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Presentarse en un concurso de arquitectura joven y emergente como lo es el de talla internacional Moira Gemmill, le pareció una gran oportunidad, “me invitaron a través de un mail.
Los organizadores te comunican después si fuiste nominada y si aceptás participar; entonces comienza un proceso de evaluaciones. Acepté, obviamente. Quedé entre 4 finalistas, y nuevamente pasé por un jurado que pregunta, delibera y decide quiénes ganan el premio”.
Para Viviana fue todo un desafío profesional y personal, “mostrar todo mi trabajo y defenderlo fue lo más difícil, tuve que revisar a profundidad lo que venía haciendo, estudiarme a mí misma, lo que pienso, revisar mis conceptos”.
-¿Participar desde Paraguay fue menos favorable?
Creo que en los últimos años, con la apertura de comunicación y redes, las fronteras se desdibujaron en cuanto al acceso de información a todos lados, no me parece que sea una dificultad estar en Paraguay, el mundo puede ver lo que hacemos, se acortó esa brecha global.
La tierra y el espacio como cimiento
Las creaciones de esta arquitecta premiada están estrechamente ligadas a lo social, ecológico y económico del contexto en el que trabaja. Su Equipo de Arquitectura crea edificios arraigados en su lugar.
El Equipo, fundado por Pozzoli y Horacio Cherniavsky en 2017 está particularmente interesado en el uso de la tierra cruda como material de construcción, tal como se muestra en el Centro para la infancia, en Villeta, y la Casa Intermedia, en Asunción. Ambas obras se destacan por la perfecta armonía con el entorno.
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Arquitectas jóvenes
El Moira Gemmill de Arquitectura Emergente tiene por fin promocionar e incentivar a las diseñadoras menores de 45 años que lideran sus propias prácticas.
De si Viviana esperaba ganar, expresa: “La experiencia que tuvimos, ya sea en concurso de proyectos o de este tipo, nos hace tomar las expectativas con pinzas, este premio es para arquitectas emergentes menores de 45 años, yo tengo 33, fui cautelosa, estaba muy consciente de que el rango era bastante amplio, que estaría compitiendo con profesionales con mucha más trayectoria y madurez.
La verdad, fue una sorpresa haber ganado. ¿Si marca un antes y un después? No, nada fue de la noche a la mañana, pero esto sí fue una experiencia que me hizo aprender muchas cosas y replantearme otras tantas.
Valoro mucho el intercambio con el jurado y el mismo hecho de haber ido hasta allá, a Londres, a recibir el premio. Ese contacto, donde pude conversar directamente con parte del jurado, fue algo muy valioso.
-Sos una profesional todavía muy joven y ya desarrollando ideas arquitectónicas destacadas, ¿traés un talento innato?
La arquitectura, como muchas disciplinas humanas, es una construcción a lo largo del tiempo, un proceso que fue evolucionando.
No creo en esa generación espontánea de ideas y soluciones, más bien soy partidaria de usar toda la información del pasado, entender el presente y poder imaginarnos y proyectar un futuro. Prefiero pensar eso a que existe un poder innato que no se explica, que surge de manera fortuita.
-Pero para ser premiados hay que sobresalir necesariamente, ¿te sentís líder?
En arquitectura se construye en sociedad, nunca de manera aislada. O sea, trabajás en equipo, con colegas si no multidisciplinariamente, y a eso, de vuelta, hay que agregar que siempre es un servicio de alguien o de la sociedad.
Es un trabajo en conjunto, sí o sí nos relacionamos entre todos. La figura de un arquitecto es como la de un director de orquesta que tiene que dirigir a todos los instrumentos para concretar una obra. Yo creo que sí, esencialmente el arquitecto es un líder.
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-Contanos sobre tus obras ganadoras
Fueron las últimas obras que hice, y a ellas se remitió el premio, pero ellos, a través de la recopilación de los trabajos que uno tiene, además revisan su trayectoria. Entonces, para mí lo que uno tiene que defender no son las obras seleccionadas sino una línea de pensamiento.
Particularmente las obras ganadoras reflejan ese pensamiento que manejamos con el Equipo. En este sentido lo que ellos valoran y lo que yo siento que fue bien recibido, es justamente lo que ya se viene haciendo hace un buen tiempo en la escena arquitectónica paraguaya, que es de público conocimiento.
