El maestro y su abnegado oficio en el Paraguay

La presencia de maestros en el Paraguay se remonta a los primeros días de la conquista y la formación de docentes data de los tiempos coloniales. El abnegado magisterio tuvo sus etapas y ha ido cambiando a lo largo de los siglos. David Velázquez Seiferheld es uno de los que más sabe de esto en nuestro país. A propósito del Día del Maestro, un trabajador de primera línea para nuestra sociedad, responde a las preguntas que le hicimos para ABC Revista.

Una maestra en el aula, colección David Velázquez Seiferheld.
Una maestra en el aula, colección David Velázquez Seiferheld.Gentilez

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Los españoles llegaron a estos lares con la espada y la cruz. Desde que se instalaron en la “plateada Bahía de los Carios” comenzó la amalgama hispano-guaraní, obligados por la necesidad de sobrevivencia así como por la premura de establecer una posta segura para llegar a la tierra de los metales preciosos, el sueño dorado del oro y la plata. Se adaptaron al entorno y entablaron una amistad y relacionamiento tal con los nativos que pronto el Fuerte de la Asunción o de Nuestra Señora Santa María de la Asunción –según otros autores– se convirtió no solo en amparo y reparo de la conquista, sino en el “paraíso de Mahoma”.

David Velázquez Seiferheld, estudioso de la educación paraguaya.
David Velázquez Seiferheld, estudioso de la educación paraguaya.

En esa vida desenfrenada, escondida en esta jungla, lejos de la civilización de la metrópoli, también había surgido la tarea de educar, de formar. Es así que podríamos decir que la labor docente más elemental se inició con la fundación misma de la Madre de Ciudades. Veamos lo que nos dice el experto David Velázquez.

–¿Quién fue el primer maestro o maestra que tuvimos en Paraguay?

–Si nos remontamos al periodo provincial o colonial, los primeros nombres mencionados son, hacia 1542 y 1543, los de los sacerdotes José Gabriel Lezcano, Francisco de Andrada, Bernardo de Armenta y Alonso Lebrón, que ejercían sobre todo una función de adoctrinamiento en las casas de doctrina establecidas en conjunto entre el Cabildo y la Iglesia católica.

Ruy Díaz de Guzmán refiere que hacia el final del periodo de gobierno de Irala “tenían señalados dos maestros de niños a cuyas escuelas acudían más de 2.000 personas donde eran enseñadas con muy buena doctrina, que era para alabar a Nuestro Señor”, sin mencionar los nombres de los dos maestros de niños.

–¿Si tuvieras que elegir una lista de grandes maestros o docentes pioneros que tuvimos en Paraguay en las distintas épocas a cuántos elegirías?

–No podría establecerse un listado que sea cerrado y definitivo, porque los criterios de elaboración de la lista son tantos que algunos maestros se destacan por su trabajo en aula; otros, por haber escrito obras importantes sobre el currículum, sobre la pedagogía, sobre la educación. Existen maestros que se destacan por los artículos que escribían; otros por su compromiso comunitario.

Creo que hay bastante consenso en torno a figuras como el maestro Juan Pedro Escalada y otros maestros (Téllez, Quintana, Velázquez) entre 1811 y 1870. Pero si uno revisa los periódicos de la época, podría detenerse en figuras como Francisco Ferreira, un maestro capitalino muy bien conceptuado sobre el que no tenemos mayores datos. O, en Villarrica, se puede estudiar el caso del aula de Latinidad a cargo de Mariano López, aunque el que pasó a la posteridad fue el maestro Fermín López por su actuación heroica en la defensa de Piribebuy durante la Guerra de la Triple Alianza.

El maestro Máximo Arellano (centro) y sus alumnos -1906- Colección David Velázquez Seiferheld.
El maestro Máximo Arellano (centro) y sus alumnos -1906- Colección David Velázquez Seiferheld.

–En la posguerra el panorama es más claro...

–En la posguerra sin dudas hay consenso en torno a la importancia de la labor educativa de las hermanas Adela y Celsa Speratti, a Ramón Indalecio Cardozo, a Manuel Riquelme, María Felicidad González, Juan Ramón Dahlquist. Ciertamente, el hecho de que hayan desarrollado parte importante de su labor educativa en Asunción, y que hayan ocupado cargos directivos en la política educativa, contribuye a darles mayor visibilidad que a otros docentes. Sin embargo, al consultar con publicaciones de diversas épocas y archivos escolares de todo el país, la lista se volvería mucho más extensa.

–¿Se puede dividir la historia de los maestros en el Paraguay? ¿Cuál sería tu planteamiento?

–Sin intenciones de periodizar, creo que hay momentos en los que es posible detenerse: el primer momento es la creación de la Escuela Normal, en 1896. Inaugura la formación científica del magisterio paraguayo. El Normalismo marcaría toda una época, de 76 años, en lo que la formación de docentes se refiere.

Hay, con todo, momentos que aparecen otras culturas magisteriales: al crearse la Escuela Normal del Paraguay, con formación de docencia primaria y de profesorado de secundaria, este último convive con la tradición magisterial del docente universitario que enseña en las instituciones secundarias, pero que no tiene bases pedagógicas. Son tradiciones diversas y bases formativas diferentes.

