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Sonia Amarilla es licenciada en lengua inglesa, actriz e instructora de ashtanga yoga, pilates y hatha yoga. Pero la elaboración de alimentos y la cocina en general siempre fueron algo natural en su familia, tradición que hoy comparte con sus hijos Noan y Avril: “Mis recuerdos de infancia giran alrededor de la cocina y las plantaciones de frutas, verduras en la huerta familiar, los árboles de guayaba a los que me trepaba para comer la fruta y luego, claro, la elaboración de todo tipo de salsas, dulces, mermeladas, licores y panes caseros. Tanto así que las recetas que aprendí de mis abuelas, mis tías y mi madre son un tesoro muy preciado para mí”, relata y añade que ya a los dieciocho años decidió experimentar el mundo del vegetarianismo y descubrió no solo una infinidad de nuevos sabores, sino también un bienestar físico y emocional.
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A partir de ahí fue fluctuando por diferentes corrientes, en una constante búsqueda de algo que aporte buena nutrición, en un momento en el que en Asunción no había tantas opciones, lo que propició que fuera investigando, leyendo mucho y, claro, cometiendo también muchos errores.
Fue en el año 2000 que viajó a la India gracias a una beca de la Unesco Ashberg Bursaries for Artists para continuar su formación actoral y llegó a una de las ciudades más tradicionalistas del citado país asiático y a un instituto con una estricta alimentación ayurvédica –antiguo sistema para curar y prevenir enfermedades (ayur: vida; veda: ciencia o conocimiento)–.
La medicina ayurvédica es un sistema completo de medicina tradicional que se adapta según la constitución de cada persona, y su filosofía es enfocarse en la prevención de las enfermedades a través del equilibrio y el bienestar del cuerpo, mente y espíritu; su abordaje es holístico y va incorporando hábitos en la vida cotidiana y la alimentación a partir del autoconocimiento, comenta Sonia.
Plan alimenticio balanceado y masa madre
Un régimen alimenticio debe adecuarse a cada persona y debe además respetar la naturaleza de su propia constitución, la época del año, la capacidad de su sistema digestivo, el clima, la edad, el lugar en donde habita, las actividades y necesidades físicas e intelectuales del individuo en cuestión, comenta. “Debe incluir cereales, legumbres, frutas, y vegetales frescos, proteínas, nueces y aceites obtenidos en presión en frío”.
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Sonia está hoy enfocada en transmitir estos conocimientos; uno de ellos, el de la masa madre. Este es un fermento natural muy antiguo que convierte al pan en un alimento fermentado, lo que hace que sea mucho más amigable con la microbiota intestinal, es decir, lo vuelve más digerible. “El largo proceso de fermentación para leudar el pan (generalmente ocho horas) rompe la proteína del gluten, transformándolo en proteínas más simples y aminoácidos. Esto logra un pan de más fácil digestión y facilita su consumo en personas con baja sensibilidad al gluten. El proceso de fermentación aumenta el número de bacterias benéficas, favoreciendo y haciendo más saludable el tracto digestivo”.
Las bondades del ghee
El ghee es un tipo de mantequilla clarificada que proviene de la India y de la cultura ayurveda. Tiene beneficios para la salud cardiovascular, además de efectos antiinflamatorios y capacidad antioxidante, entre otras varias bondades, cuenta Sonia y añade que también contiene omega-3, ácido linoleico conjugado y ácido butírico, además de vitaminas A, E y K2.
Se trata de un superalimento que estimula la mente y fortalece el cerebro, ya que posee virtudes revitalizantes; mejora el funcionamiento de pulmones y del hígado; ayuda en la digestión, el tratamiento de trastornos digestivos y la correcta asimilación de alimentos.
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También es un alimento de gran poder depurativo del hígado, vías biliares e intestinos y es útil durante el proceso de desintoxicación, para la anemia y los desórdenes de la sangre. Además contiene minerales como el cromo, el zinc, el calcio o el fósforo, cobre y selenio y lubrica todas las articulaciones, favorece la memoria, estimula el sistema inmune y puede ser utilizado tanto interna como externamente, para hidratar la piel y las articulaciones. Consumido con moderación, el ghee es un alimento sumamente interesante para incorporar a la dieta de todos los días.
