El desafío de hacer una revista familiar

Crear una Revista Dominical para toda la familia constituyó un importante desafío para el diario ABC Color en 1978. En la prensa paraguaya no existían precedentes y había que ver cómo reaccionaban los lectores.

Ilde Silvero, durante mucho tiempo a cargo de Periodismo Joven de ABC Color.
Ilde Silvero, durante mucho tiempo a cargo de Periodismo Joven de ABC Color.

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En los años 70, todavía estaban de moda las grandes revistas de reportajes y muchas fotografías a nivel internacional, tales como la norteamericana Life en español, la francesa Paris Match, la española Hola y la argentina Gente.

Algunos diarios importantes tenían también su revista dominical, como las de Brasil, O Globo, y de Argentina, Clarín.

La finalidad de ABC Revista era proporcionar material periodístico y fotográfico sobre temas de interés general para toda la familia, lo cual significaba presentar un poco de todo: política, economía, cultura, moda, turismo, reuniones sociales, gastronomía, deportes, etc.

El público reaccionó bien y, en poco tiempo, la revista pasó a formar parte de la tradición familiar de dar un vistazo a sus páginas los domingos. Nos esforzamos por dar a conocer los lugares más atractivos para el turismo local, como las ruinas de Jesús y Trinidad, el Salto Cristal, lugares exóticos del Chaco, las cataratas del Yguazú, etc.

Cada semana presentábamos una entrevista a alguna figura importante de nuestra cultura, tales como pintores, músicos, escritores, bailarines, historiadores, artesanos, etc.

El caso del Hombre Nuclear

De vez en cuando, también cubríamos algún evento internacional de importancia. Un día, nos enteramos de que estaba filmando una película en Río de Janeiro el conocido protagonista de la serie televisiva El Hombre Nuclear.

Lee Majors. Viajé rápidamente al lugar y me encontré con varios periodistas que también querían entrevistar al famoso actor. Él no hablaba castellano y no concedía entrevistas, pero tenía una agente de prensa quien nos instruyó para que hagamos las preguntas, las entregásemos a ella y, horas más tarde, ella nos traería las respuestas de Majors. Así lo hicimos, entregué mis preguntas, tomé algunas fotografías de la escena de filmación y su agente también nos proporcionó fotos de varios lugares donde se rodaba la película.

Regresé, publiqué la nota el domingo siguiente y se dio la coincidencia de que la revista del diario Jornal do Brasil hizo lo mismo y, ¡oh casualidad!, una de las fotos publicadas fue la misma que nos había proporcionado la agente de prensa. Nuestra competencia local, el diario Hoy, se aprovechó de la coincidencia, publicó en forma de ironía supuestas entrevistas y fotos trucadas, dando a entender que nosotros habíamos inventado la entrevista. Gajes del oficio y un tirón de orejas por haber usado una foto distribuida a muchos colegas.

Escribir desde el exterior

En las coberturas internacionales, el problema principal consistía en cómo enviar el material, principalmente las fotografías, a Asunción, porque en aquellos años no existían el correo electrónico, las redes sociales ni los teléfonos celulares.

Sacábamos las fotos, extraíamos el rollo de la cámara y, luego, al aeropuerto, a buscar pilotos, azafatas o gente conocida que iba a Asunción para entregarles el rollo de película y pedirles, por favor, que lo entreguen a alguien del diario ABC en el aeropuerto.

En cuanto al texto, no había computadoras, ni correos electrónicos ni WhatsApp. Los periodistas debíamos buscar una agencia de telecomunicaciones, como antes era la Antelco, y allí prestar una máquina en la cual escribíamos directamente nuestros artículos y el texto iba saliendo al mismo tiempo en otra máquina receptora en el local del diario. No podías equivocarte una palabra porque el texto ya se fue.

Finalmente, una anécdota para el recuerdo. La revista se imprimía los viernes de madrugada, tras terminar la impresión del diario del día. Al llegar los directivos a sus oficinas, la revista ya debía estar sobre sus escritorios. Un viernes, a las 8:00 de la mañana, llamada de urgencia del director administrativo, Ángel Arias. ¡Cambien la tapa, ahora!”, fue la orden. 45.000 tapas fueron al basurero, a imprimir una nueva tapa.

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