Escuela Normal IV - Encarnación (el edificio ya no existe hoy) - Cortesía Profesor Osvaldo Salinas (+)
Escuela Normal IV - Encarnación (el edificio ya no existe hoy) - Cortesía Profesor Osvaldo Salinas (+)

–¿Qué cambió en el siglo XX, en las primeras décadas?

–El magisterio normalista convive con el magisterio asimilado: personas que ejercen la docencia sin formación en escuelas normales y que siguen cursos de asimilación, creados en 1926-1927 bajo el gobierno de Eligio Ayala.

Otra tradición magisterial aparece años después, a fines de la década de 1930, cuando se autoriza el ejercicio de la docencia secundaria a jueces y magistrados que no necesariamente enseñaban en la única universidad existente, la Universidad Nacional de Asunción (UNA).

Una mención especial merece el maestro yaguaronino Ramón Bogarín Arámbulo, quien creó y dirigió por más de 40 años la revista Ysoindy, que circuló desde julio de 1921 hasta octubre de 1965 con datos muy importantes sobre Yaguarón y el Paraguay. Su casa fue convertida por sus descendientes en museo educativo y comunitario.

Libreta de la Escuela Normal de Profesores.
Libreta de la Escuela Normal de Profesores.

–¿Cuándo se podría decir que empieza la carrera docente?

–A mediados de la década de 1940 del siglo pasado, el magisterio se vuelve una carrera asimilable a la educación secundaria: duraba seis años de magisterio, más dos de profesorado. La formación docente compartía con el nivel secundario contenidos comunes del ciclo básico, y se especificaba en el Bachillerato y en los dos años de profesorado.

Luego, aparece otra cultura magisterial con la creación de las carreras de la Facultad de Filosofía, que originalmente contaban con los cursos finales de pedagogía, para ejercer la docencia. En este momento también comienza a gestarse otro cambio similar al que ocurría en muchos otros lugares: la universidad desplaza a la escuela normal como ámbito del pensamiento pedagógico.

Maestra rural enseñando al aire libre - Paraguay, lugar sin identificar (1947), colección David Velázquez Seiferheld.
Maestra rural enseñando al aire libre - Paraguay, lugar sin identificar (1947), colección David Velázquez Seiferheld.

–¿Hasta cuándo siguieron las escuelas normales?

–En 1972 finaliza el programa normalista y es remplazado por un nuevo paradigma de formación docente. Por presión de la creciente población que demandaba más servicios educativos, la carrera docente se diversifica y su duración se reduce para incrementar el plantel docente. El Instituto Superior de Educación - ISE (hoy INAES - Instituto Nacional de Educación Superior) pasa a cumplir un rol central en la formación docente en Paraguay. Aparece entonces otra cultura magisterial, que es la de docentes formados con este nuevo paradigma.

Estas culturas y tradiciones formativas difieren unas de otras en varios aspectos: por ejemplo, en el concepto de niñez, juventud y adolescencia; en el abordaje del tema del disciplinamiento (el magisterio formado bajo las ideas la Escuela Activa dispone de métodos para acompañar a niños y niñas en la autodisciplina; el magisterio más tradicional cree en la disciplina impuesta, externa y en el castigo); el estilo de clases: participativo en unos, meramente expositivo en otros; fuerte énfasis en el involucramiento comunitario de docentes formados en la tradición normalista, y mucho menos visible y marcado en docentes provenientes de otros ámbitos.

Portada de la Revista Ysoindy, creada y dirigida por el profesor yaguaronino Ramón Bogarín Arámbulo.
Portada de la Revista Ysoindy, creada y dirigida por el profesor yaguaronino Ramón Bogarín Arámbulo.

–Siempre decimos que la maestra es la segunda mamá...

–Existen en la historia pautas culturales docentes derivadas del proceso histórico de feminización del magisterio: la identificación de la docente con la madre, la atribución a la maestra de cualidades especialmente maternas: abnegación y cuidado, y, traducido a la realidad, el bajo salario pagado a las maestras frente a sus pares.

Hay que agregar la existencia de otros núcleos formativos sobre cuyas tradiciones formativas es preciso ahondar: las escuelas de agricultura, los institutos formativos de la policía y las fuerzas armadas; las escuelas de artes y oficios y luego las vocacionales; la formación artística, etc. En fin, un mundo por describir y contar sobre la historia de la docencia en el Paraguay.

Alumnos en formación con sus profesores en una escuela de Asunción.
Alumnos en formación con sus profesores en una escuela de Asunción.

Historiador de la cultura escolar

David Velázquez Seiferheld es académico Correspondiente de la Academia Paraguaya de la Historia y Socio Fundador del Comité Paraguay de Ciencias Históricas. Es investigador de la Universidad Nacional de Villarrica del Espíritu Santo (Unves).

Participa activamente de grupos nacionales e internacionales de investigación histórica, principalmente relacionados con la historia de la educación. Recientemente, fundó con profesionales de las universidades de Córdoba, O’Higgins (Chile), Pedagógica Nacional (Colombia) y Federal de Paraná (Brasil) la red latinoamericana de historia de la cultura material escolar.

En octubre del año pasado, la Junta Municipal de Asunción resolvió otorgarle la medalla al mérito Domingo Martínez de Irala por su trabajo en el campo de la historia de la educación.

pgomez@abc.com.py

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