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En su casa hubo siempre distintas formas de arte, comienza relatando Olivia Almudena Rodríguez (21), y recuerda haber tenido libertad de búsqueda y descubrimiento, lo cual fue clave en su vida. Comenta que su amor por la guitarra clásica comenzó a los 13 años, cuando se dispuso a estudiar. Aclara que, sin embargo, antes de eso ya había tomado clases de guitarra popular, canto y teclado, pero se quedó con la guitarra por su sonido y repertorio.
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Sobre el concurso Instrumentoteca, que posibilita a jóvenes talentos de la guitarra clásica a contar con guitarras de primer nivel en calidad de préstamo por un año, dice que apenas se enteró de la noticia se decidió a participar. “Tanto mi madre (Laura) y abuela (Dolores), como mis profesores Rodrigo Benítez y José Carlos Cabrera me impulsaron desde un principio. También mis amigas y amigos me acompañaron de forma cercana”, comenta y agrega que es vital dejarse acompañar en el proceso porque esto ayuda a escuchar desde otro lugar, ver cosas que uno solo no ve. En este concurso se adjudicó en calidad de préstamo una de las guitarras Sakurai Kohno modelo Concert - R hecha por el luthier Masaki Sakurai. En este momento se halla en proceso de conocer esta nueva guitarra, de adaptarse a ella, buscar qué sonidos le ofrece y cómo ir sacándolos, confiesa. “Desde el primer momento que la tuve en mis manos, fue otra la experiencia del sonido: más amplio, con muchas más posibilidades de dinámicas, su proyección y claridad. Al ser guitarras que están hechas con materiales de alta calidad y con un trabajo cuidadoso; la experiencia y posibilidad de crecer con el instrumento, indudablemente, aumentan”, dice.
Crecer como profesional
En este periodo de tiempo que tendrá con su nueva compañera desea seguir desarrollando su sonido propio y un repertorio con el que también se sienta identificada. “Ahora en mis prácticas puedo trabajar a mayor detalle aspectos musicales que con la guitarra anterior ya no podía”, relata.
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Esta guitarra le permite abordar las obras de su repertorio actual con mucha más profundidad y sabor en los detalles. También enfatiza que la maestra Berta Rojas es “una de las referentes más importantes de nuestra cultura y a través del arte hace memoria, nombra nuestra música al mundo, construye y posiciona. ‘Hay lugar para todas las voces’ decía al finalizar la ronda final del concurso y lo dice siempre. Eso resuena y cala en mi corazón”.
Gracias al proyecto Ensamble Pu Rory –proyecto que juntaba a varios jóvenes guitarristas de distintos puntos del país, y del que Olivia formó parte– fue que a los 16 años decidió que esto era lo que quería hacer para toda la vida.
También comenta que a nivel local hay una escena musical que está en crecimiento y a la que no deja de prestar atención. “Admiro a mis maestros que conforman Mbaraka Trío, un proyecto que hace un paso por el repertorio regional. En similar línea de exploración se encuentra Takua Dúo”. Agrega que, además, admira a Band’Elaschica con su propuesta dentro del jazz y obras escritas por ellas mismas, y le fascinan artistas como Rita Payes, Silvana Estrada y Feli Colina por sus letras, así como confiesa que Silvio Rodríguez es uno de los artistas que a lo largo de su vida formó parte de su esqueleto musical.
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Para este año desea culminar el profesorado superior en guitarra clásica y, en unos años, terminar la licenciatura e ir al extranjero, quizás a hacer la maestría o seguir estudiando con un profesor; para el próximo año confiesa que le encantaría poder organizar conciertos con colegas, participar en ciclos de música, formar parte de proyectos musicales, seguir enseñando guitarra y llegar a más gente con la música.
Sueños con cuerdas
Otro galardonado es Samuel Meden (22), quien cuenta que comenzó con la guitarra eléctrica, de manera autodidacta, a los 12 años. Años más tarde empezó a tomar clases con el profesor Hernán Maciel, siendo este último su mayor influencia a la hora de elegir la música como carrera y estilo de vida.
En 2018 ingresó Samuel al Conservatorio Nacional de Música, optando por la guitarra clásica como instrumento principal. “Lo que más me gusta de la guitarra es la amplia gama de recursos sonoros que ofrece. Mi sueño es hacer historia como intérprete y compositor”, dice.
