Cargando...
En estos días la guerra es un desastre provocado por Vladimir Putin y el ejército ruso que invade Ucrania. Es un caos porque los ocupantes, en su invasión, destruyen los códigos, las normas, los conceptos, las tradiciones. Los usurpadores ocasionan una desorganización de la sociedad ucraniana, presentan olas de violencia, atropellos, destrucción, deshumanización, pérdida de la espiritualidad, de la autoestima, de los atributos humanos. Constituye una violación flagrante de los derechos humanos. Produce la desintegración de las familias, por muerte de sus miembros o desplazamiento, éxodo y refugio.
Toda guerra causa destrucción física, perturbación de hábitats naturales de importancia nacional e internacional y de la vida silvestre, como resultado del uso de armas. Genera grandes sufrimientos humanos afectando la salud física y mental de la población invadida. Afecta y destruye la infraestructura productiva, las viviendas, los edificios, los lugares sagrados de una nación, en este caso, Ucrania, cuyo pueblo está ofreciendo ejemplar y heroica resistencia. En realidad esta guerra afecta la vida de todos los países del planeta.
“A menos de una semana de iniciada la guerra, parece cada vez más probable que Vladimir Putin se dirija hacia una derrota histórica. Puede ganar todas las batallas pero aun así perder la guerra”. De esta forma empieza la columna de Yuval Arari en el diario británico The Guardian.
Destaca que “el sueño de Putin de volver a construir el imperio ruso se basó en una mentira, que dice que Ucrania no es una nación real, que los ucranianos no son un pueblo real” y que los habitantes de sus principales ciudades “anhelan el gobierno de Moscú”. “Eso es una mentira: Ucrania es una nación con más de mil años de historia, y Kiev ya era una gran metrópolis cuando Moscú ni siquiera era un pueblo. Pero el déspota ruso ha dicho su mentira tantas veces que aparentemente él mismo se la cree”, dice Harari refiriéndose a Putin.
El pensador hace una lista de las cosas con las que contaba Putin al planificar su ataque a Ucrania. Sabía que en el terreno militar, Rusia era superior a Ucrania, también sabía que la OTAN no enviaría tropas y sabía que Europa dependía del petróleo y el gas de Rusia, y eso haría que los países del occidente europeo dudaran al momento de imponer sanciones. “Sobre la base de estos hechos conocidos, el plan de Putin era golpear duro y rápido a Ucrania, decapitar a su gobierno, establecer un gobierno títere en Kiev y superar las sanciones occidentales”, afirma Harari”. También dice que están por venir días oscuros en los que los rusos pueden conquistar toda Ucrania. “Pero para ganar la guerra, los rusos tendrían que controlar Ucrania y solo pueden hacerlo si el pueblo ucraniano se lo permite. Esto parece cada vez más improbable que suceda”, finaliza el historiador israelí.