilitario de las palabras. Y ya en la época del colegio tenía terminados un poemario y un libro de cuentos. Este último lo publiqué recién en 2005, una década después de haber concluido el bachillerato”, evoca.
Y, realmente cuanto más leía, más se reafirmaba su amor por las artes escritas, y comenzó a disciplinarse más y más, para pulir ese don que con el paso de los años le llevó hasta llegar donde se encuentra hoy. Es máster en literatura en la Universidad Nacional y en Literatura Comparada y doctor en Letras, ambos en la Pontificia Universidad Católica Argentina. “En cuanto a la influencia, Shakespeare, Quevedo y Borges son autores que me enseñaron muchas cosas (y lo siguen haciendo)”, revela.
Viveros es conocido por su versatilidad al escribir, y aunque ha abordado diferentes géneros, se decanta por el cuento “porque en pocas páginas puede contener universos enteros”.
Además de esa habilidad para hacer de las palabras un arte, escribe en nuestras dos lenguas oficiales.
¿Por qué escribe?
“Escribo porque soy devoto de la función poética del lenguaje. Peso las palabras, las paladeo, son juguetes del ingenio. Me inspiran las páginas de nuestra historia y nuestra cultura. Lo que no significa que no pueda ubicar el hecho literario en una isla de Tanzania, un aeropuerto de Nueva York o en una luna de Saturno. Puedo escribir a cualquier hora, pero mis favoritas son desde las 10 de la noche hasta las 3:00 de la mañana”, explica.
Dotado de una inagotable imaginación, que fue la que primó al seguir por la senda de la escritura, de lo contrario habría dedicado su vida a la ciencia. “Soy un apasionado de la Ingeniería Genética”. Entre las muchas obras por publicar se está terminando de diseñar su libro para niños titulado Superclásico jurásico. “Es una historia de dinosaurios que juegan al fútbol y contiene humor en grandes dosis”.
Sobre las nuevas formas de difusión de la palabra, en el amplio abanico de opciones que ofrece internet, opina que son inevitables y son bienvenidas. “Así como vemos crecer vegetación en los resquicios de las baldosas y en las paredes viejas, así como la vida encuentra siempre su camino, también lo hace la palabra. Y está bien que así sea. ‘El tiempo es el mejor antologista, o el único, tal vez’, decía Borges”. Una de Quevedo: “‘En un lugar en donde no hay justicia es un peligro tener la razón’”. ¡Genial!
Historietas de la Guerra del Chaco
Recientemente presentó Epopeya – Pólvora y polvo, historietas de la Guerra del Chaco, obra que narra la historia de la Guerra del Chaco en forma de historieta. “Mi abuelo, que peleó en esos cañadones de sangre, solía contarme historias bélicas: sus recuerdos a las brasas de soles pretéritos. Encontré en la guerra un riquísimo filón temático que pude explotar en la historieta (con su potente amalgama texto/imagen) y también en la literatura”. Además, retiró de la imprenta Páginas de hierro, que aún no tuvo presentación oficial. Es un libro de cuentos relacionados con la Guerra Guasu y hermano mellizo de Fantasmario. “Fue muy satisfactorio, con ese libro cerramos el ciclo de Epopeya: cuatro libros de historietas sobre la Guerra Guasu y cuatro sobre la Guerra del Chaco”.
–¿Y ganó al final aquel concurso de cuentos de la escuela?
–No; “ni ahí luego”, pero me dieron un certificado de participación. (risas)
Bío
Apasionado de las ciencias, Javier Viveros es poeta bilingüe, ensayista, narrador, historietista, editor, guionista y un escritor muy peculiar. Nació en Asunción en 1977. Además de escribir libros para niños, sus obras infantiles también son para adultos que no se avergüenzan de leer libros para niños. Es autor de cinco libros de cuentos, cuatro poemarios, una novela, una obra teatral, muchos guiones de historietas y más de veinte títulos de literatura infantil. Ha escrito más de treinta obras de diversos géneros: poesía, cuento, teatro, novela, historieta, cine, libretos de ópera y literatura infantil. Sus textos integran antologías de países de América y Europa; parte de su obra ha sido traducida al guaraní, francés, alemán, esloveno, inglés, japonés y portugués. Entre sus numerosos galardones se destacan el Lily Tuck Award, otorgado por un jurado del PEN Club de los Estados Unidos y el Premio “Roque Gaona” 2018. Fue vicepresidente de la Sociedad de Escritores del Paraguay; es miembro de número de la Academia Paraguaya de la Lengua Española y académico correspondiente de la Real Academia Española. Dirige la Editorial Rosalba.