La guitarra que se le otorgó en calidad de préstamo es una Sakurai Kohno (Concert - R), que posee un gran balance y excelente proyección del sonido, lo que facilita bastante al intérprete a hacer uso de los recursos expresivos.
Por su parte, María Paz Cubells Gómez (18) comenta que empezó con la música desde muy pequeña, entrenando su voz (su primer instrumento), con ayuda de su mamá, junto a quien dio sus primeros pasos musicales ya sea cantando o con la guitarra. “También desde pequeña participo en coros junto con mi tío, el profesor José Gómez, quien junto a mi mamá fueron mis primeras fuentes de inspiración hacia la música. Comencé el estudio de la guitarra a los 8 años, estudiando guitarra popular con el profesor Pablo Gómez y desde los 10, guitarra clásica con el profesor Rodrigo Benítez”.
Ella es muy clara con esto: lo que más le gusta de la guitarra es que la siente como una pequeña orquesta. “Me divierto mucho en cada práctica, puedo tener variedad de melodías, timbres y es un instrumento que me permite jugar con la armonía. Me llena el corazón siempre, cuando necesito una melodía dulce, me la puede dar y si quiero algo más emocionante y vibrante también me la brinda, pero sobre todo lo que más amo de ella es que puede expresar todo aquello que siento y no puedo decir con palabras”.
Sueña con ser una gran concertista y compositora; poder dar a conocer y expresar tantos sentimientos que otros compositores dejaron en sus obras. Anhela también poder dar vida a todas las ideas y melodías que viven en su mente y que otros la disfruten tanto como lo hace ella, ya que aquello le llena de emoción y le da fuerzas para seguir luchando por sus sueños, recalca.
El instrumento que se le ha otorgado en calidad de préstamo es una guitarra Kohno Sakurai ‘Concert-R’ del luthier Masaki Sakurai. “No soy especialista, pero según lo que puedo observar algunas de sus características en cuanto a su construcción son de construcción tradicional, tiene tapa de cedro, diapasón de ébano y con dos contrafuertes de ébano en la parte posterior del brazo de la guitarra. En cuanto al sonido, puedo decir que posee una sonoridad muy potente con mucho sustain y una gama de cualidades muy amplias que facilitan las ideas musicales del intérprete donde se pueden desarrollar dinámicas, variar los timbres, etc”.
Folclore y guitarra popular
Muy contenta también está la talentosa Micaela Núñez Chaparro (22), quien ya a los 9 años de edad, en la ciudad de Capiatá, inició su vínculo con la música de la mano del folclore y la guitarra popular. Esto se dio de manera muy sorpresiva, cuenta, ya que fue mera casualidad que una tía cercana la haya inscrito en una escuela de música. “Desde aquel entonces, las ganas de adentrarme en el mundo de la música a través de la guitarra fueron creciendo. Poco tiempo después, a los 11 años, conocí la guitarra clásica y, tras el entusiasmo que nació al comenzar a explorar ese camino, decidí iniciar mis estudios en el Conservatorio Nacional de Música (Asunción)”.
La joven guitarrista expresa que este instrumento se ha vuelto su compañera de vida, y con cada paso que da le muestra lo mucho que hay por descubrir aún. “Junto a ella puedo expresar lo que me apasiona, de diferentes maneras como son la docencia, los conciertos o el simple compartir”.
Este camino ya le ha regalado varios sueños cumplidos y anhela poder continuar aprendiendo a través de maestros a quienes admira, así como tener la posibilidad de conocer otros países y culturas en compañía de la guitarra, poder concretar el sueño de grabar un disco, de cursar una maestría y muchos otros más. Ahora cuenta con una bellísima guitarra “Sakurai Kohno” modelo “Special 2016″ con la que podrá desarrollar aún más su técnica.
