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Un gran Cristo europeo del siglo XIX preside la de otras seis tallas que muestran las distintas formas y expresiones que adquirieron el rostro y el cuerpo de Cristo en la cruz.
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Lo adusto del medieval, la serenidad renacentista y toda la opulencia del barroco se sintetizan en estas piezas exhibidas por primera vez en Asunción. El Cristo que tomó forma en el marfil y salió de las manos de los tallistas de las más variadas escuelas veneciana, toscana, settecento, transmiten las más variadas emociones y movimientos, mucho dolor, resignación y serenidad, paz y amor. También llevan el sello de la expresividad de la escuela renacentista marcada por el arquitecto y escultor Jacobo d’Antonio Sansovino.
Todas las obras expuestas son antiguas y pertenecen a la colección privada del mecenas Nicolás Latorurrette Bo. Son de origen europeo (Italia y Alemania, especialmente) y oriental, tallados entre los siglos XVI al XVIII. “Son marfiles antiguos, ninguno es del siglo XX, porque debemos tener en cuenta que la legislación en torno a la explotación del marfil africano comenzó en 1976 hasta la prohibición total. Por tanto, es un material que se utilizó en la antigüedad”, explica el museólogo Luis Lataza, curador de la muestra.
Del mamut a los elefantes
Las primeras tallas humanas, quizás para utensilios, se hicieron en la antigüedad utilizando el marfil, del colmillo de mamut.
Ya en la Grecia clásica encontramos las celebradas estatuas crisoelefantinas, hasta su auge en el Gótico de la Edad Media. Por ejemplo, la famosa estatua de Atenea, en el Partenón, estaba hecha en marfil (colmillo de elefante) y oro. Pero, especialmente en el gótico se incorpora al marfil la ornamentación de piedras preciosas y la policromía.
En el periodo del barroco, con la apertura del comercio entre Europa y el Lejano Oriente, el marfil nuevamente vivió un periodo de esplendor y se desarrolló hasta la etapa del Historicismo, en el siglo XIX, para ser reemplazados definitivamente por otros materiales sintéticos en el siglo XX.
“El marfil es básicamente el colmillo del elefante y a falta de ellos muchas veces se recurrió a los colmillos de morsa, hipopótamo, rinoceronte y hasta jabalíes. Como muchas eran pieza única conservan las curvas del material en estado natural”, detalla Luis Lataza.
De hecho –aclara– la Fundación Latourrette Bo apoya la legislación internacional y las convenciones que prohíben el uso del marfil y protege a los animales: “Estimulamos a los artistas jóvenes a que utilicen materiales sintéticos o renovables. El museo tiene un carácter didáctico y pedagógico, no es una galería donde solo observar, sino el fin último es aprender”, sostiene.
El marfil se siguió utilizando en varias partes del mundo y fue toda una lucha lograr la prohibición. En China, recién en 2017 se cerró uno de los centros de manufacturación del marfil.
Antiguos y sacros
Todas las piezas en exposición en Marfiles Sagrados tienen en común su antigüedad y la temática sacra con tendencia a relacionar la oración y la meditación, lo bello y lo exótico.
“Mostramos un criterio un tanto ecuménico en la selección, no solo de marfiles cristianos, sino también budistas, taoistas e hinduistas. Estas obras tenían una marcada utilidad para el culto familiar en el momento en que se hicieron. La mayoría servía para despertar la oración”, relata Lataza.
Del periodo gótico resaltan las tallas de La Virgen con el Niño. “María sostiene al niño en su cadera haciendo la famosa elegancia gótica, que a la vez es producto de la forma del colmillo en el que está tallada”.
También resaltan los pequeños altares primorosamente tallados con todos los detalles y trípticos inicialmente elaborados para el culto doméstico o la devoción privada, pero con el cambio de usos y costumbres pasaron a ser decorativas.
Experto en historia del arte, Lataza cuenta que el marfil acompañó la evolución cultural y el desarrollo artístico de la especie humana. Por épocas fue un material accesible o extremadamente raro y hasta precioso. Por su ductilidad para los minúsculos detalles era muy apreciado en el arte y fue preferido tanto en Oriente como en Occidente, de ahí que se pueden apreciar en su más excelsa expresión la flor de loto, el rostro de los dioses y el encanto maternal de la Virgen María y la inocencia del Niño.
Para no perderse es la imagen de San Pedro con todos sus atributos de vicario de Cristo en la Tierra.
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PARA AGENDAR
Último día de visita
La muestra Marfiles Sagrados puede ser visitada hasta esta tarde a las 18:00 en el auditorio Franca Bo, del Museo de Arte Sacro, de la fundación Nicolás Darío Latourrette Bo, en Manuel Domínguez y Paraguarí.