Hace un par de décadas que venimos teniendo esta visibilidad y apreciación a nivel regional y nacional, e intentamos optimizar los recursos que tenemos para hacer lo máximo con lo mínimo.
Ser conscientes de las limitaciones, tanto económicas como materiales y humanas, pero nunca viéndolo como una desventaja sino como una oportunidad de ingenio, de poner más “pienso” en cómo podemos hacer las cosas.
Entendiendo además lo sostenible como algo más amplio que lo medioambiental; el mundo se ha dado cuenta de que tenemos muchos recursos finitos, que tenemos que cuidarlos y creo que por eso se aprecia mucho nuestro enfoque y trabajo.
-¿Qué es lo más valioso que ofrece nuestro país para construir: la luz, el calor, la tierra…?
En nuestra perspectiva, justamente buscamos saber ubicarnos donde estamos, poder trabajar con esa realidad y contexto, y responder de la mejor manera posible.
Paraguay, como cada país, tiene sus especificidades, y bueno, eso es lo que uno tiene que entender y estudiar a profundidad, para poder utilizar las herramientas con las que se cuenta. Paraguay tiene un factor muy predominante y es su clima: el calor, la humedad, el sol, circunstancia que te va orientando cómo debés diseñar.
Después está la disponibilidad de recursos, y eso es así acá y en cualquier otra parte, solo que cada sitio tiene sus herramientas y condiciones, conociendo esto podés proponer.
-¿Alguna condición “a lo paraguayo”?
Hay algo que Paraguay tiene, y es que los profesionales arquitectos están muy en contacto con la construcción, esa aproximación te permite entender muchos procesos constructivos y a su vez te da más herramientas a la hora de diseñar, entonces uno toma decisiones ya pensando en la construcción.
Eso nos da ciertos elementos de experimentación y libertad que luego se ve reflejado en la calidad del espacio que uno crea. Lo menciono porque en otros lugares el arquitecto no construye, simplemente diseña, claro que su trabajo intelectual está suficientemente remunerado para que pueda vivir de eso. En nuestro país e incluso a nivel de toda la región, eso no es posible.
-¿Obstáculos en tu camino?
No recuerdo ninguno, más bien desafíos que uno se autoimpone, también de eso se trata. Siempre hay apertura de parte de los clientes y la contraparte de hacer el proyecto y diseño según nosotros planteamos. Obstáculos como problemas que no se puedan resolver, no siento que haya tenido.
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Asunción tiene solución, solo falta voluntad
Los arquitectos sueñan con ciudades funcionales y estéticas. ¿Es posible cambiar, restaurar Asunción, cuál es el camino? “Realmente el modelo de ciudad que tenemos es diametralmente opuesto a lo que podría considerarse una ciudad amable, que provea calidad de vida a sus ciudadanos.
Asunción, al igual que otras ciudades del área metropolitana está padeciendo una carencia absoluta de cuidado y atención para que un ciudadano pueda tener una experiencia mínimamente de calidad, moviéndose, habitándola.
Empezando porque no se atienden los temas de base como el del transporte público, el tema de las infraestructuras sanitarias de agua, de cloaca, estamos en un nivel demasiado básico de carencias.
Pero si yo, mi equipo, tendríamos que traer un modelo de ciudad, habría mucho trabajo por hacer para lograr una ciudad óptima”
-Al parecer, estamos destinados al deterioro de la calidad de vida.
No, porque lo bueno es que siempre es posible. Asunción tiene una escala muy manejable, o sea, todos nuestros problemas, si bien son graves, se pueden resolver.
No es lo mismo un problema urbano en São Paulo que en Asunción. En este sentido tengo optimismo de que haya voluntad para que se ejecuten estos proyectos de mejoras urbanas (hay muchos proyectos y propuestas).
El tema es que haya voluntad, una visión que priorice justamente ese modelo de ciudad para la gente y no el modelo que lo que hace es incorporar proyectos que favorecen solo a un sector de la sociedad. Se están dejando de lado muchas cosas por intereses particulares. Eso es algo que todos sabemos”, finaliza Viviana Pozzoli.