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Muñe Silva Alonso, la primera directora de la Revista Dominical desde 1978, recuerda que el destacado periodista, guionista y humorista argentino Norberto Firpo colaboró para la aparición del emblemático semanario de ABC Color desde mucho antes. “Fue nuestro mentor, nos dio orientaciones y sugerencias dada su experimentada trayectoria”, destaca.
La revista –resalta– tenía una verdadera pléyade de colaboradores: Carlos Villagra Marsal, José Luis Appleyard, César Ávalos (h), Teresa Cusmanich, experta en paisajismo y jardinería.
Formaban parte del staff Pepa Kostianovsky, Alfredo Seiferheld, José A. Gómez Perasso, Ilde Silvero y Francisco Talavera. Se hicieron contactos para notas especiales con las agencias France Presse y Reuters, así como con la editorial Abril, todos con sede en Buenos Aires.
Muñe Silva Alonso también recuerda que se sumaron Jesús Ruiz Nestosa, Ana Iris Chávez de Ferreiro y María Luisa Artecona de Thompson, que nutrían con sus notas la revista desde sus inicios.
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Un periodismo diferente
Marilín Parini, también exdirectora de la revista, resalta que los periodistas del plantel del dominical tenían “una mentalidad mucho más abierta o avanzada para su época en los setenta u ochenta, con relación al resto de los periodistas de la redacción. En la revista escribía gente muy importante, de mucha solvencia intelectual y jovencitos que también aportaban frescura a los temas”.
La Revista Dominical –comenta– no era para “mostrar culos y tetas”, conforme a una mentalidad machista, sino que presentaba temas que van mucho más allá relacionados con la cultura, la sociedad, el turismo, el ambiente, historia y las investigaciones.
Se destaca el selecto grupo de colaboradores y especialmente la incorporación de Mabel Rehnfeldt, una de las más grandes periodistas que recién recibida se inició en la revista con sus brillantes reportajes.
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La “reina de las entrevistas”
Pepa Kostianovsky era la “reina de las entrevistas” y estuvo en la Revista Dominical entre 1978 y 1981, primero con Muñe y luego con Marilín. Una de las más importantes notas logradas como entrevistadora fue la charla con el embajador norteamericano Robert White, en 1979, quien reveló varias primicias.
Otra que dio qué hablar fue la famosa doctora rumana Ana Aslan y su controvertido “Secreto de la eterna juventud”.
Pepa y Marilín Parini fueron a Puerto Yguazú, Argentina, con la sana intención de entrevistarla, tal como les había prometido. “Pero la señora, que era muy anciana, no dio entrevistas. Solo salió de su habitación para dar una conferencia. Entonces, a base de lo que ella dijo en la conferencia inventé una entrevista. En realidad, solo inventé una pregunta y una respuesta final: –¿Podríamos pensar que gracias a sus tratamientos podríamos llegar a no morirnos nunca?
–Podríamos llegar a vivir 130 años. Y morirnos, pero sanos.
Y como dulce venganza, puse en el encabezado que la doctora Aslan tenía 80 años, pero no aparentaba más de 79″, recuerda Pepa Kostianovsky.
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La barbudita de Villeta
“Leyenda de Villeta, doña Asunción Ibars conoció el espejo a los cincuenta años de edad. Entérese nomás”. Así arrancaba el cuento –basado en hechos reales– que escribió Delfina Acosta en la sección Delirios de la revista en 1995.
Cuenta la historia de una mujer villetana de su infancia “que tenía facha de hombre y venía a la farmacia de mi madre a caballo para comprar mercuro cromo para sus gallinas. Usaba sombrero y pantalones, tenía voz de hombre y sinceramente era un personaje masculino, hasta tenía barbita”, relata la escritora.
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“Fui tan sincera en ese cuento que era una vivencia. Asunción Ibars no era invento, existió y yo solo conté cómo era ella, cómo se comportaba y cómo sonaba su voz. Me acordé de su patio y su vivienda, donde realmente se notaba una vida muy sacrificada para no decir pobre. Eso sí, era una mujer digna y muy trabajadora”, cuenta Delfina.
Tras publicarse la historia, la sobrina de Asunción Ibars irrumpió en la redacción del Dominical con el ejemplar de la revista.
Ardía Troya. “Se sintió realmente muy molesta conmigo, exigiendo una réplica, una redención para su tía”, cuenta Delfina Acosta: “Pero rescato que a veces los escritores estamos expuestos a que las personas no entiendan la metáfora o las ideas y somos víctimas de la ira. Yo simplemente conté la realidad. Asunción Ibars era una persona muy querida y trabajadora, murió en la pobreza y soledad. Su sobrina se molestó conmigo porque fui simplemente sincera”.
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Una pequeña enciclopedia
Luis Verón formó parte de la Revista Dominical durante 30 años. Había ingresado el 14 de febrero de 1989, como dibujante, en el Día de los Enamorados. Un año después pasó a diagramar la revista, cuando aún se hacía en cuartillas y a lápiz, a pedido de Marilín Parini.
“Formábamos un grupo fenomenal: Luis Cogliolo, Hugo Lafuente, Robert Singer, Mabel Rehnfeldt, Nancy Duré, Roque González Vera, Juan Carlos Meza, Gustavo Quintana, Víctor Benítez, Toti Medina, Laura Bado, María José Peralta, Lourdes Peralta, Nila López –quien ya estaba antes del cierre–, Toti Medina (+), Alicia Murto (+). Colaboraban también Jesús Ruiz Nestosa, a veces Alcibiades González Delvalle, Ricardo Caballero Aquino; en fin, un montón de gente”, recuerda Verón.
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Fue el creador de la sección Entérese, que tuvo 30 años de vigencia y nació a sugerencia de Marilín, al darse cuenta de sus conocimientos de historia: “La gente iba a preguntar algo en la revista y yo le contestaba, entonces me dio una página y luego fui pasando a notas más largas sobre historia”.
Entérese se convirtió en libro en 1993 por insistencia de Rafael Peroni. “Junté, ordené por temas y salió el Tomo I y luego el Tomo II, por medios propios. La idea era hacer un libro cada dos años. Está todavía en proyectos una gran enciclopedia de historias minúsculas. Veremos qué sale”.