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Con la mejor intención, queremos que nuestros hijos e hijas reciban buena información y buscamos ayudarles a prevenir cualquier circunstancia de riesgo, pero no sabemos muy bien cuando es el momento para hacerlo, ni con qué palabras explicarles, porque no contamos con entrenamiento profesional para hablarles con acierto. Con la tecnología al alcance de la mayoría, tal vez se podría organizar talleres virtuales, dictados por gente experta en la materia, para padres y madres, sobre educación sexual integral para la niñez y la adolescencia.
Investigaciones llevadas a cabo en España, exponen que el 90% de chicos y chicas se informan sobre sexo consumiendo pornografía en Internet, a partir de los 10 años, con todos los riesgos que esto conlleva para el propio desarrollo psicológico de cada adolescente.
Está comprobado que consumir pornografía en forma continuada, desde edades muy tempranas, produce cambios en la estructura cerebral y disminuye la sensibilidad natural a estímulos sexuales, algo que puede influir en la futura sexualidad, ya que muchos de los jóvenes adultos que tienen falta de deseo con sus parejas reales, pueden estar bajo la influencia del modelo pornográfico. A través de Internet, el porno, que nunca se consumió a edades tan tempranas, se convirtió en fuente de confusión desde las primeras relaciones adultas.
Una educación sexual completa, formaría jóvenes con más seguridad, mayor responsabilidad y más saludables a nivel sexual.
En algunos países de Europa existe educación sexual integral en las aulas, en todas las etapas educativas. Es una educación continuada, evolutiva y adaptativa, impartida por profesionales en los centros escolares, que en ciertos casos contempla un programa de cinco a seis sesiones, en cada una de las aulas desde el quinto grado de la primaria hasta el segundo curso de la secundaria. Esto incluye a alumnos, profesores y familias, y esta última es imprescindible en el proceso ya que según opinan expertos, la familia es el eslabón educativo más importante en cuanto a la educación sexual de hijos e hijas.
Varones y mujeres podemos aprender a gobernarnos con inteligencia y voluntad en todas las áreas de la vida, incluidas las del amor y el sexo. Para que esto sea posible es importante que las criaturas reciban en sus hogares amor, afecto, cariño, desde la más tierna infancia y que aprendan a compartir. También es muy necesario, desde el punto de vista educativo, que se les provea de la información y los argumentos que les permitan adoptar una postura personal definida y fundamentada, que les capacite para que en su momento sepan discriminar lo que su formación, principios y valores les indiquen. Así el comportamiento será producto de convicciones, y estas serán consecuencia de una reflexión crítica, amplia y profunda.