Alimentación consciente
No existe una fórmula única. La experta recalca que siempre es recomendable consultar con un profesional para armar un plan alimenticio adecuado a un estilo de vida, edad y necesidades específicas. “Personalmente diría que me gusta empezar por conocerse a uno mismo, saber qué tipo de dosha tiene, comer solo cuando se tiene hambre, comer siempre consciente y tranquilo, medir las porciones, masticar bien los alimentos, tomar bebidas calientes, preparar tu propia comida, escoger los alimentos de la mejor calidad posible”, dice.
En cuanto a los doshas, existen tres, y cada uno de ellos responde a particularidades que abarcan aspectos tanto físicos como de la personalidad. Expertos en medicina ayurveda pueden realizar un test para definir el dosha de la persona, que muchas veces está compuesto por dos tipos, siendo uno siempre el preponderante.
La microbiota es indispensable para el correcto crecimiento corporal, el desarrollo de la inmunidad y la nutrición. “Cuidando la microbiota se pueden prevenir y también tratar varias enfermedades inflamatorias como el asma y la obesidad, así como tantas otras enfermedades gastrointestinales. Por ello es importante incorporar habitualmente en nuestra dieta alimentos con microorganismos vivos (probióticos). En general, el producto más asociado con los probióticos es el yogur, pero según la corriente ayurvédica se debe evitar combinarlo con frutas ácidas y es mejor consumirlo con las hierbas y especias adecuadas para evitar manifestaciones corporales como la formación de mucosidad, por ejemplo”, aclara.
Otras fuentes son el kefir, chucrut, kombucha, miso, tempeh y, por supuesto, las frutas y verduras ricas en fibras.
Más ingredientes para el éxito en esta meta de comer y sentirse mejor incluyen reducir el consumo de alimentos procesados, refinados y el azúcar; llevar una dieta variada con alimentos locales y de temporada y, si es posible, orgánicos, enfatiza. ¿Por qué cocinar con ghee? A diferencia de todos los demás aceites vegetales –a excepción del aceite de coco– el ghee al ser calentado a altas temperaturas conserva su estructura molecular. Por último, sugiere algunas recetas saludables.
Cómo hacer un jugo inmunológico
Ingredientes
4 zanahorias peladas
1 manzana
1 mburucuyá
¼ de limón pelado
1 centímetro de jengibre pelado
Preparación
En el extractor de zumos introducir todo de a poco hasta obtener el zumo y tomar puro sin agua ni azúcar. Se puede diluir con un poco de agua para aligerar.
Cómo hacer Kitchari ayurvédico de arroz basmati y lentejas turcas
Ingredientes
1 taza de lentejas turcas
1 taza de arroz basmati
3 cucharadas de ghee
1 cucharadita de jengibre pelado y finamente picado
1 pizca de canela
1 pizca de cardamomo en polvo
¼ cucharadita de polvo de cúrcuma
1 clavo de olor
Pimienta negra
2 hojas de laurel
Sal
6 tazas de agua
Preparación
1. Lavar el arroz y las lentejas hasta que el agua sea clara.
2. En una cacerola calentar el ghee junto con todas las especias y las hojas de laurel, agregar la sal, la cúrcuma, el arroz y las lentejas; saltear solo un minuto y agregar las seis tazas de agua, tapar y dejar que hierva por 5 minutos, luego bajar a fuego mínimo y dejar cocinar por otros veinte minutos o hasta que el arroz y las lentejas estén tiernos.
Cómo hacer Golden Milk (leche dorada)
Ingredientes
Una taza de leche (de vaca, de cabra o vegetal)
Una cucharadita de cúrcuma
Pimienta negra
Canela
Jengibre
Cardamomo
Ghee
Azúcar mascabo o miel de abeja
Preparación
1. En una cacerola calentar una taza de leche (de vaca, de cabra o cualquier leche vegetal).
2. Poner una cucharadita de polvo de cúrcuma y de manteca ghee, luego una pizca de todos los otros ingredientes, o bien una cucharadita de pasta dorada. Revolver la preparación hasta que se disuelva todo. Servir y tomar caliente, endulzado con azúcar integral orgánica o miel de caña o de abejas.
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