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La religión siempre está llena de simbolismos y más aún lo es cuando se trata de un punto de peregrinación. El santuario de María Auxiliadora que se apresta para su fiesta patronal en sí es un ícono para la feligresía católica, y en su interior los signos se multiplican por doquier.
Según datos del Archivo del Santuario y de la Inspectoría, desde la década de 1930 la Congregación Salesiana del Paraguay pensaba en levantar en Asunción un gran santuario dedicado a María Auxiliadora, la advocación preferida del fundador, don Bosco. Es así que, en 1933, monseñor Juan Sinforiano Bogarín erigió canónicamente la parroquia María Auxiliadora, hace 90 años.
Sin embargo, la situación política y económica del país retrasaron el anhelo hasta que recién, en 1975, en coincidencia con el 80° aniversario de la presencia salesiana en el Paraguay, se decide emprender la edificación. La piedra fundamental fue colocada el 24 de mayo de 1980 con el proyecto del Arq. Óscar Alberto Solís y la colaboración del padre Abrahán González.
Cinco años después esa especie de “nave espacial” como lo veía la gente se vio concluida con la cúpula. El 21 de mayo de 1989 se realizó la solemne bendición del nuevo templo en una celebración presidida por su ex cura párroco, el entonces arzobispo de Asunción, monseñor Ismael Rolón.
El Arq. Jorge Solís, hermano del proyectista, explica que la gente puede tener su propia interpretación de una obra de arte, pero “el diseño es una inspiración del arquitecto que responde a normas del Concilio Vaticano II, en este caso. Podría definirse como arquitectura brutalista, expresionista”.
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Explica que esa “interpretación popular es independiente y no tiene nada que ver con el diseño. Tal vez una pintura o una escultura pueda inspirarse en algo concreto. Pero una obra de arquitectura responde a una necesidad, sin dejar de lado lo artístico. Es arte y ciencia”, aclara.
Lugar de peregrinación
El 17 de septiembre de 2003, monseñor Eustaquio Pastor Cuquejo elevó el templo de María Auxiliadora a la categoría de santuario. ¿Cuál es la diferencia?
El cura párroco y rector del santuario de María Auxiliadora, padre Héctor Fariña Garcilazo, explica que santuario básicamente es un lugar de devoción, de peregrinación. “La advocación de la Virgen hace que los fieles se dirijan a ese lugar y, entonces, las autoridades eclesiásticas reconocen que este es un lugar de peregrinación. Es un lugar de devoción, donde se junta el pueblo atraído por la fe”, precisa. Por tanto, la existencia de un santuario no es un invento o un capricho, por así decirlo, sino un “reconocimiento a algo que la gente ya ha generado con su devoción y, en consecuencia, se hace la declaración”.
El religioso explica que desde el punto de vista jurídico, los templos tienen categorías. Es así que “una parroquia está vinculada a un territorio en el que hay que evangelizar y administrar los sacramentos, en esa jurisdicción. La parroquia es el lugar de la iniciación cristiana por excelencia. En cambio, el santuario no tiene esa prerrogativa. El santuario tiene que promover la devoción”.
La arquitectura del santuario recuerda a la Basílica de Guadalupe en México y, también, a la cúpula de la Basílica de María Auxiliadora en Turín (Italia), la iglesia madre de la congregación salesiana.
Formas y signos
El templo parroquial de María Auxiliadora tiene una forma de hemiciclo, un espacio unificado y centralizado sin ninguna columna interior que interfiera con la visual de los fieles. Las doce vigas que soportan el techo representan a los doce apóstoles reunidos con la Virgen María en oración en torno a Cristo resucitado. Esta misma situación hace que los fieles se dispongan como en un anfiteatro, en abanico para cumplir con esa función reunitiva religiosa, en este caso.
El interior del templo tiene una capacidad para 600 personas y los paneles de vidrio se abren para permitir el acompañamiento de grandes celebraciones desde el atrio.
En la explanada está la torre y campanario electrónico con forma de gran cruz que ofrece un concierto de melodías religiosas en las grandes fiestas marianas.
La estatua de María Auxiliadora que corona el templo mira hacia el sol naciente y es visible desde distintos puntos de Asunción e, incluso, refulge al reflejarse en ella los rayos del sol, una obra del artista Hermann Guggiari. Está hecha en acero inoxidable y pesa una tonelada y media.
Se la ve a la Virgen de pie sobre el mapa del Paraguay y el globo terráqueo con su mirada dirigida hacia el centro de Asunción donde se encuentran los principales edificios históricos y la Bahía.