Calidad de sonido
Otra de las ganadoras es Salma Jazmín Gómez Jara (23), quien ya desde los 7 años se enamoró de la guitarra popular y a los 13 ingresó al conservatorio del Instituto Municipal de Arte para seguir formalmente la carrera del profesorado en guitarra clásica. “El instrumento que me otorgó la Instrumentoteca Toyota tiene una increíble calidad de sonido, variedad de timbres y se siente la prolongación de los sonidos. Particularmente lo que más me gusta es cómo uno se siente al tocarla, principalmente la comodidad para la mano izquierda. También los detalles y cómo se ve estéticamente es algo que me encanta”. Dice que su meta principal ahora es crecer técnica y musicalmente, poder presentar un repertorio con variadas exigencias en los escenarios en la parte individual, así como también interpretando música de cámara con otros instrumentos. “Como formo parte de un dúo de guitarra clásica (Takua Dúo), es un sueño presentarnos en otros países, y nos estamos proyectando hacerlo para el año 2023″.
Belén Sequeira (21) descubrió la guitarra clásica a los 15 años, incluso antes de terminar el colegio ya tenía decidido que se dedicaría a esto. Ama la complejidad en la guitarra, explica que llegar a tener un buen nivel técnico/interpretativo es sumamente difícil. Quiere estudiar en el extranjero y adquirir suficientes conocimientos y experiencias para que con el paso de los años pueda extender las mismas oportunidades a futuros músicos. “Sostengo que hay muchísimo talento en nuestro país, pero las escasas oportunidades influyen en el desaliento y la posibilidad de ver a la música como una carrera”.
También Lorena Elizabeth Bellenzier Gill (26) fue ganadora y cuenta que comenzó desde muy pequeña con la guitarra. Recuerda a sus maestros Magdalena Gerths de Winkler, Violeta de Mestral, Emiliano Aiub, Gustavo Klassen, Juan Duarte, Favio Rodríguez, y cuenta que en varias oportunidades fue escuchada por la maestra Berta Rojas, y otros con quienes tuvo el privilegio de aprender de sus conocimientos.
Luego de terminar el profesorado superior de Guitarra Clásica y Lenguaje Musical viajaba constantemente para tener clases particulares con el maestro Favio Rodríguez, participó de clases magistrales en la ciudad de San Juan Bautista de las Misiones y en varias presentaciones fue intérprete solista, también en los medios de comunicación como invitada especial e invitada para dar apertura al festival “Concierto de las 200 Guitarras del Bicentenario” realizado en la ciudad de Encarnación. “Durante esas aventuras se abren muchas oportunidades, tanto así que participé del Concurso Latinoamericano Rosa Mística, de la ciudad de Curitiba, Brasil, donde obtuve el primer puesto con medalla de oro y fui aplaudida por representar a la mujer virtuosa. Además, tuve la oportunidad de quedar seleccionada en una universidad de Brasil, específicamente en la ciudad de Foz do Iguaçú, para seguir con mis estudios académicos”.
“El vuelo que emprendí con la guitarra me llevó a conectarme a espacios que nunca imaginé conocer, una de ellas fue hacia el interior. Es un instrumento que abre conexiones a la música y genera integridad. Aparte, su sonoridad, el equilibrio del sonido ¡es increíble! La guitarra tiene un lenguaje musicalmente muy rico, íntimo y profundo creando el encuentro con la música. Puedo decir que este instrumento es único con su riqueza de sonido y esencia”.
Por último, Noemí Recalde (24) cuenta que la guitarra fue su primer instrumento a la edad de 5 años, pero no fue hasta los 13 años que conoció la guitarra clásica, para ya a los 14 empezar a estudiar formalmente en el conservatorio nacional de música.
Tanto la guitarra como la música siempre fueron una vía para poder procesar y expresar sus sentimientos y emociones, relata. “Disfruto mucho de todo el proceso que conlleva el estudio de una nueva obra; me pongo pequeños desafíos hasta poder lograr la interpretación deseada”.
Por el momento está enfocada en concluir la licenciatura en música, para luego poder seguir su formación en el extranjero, más adelante también le gustaría poder grabar un disco solista, y brindar conciertos en otros países.
“Tengo el gran privilegio y me siento eternamente agradecida por esta oportunidad de contar con este hermoso instrumento: la guitarra del luthier de origen francés Jean Marie Fouilleaul donada por el Baron Piet Van Waeyenbergue en memoria de su esposa, Baronesa Wina Proessman, y que tendré el gran honor de que me acompañe durante un año”.