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El largo pasillo de la galería no se recorre con indiferencia, pues el pincel de Yuki atrae todas las miradas. Sus obras tanto de pequeño como de gran formato están cargadas de detalles minuciosos, por lo que invitan a una mirada detenida en cada uno de sus ángulos.
Algunas pinturas pueden llevar casi dos meses de trabajo, explica Yuki, quien se propone como meta exponer una vez al año con regularidad. Trabaja con óleo sobre lienzo, y en algunas obras incluye el recurso de las láminas doradas y plateadas sobre tinta china.
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No deja de observar lo que le rodea, las plantas con todas sus partes le parecen sumamente atractivas así estén en un florero o creciendo en una vereda destruida, y no duda en tomar fotografías para luego plasmar esos regalos de la naturaleza en lienzos.
Exposición Apariciones
La muestra se denomina Apariciones, y expone aquello que surge por el camino, eso que aparece en su andar cotidiano y capta su atención. El blanco impoluto, el verde y algunos terrosos abundan en el recorrido, aunque en esta ocasión incluye tonos que no son muy comunes en su trabajo.
A pesar de la prolijidad de su trabajo, ella también juega mucho con el accidente, dice. La mancha está presente como silueta en varias de sus creaciones, pero siempre relacionada de alguna manera a lo orgánico del mundo vegetal.
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Abstraer de su entorno a unas plantas, extraer elementos que no le interesan y agregar quizá otros que también fueron manifestándose ante sus ojos en algún momento son solo algunas de las tácticas que utiliza a la hora de componer, por lo que sus pinturas nunca son la copia fiel de una fotografía, ella crea su propia naturaleza. Con apariciones, Yuki apuesta por su faceta más mística, en la que abraza aquello que sin explicación se deja ver. Una de las apariciones más llamativas: un gran chachi que salió a su encuentro y, lejos de mostrar el verde próspero y lleno de vida, exhibe su esplendor a su manera, y destaca.
Des-hiperrealizar
La curadoría de Osvaldo Salerno propone algunos juegos con obras de otros artistas, como Juan de Dios Valdez, Alberto Durero, y el fotógrafo Fernando Allen, referencias que se pueden apreciar a lo largo del camino sugerido.
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Raíces, paisajes, siempre carentes de presencia humana u otros elementos distractores de lo que ella quiere mostrar son la base de su expresión. Lejos de ser una simple representación del modelo, sus composiciones plantean sensaciones, no solo a través de la pincelada sino también por medio del vacío o la limpieza que le caracteriza. “Mis obras no son hiperrealismo porque no es mi intención buscar eso”, recalca.
La muestra permanece abierta hasta el 15 de noviembre.
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