Su cabeza está coronada y rodeada de doce estrellas y su cuerpo salpicado de flores de mburucuyá. En sus brazos el Niño Jesús con los brazos abiertos y la paloma de la paz en sus manos.
Toda esta información estará incluida en los paneles iconográficos preparados por el museólogo Luis Lataza, como parte de una donación realizada al templo por el mecenas Nicolás Latourrette Bo, comenta Fabriczio Sarubbi Ramos, secretario ejecutivo del santuario María Auxiliadora.
Interior del templo
Los distintos elementos y espacios del interior también están llenos de simbolismo.
El presbiterio está rodeado de las cuatro gradas de granito blanco (que representan a los cuatro evangelistas); bajo la cúpula central se hallan elementos artísticos de la madera paraguaya, el acero inoxidable, el cemento armado y el mármol de Emboscada.
Como en una proa luminosa sobresale la histórica estatua de María Auxiliadora, rodeada de dos querubines. Esta disposición recuerda el sueño de don Bosco con las dos columnas en el mar embravecido en contra de la Iglesia: la de la Eucaristía y la de la Virgen Santísima.
Abajo está la letanía “María Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros” en cubitales dorados.
Desde el retablo y hacia la cúpula se levanta una gigantesca cruz de madera con los pétalos de flores delante de la cual resalta el Cristo glorioso resucitado, cuyas llegas y heridas fueron convertidas en racimos de flores y enarbola en la mano derecha la paloma de la paz, también obra del escultor Hermann Guggiari.
El altar de mármol blanco, símbolo de Cristo con el monograma JHS (Jesus Homo Salvator) por eso se lo besa y se lo inciensa; el ambón de la Palabra de Dios también de mármol labrado.
Por encima del presbiterio encontramos el símbolo de los 12 apóstoles como manos colgantes acompañando la celebración eucarística. Detrás del presbiterio, la sacristía donde se guardan los ornamentos litúrgicos para que sacerdotes y monaguillos se revistan para la celebración.
Otro componente es el sagrario “donde los fieles encuentran el misterio eucarístico, la vida que no muere representadas en las tres aves fénix rodeando el globo terráqueo donde se encierra la reserva eucarística, iluminada por un espléndido redondel de luces rojas, con los reclinatorios para la adoración y es obra del artista nacional Pistilli”, detalla la memoria descriptiva del santuario. A la derecha se encuentra el bautisterio que también es de mármol.
La cripta
En la cripta o capilla inferior, que se utilizan para celebraciones diarias más pequeñas, se encuentra la imagen que “sale” en las tres procesiones tradicionales de la festividad: la náutica, la de coches por los barrios y la grande por las calles de la parroquia. Es una antigua imagen de procedencia europea hecha en marmolina, donada por Segundo Ybarra en 1943.
Los fieles de las misas diarias y de celebraciones familiares del santuario acceden a ella desde la calle don Bosco, en la planta baja, con un jardín y la inscripción “Esta es mi casa, de aquí saldrá mi gloria”. El busto de san Juan Bosco que se encuentra a nivel de la calle también es de Hermann Guggiari.
Los santos salesianos que están en torno al altar son: Domingo Savio, Juan Bosco, María Dominga Mazzarello y Laura del Carmen Vicuña. También están los mosaicos con las imágenes y escenas de la vida de la Virgen.
Siguiendo la misma vereda se accede a la nueva capilla de adoración eucarística, la última construcción que conforma el gran santuario de María Auxiliadora.
Rescate histórico y patrimonial
Este lunes 22, a las 18:15, se realizará un acto de entrega oficial de cuatro infografías gigantes diseñadas y confeccionadas para el santuario de María Auxiliadora de Asunción y que fueron donadas por la Fundación Nicolás Darío Latourrette Bo.
El templo fue inaugurado el 21 de mayo de 1989 y desde entonces se ha convertido no solo en un sitio de peregrinación, sino hoy también en uno de los íconos arquitectónicos de Asunción. Es un edificio emblemático que atesora otras obras patrimoniales de valor artístico e histórico fundamentales para la comprensión de la obra de don Bosco y de nuestra propia identidad y cultura paraguaya.
Los paneles ofrecen información histórica e iconográfica de lo que se está viendo sobre los distintos espacios, imágenes cuyas elaboración es del museólogo Luis Lataza con el asesoramiento del arzobispado de Asunción y monseñor Edmundo Valenzuela.