Cargando...
El abogado Alfredo Montanaro tiene como hobbie cazar fotográficamente a los colibríes que aparecen en su patio, ingresan a su jardín, a la galería de su casa y hasta han comido de sus manos en varias ocasiones. Pero ¿cuándo empieza esa relación con este ser que engalana la naturaleza? “Desde hace más o menos 3 años, pero se acentuó a partir de marzo 2020 y sigue a la fecha. Cuando los veo y creo poder tomarles foto disparo, hay veces tomo 20 tomas y elijo no más de dos”, revela. Destaca que todas tienen un hábito de posarse en ciertos lugares, en una rama en especial, lo que le ha ayudado a captarlas con la lente.
A su criterio el mayor significado que tienen estas avecillas es que el “ser humano puede bien llevarse con los animales…” sin tener que molestarlos, ahuyentarlos o perseguirlos.
La casas de este asunceno también es frecuentada por gorriones, cardenales, chogüi, boyeritos y yerutí.
De entre las historias “más fantasticas o surrealistas” que le ha sucedido con los picaflores cuenta que “todas las mañanas, antes de salir para la oficina les cargo el agua azucarada y les llamo con un sonido muy peculiar y al minuto aparece el territorial y también mis peleas con los chogüi, que son unos sinvergüenzas”, dice en tono jocoso.
Montanaro, quien se encarga de difundir su afición y fotografías logradas en sus redes sociales, destaca que “hay dos muy sociables; uno el territorial y otra una hembra que se cae de confianzuda. Una particularidad en ella es que se queda fija y me mira, luego se tira en picadas hacia el bebedero. Yo siempre les saludo con un holaaa”.
En un mensaje y llamado de concienciación a la ciudadanía menciona que “me apena que hayan cada vez menos pájaros, estamos destruyendo su habitat, tiramos árboles y los desalojamos del entorno con acciones que les perjudican”.
Patria mía
En su libro sexto de lectura Patria mía (1938) doña Concepción Leyes de Chaves habla de “algunas aves de nuestro suelo” y describe: “Nos detuvimos bajo un naranjo frondoso, blanqueado de azahares. Un picaflor revoloteaba entre las ramas. A cada golpe de alas la luz del sol se quebraba en su plumaje y lo hacía brillar como una joya de rubíes, esmeraldas y zafiros. El pico largo y fino clavaba en una corola de azahar, y huía luego para hundirlo en otra flor(...) Trepé al árbol. En el nido hecho de crines, plumas y ramitas habían dos huevecitos como perlas”.
Existen varias especies de picaflor que merodean nuestros jardines, patios, parques y plazas, siendo vistos con mucha frecuencia en Asunción, según la Guía de las Aves de Asunción (2021) de Francisco Capli, Sergio D. Ríos y Óscar Rodríguez. Entre ellas cita el picaflor de barbijo cuyo nombre científico Heliomaster furcifer que significa “picaflor con cola de horquilla que busca el sol”; picaflor vientre negro (Anthracothorax nigricollis), picaflor verde (Chlorostilbon lucidus), picaflor tijereta (Eupetomena macroura), picaflor bronceado (Hylocharis chrysura) cuyo nombre científico se traduce en “picaflor de cola dorada, encanto del bosque”. También están dos especies que están siendo buscadas y que son el picaflor negro (Florisuga fusca) y el picaflor garganta blanca (Leucochloris albicollis).
Lea más: Del pitogüe, alonsito y otras aves de Asunción
Los más maravillosos
El padre José Sánchez Labrador en su libro Peces y aves del Paraguay Natural (1767) pinta que “aquellas avecillas lisonjeras de las flores, y por ventura las más pequeñas en el pueblo de los pájaros, pueden con razón contarse entre las más maravillosas de la naturaleza. Los guaraníes las llaman mainombi. Entre los españoles de estas provincias del Paraguay, el nombre común es el de picaflor por su continuo ejercicio de visitar las flores y chupar su jugo meloso, que les sirve de nutrimento”.
Sánchez Labrador también menciona que “vuelan con la velocidad de un relámpago, de manera que antes es sentido que visto, porque al volar mete un rumorcillo o zumbido que se oye a bastante distancia”. Agrega que “la mayor maravilla consiste en los varios y vivísimos colores de las plumas del picaflor” y que “al volar parecen diáfanas las plumas” y “embestidos de los rayos del sol, hacen unos visos muy bellos”. Por demás sus nidos son fabricados con “hermosura y aseo”.
En su obra señala que los indígenas le daban propiedades medicinales contra la ciática y la “quebradura” de los niños. Pero los “indios infieles” los secaban y los usaban más bien “por gala” como zarcillos en las orejas.
Darío Gómez Serrato en sus Estampas del Terruño, nos recuerda que nuestros ancestros tenían mucho “respeto” hacia el mainumby, pues “si lo matas un incendio acabará con tu rancho”. De ahí que en las casas de nuestras abuelas “si el mainumby irrumpe bajo el alero haciendo brillar el maravilloso espacio, ella, la abuela, se santigua y bendice al mainumby resplandeciente”.
Hasta nuestros días la presencia de un picaflor es siempre signo de buen augurio y alegría, sobre todo si construye su nido en una casa, pues es el mensaje que nos envían nuestros seres queridos desde el más allá que nunca nos abandonan y nos protegen.
Francisco Pérez Maricevich en Mitos y Leyendas del Paraguay recoge la versión de la leyenda del Mainumby versión de Milciades Giménez. Detalla que la niña Yvoty yurú se había convertido en mainumby embelesada y cautivada por la belleza de un avecilla pasando a ser “esa cosita voladora que, al sorber el alma de las flores, nos cuenta toda la gracia que encierran los seres insignificantes, expresándolo con ronroneo mimoso de alas y pasmo de colores cual si fuera un arco iris reducido. Dicen que cuando viene a nuestra casa, una visita grata está por llegar. En todo caso, la visita del mainumby ya es un acontecimiento muy grato, porque el principito celeste, siendo tan bonito, es tan pequeño que cabe en una mirada; pero tan maravilloso, tan grande en su belleza, que no cabe en la palabra”.
Asi que ya sabe, cuando un mainumby irrumpe en su casa, es un gran motivo de felicidad, que lo invita a contemplarlo en toda su belleza y místico vuelo porque el alma de un ser querido lo protege desde el más allá.
Día mundial de aves migratorias
El día mundial de las aves y/o día internacional de las aves migratorias este año se recuerda el 14 de mayo. Desde el 2006 la celebración fue establecida para el segundo sábado de mayo por las Naciones Unidas para generar conciencia en torno a la conservación de estos seres vivos y su hábitat compartido, nuestro planeta.
“Canta, vuela y elévate como las aves!” fue el lema del año pasado 2021 en coincidencia con la pandemia del covid-19 en un sentido muy alegórico para dar ánimos a una humanidad golpeada por la crisis sanitaria, económica y social.
Las aves tienen un papel primordial en la polinización de las plantas y distribución de semillas, además de alegrar la vista con toda su belleza.
Este año 2022 el tema del Día Mundial de las Aves Migratorias se centrará en la contaminación lumínica que afecta por igual a especies migratorias o autóctonas ya que produce desorientación cuando vuelan de noche, lo cual les provocan colisiones contra edificios u otros equipamientos urbanos.