Cargando...
La década del ‘50 fue el punto de partida de la formalización del oficio de wedding planners (planificadores de bodas) en los Estados Unidos. Su popularidad comenzó a crecer en la década del ‘90 y llegó a su punto más alto cuando en el año 2001 la película “The wedding planner”, protagonizada por Jennifer López y Matthew McConaughey, la trajo al tapete como el must de la organización de bodas.
Lea más: El rostro festivo de Pedro Juan
En nuestro país, una de las pioneras del oficio como lo conocemos hoy es Desirée Grillón y tras la experiencia la “industria” se ha potenciado lanzando al mercado a competitivos hombres y mujeres expertos en estas lides.
Sin embargo, cuando la demanda y evolución estaban en alza, el encierro por covid-19 cambió el escenario y las reglas de juego. Así las cosas, la pandemia fue un punto de inflexión para las wedding y pasaron a tener mayor responsabilidad porque en ellas recaía la responsabilidad del evento ante las autoridades, pues eran las cabezas visibles del cumplimiento de la cantidad de invitados permitidos, la locación y el cumplimiento del horario.
De esa experiencia a hoy, cuando el mundo ya está “normalizado”, han quedado algunas costumbres que han cambiado la forma de celebrar los casamientos en nuestro país. Al respecto, Desirée Grillón comenta que “definitivamente ha cambiado la forma de celebrar los eventos sociales y más aún una boda”. Ahora se celebran de manera “más descontraídas, flexibles y dinámicas; y la naturaleza pasó a ser un escenario perfecto para los novios y el sunset (atardecer) la mejor experiencia”, sostiene Grillón.
El especialista Luis Ramón Gómez, de Antina Centro de Eventos, refuerza esta idea diciendo que actualmente las parejas prefieren darle ese toque que brinda la naturaleza, prefiriendo mayormente tener a la naturaleza como “decoración” y solo algunos detalles que hacen la diferencia. Respecto a la ambientación, detalló que “la tendencia vintage es la predominante así como el boho chic. Si vamos a los detalles, en la decoración se destacan el follaje, las paredes de corteza, pinos y tacuarillas”.
Lea más: Una caja de aromas y recuerdos
Otro nuevo paradigma está marcado por las redes sociales. Estas “han promovido que las bodas se viralicen; por lo tanto, su exposición conlleva mayor nivel de detalles en la organización; es por ello que priman la originalidad y la personalización”, añade Grillón.
Para el fotógrafo Umberto Bobadilla, hay un ambiente y mayores ganas de celebrar y eso influye a la hora de establecer el estilo de fotografías que serán el recuerdo para toda la vida de los novios. “Se impusieron las fotos espontáneas, las rígidas y muy posadas solo quedan para la parte formal; los novios piden fotos descontracturadas y alejadas de los formalismos”, comenta Bobadilla. De ahí que las cabinas de foto y las estaciones de videos en 360º han ganado popularidad.
Por su parte, Julio Zárate también es de este pensamiento, de que la formalidad ya ha pasado a un segundo plano. Zárate va más allá en el análisis y enfatiza que de la pandemia nos quedan las celebraciones al aire libre, aprovechar los espacios verdes y, sobre todo, el nuevo horario que favorece tanto para las tomas fotográficas como para la forma de trabajar.
“El efecto pandemia dejó un nuevo horario para los festejos. Casi todas las bodas son de tarde, la gente se acostumbró a eso. La luz natural es más linda y además de eso ya no trasnochamos tanto y eso nos viene superbién”, comenta Zárate, quien viene de una dinastía de fotógrafos sociales de nuestro medio.
La creatividad también se ha desarrollado en la forma de retratar los momentos de una boda. Además de las cabinas y las plataformas 360º, se ofrecen las coberturas en tiempo real. Ejemplo de ello son las empresas de fotografía social como Icónico o Asuncioninst.
Lea más: Virgen de Luján: Amor y devoción
Otro aspecto que en términos fotográficos es crucial es que los futuros esposos se den la oportunidad de realizar una sesión de preweddding. En esto, Ever Zárate de Zares Producciones es un experto. Zárate tiene la experiencia de cubrir bodas y otros eventos sociales, pero enmarcándose en lo referido a casamientos hay un paso que a su criterio no debe saltarse: la sesión de los novios.
“Estas fotografías serán las últimas como novios y el recuerdo de esa etapa tan linda antes de dar el gran paso de casarse”, refiere Zárate. Para el profesional, que lleva casi 15 años en el rubro las sesiones de prewedding, son materia obligada ya que, además del recuerdo, es una oportunidad en que el fotógrafo puede interactuar con la pareja, conocer su historia, su mejor perfil y desarrollar un lenguaje no verbal a la hora de la toma de fotos del “Día D”.
“Ese día no podemos estar experimentando, así que estas sesiones son un lindo momento también para ganar confianza y crear un vínculo que nos llevará a tener los mejores recuerdos de ese día”, enfatiza Zárate, para quien fotografiar una boda es un todo que comienza con las sesiones de prewedding semanas antes del casamiento.
Un detalle que siempre apasiona a los novios es el vehículo en el que llegará la novia y en el que los recién casados llegarán a su fiesta. En este sentido existe toda una corriente en la que los autos antiguos tienen gran protagonismo. Chiche Corte, propietario de una empresa que ofrece el servicio de alquiler de autos antiguos, sostiene que hay toda una magia alrededor de este acontecimiento; los autos antiguos tienen un papel preponderante a la hora de la sesión de fotos y crean un ambiente mágico en ese día inolvidable para los nuevos esposos.
Además de la imagen también existe un empeño en el menú, la vajillería, la discoteca, bebidas, postres, torta, el servicio de acomodadores y otros.
Lea más: Cinco claves de la Floralis Genérica
Pero la parte central de todo esto es estar pendiente de los detalles de una de las figuras centrales de un casamiento: la novia, su vestido, su peinado, maquillaje, zapato, accesorios, anillos y la experiencia con las madrinas y las damas de honor. Todo ello requiere de un nivel de expertise que no deje ni un solo detalle al azar.
Si bien no existe una única vía para convertirse en wedding planner, la mayoría de los profesionales en esta industria han adquirido conocimientos y habilidades a través de la experiencia y la formación continua.
Muchos wedding planners comienzan su carrera trabajando para empresas de eventos o planificadores de bodas establecidos, lo que les permite adquirir experiencia práctica y aprender los entresijos del negocio. Otros optan por realizar cursos especializados en planificación de bodas o buscar certificaciones reconocidas en la industria.
Además de la formación, los wedding planners deben poseer ciertas cualidades y habilidades para tener éxito en su trabajo. Algunas de las características más importantes incluyen:
- Excelente capacidad de organización y gestión del tiempo.
- Gran atención al detalle.
- Habilidades de comunicación y negociación efectivas.
- Creatividad en la elaboración de ideas y solución de problemas.
- Capacidad para trabajar bajo presión y gestionar situaciones imprevistas.
Más allá de esas características ideales y como telón de fondo, uno de los aditamentos principales para el éxito de una boda es “la buena onda de los novios y la confianza depositada en sus proveedores”, reflexiona Grillón. “Esos aspectos son fundamentales para lograr un evento perfecto, además de la optimización del timming protocolar de la fiesta para que los novios puedan disfrutar de su evento”, finaliza la experta.
