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Sencillez a toda prueba
Lo dejó en claro desde el vamos, ella vino para trabajar. La reina Letizia visitó por primera vez nuestro país y el Cono Sur en el marco de los trabajos que la Cooperación Española (CE) lleva adelante en nuestro país. El look recurrente en su periplo por Asunción, Itapúa y Central destacó un par de botas de campo, camisa blanca y jeans blancos y cámel.
Su sencillez y carisma sorprendieron a quienes esperaban una llegada más ampulosa. Sin embargo, la reina Letizia de España descendió de las escalerillas sin demasiado protocolo, a paso ligero, con la coleta alta al viento en una noche de martes de más de 30º de calor.
Al pie la esperaba la primera dama, Silvana Abdo, vestida con un conjunto en blanco y azul y alpargatas altas de cáñamo y el pelo también recogido en una coleta alta, ambas se saludaron alegremente; Silvana Abdo, con ambas manos en el pecho –cerca del corazón– le daba la cálida bienvenida, mientras la reina asentía mirando a los ojos a su anfitriona. Bajo los tapabocas de autocuidado contra el covid-19 se adivinaban las sonrisas de ambas.
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Las dos caminaron sobre la alfombra roja mientras los cadetes de la Fuerza Aérea Paraguaya rendían los honores de rigor; esa fue la única parte solemne de todo el acto de llegada. Al final de la alfombra, miembros de la CE Paraguay la recibieron y luego fueron hasta el vip del espigón presidencial, donde aguardaba el presidente Mario Abdo Benítez. Minutos después, por la salida lateral, Letizia de España abandonaba el recinto dando oportunidad por unos segundos a que los reporteros gráficos captaran su saludo.
La reina Letizia, de 49 años, visitó la Escuela Taller de Encarnación, así como las misiones jesuíticas de Trinidad y Jesús de Tavarangue. También se entrevistó de manera privada con los representantes de la CE en nuestro país. Asimismo, compartió con las mujeres y niñas del Centro Familiar “Mil Solidarios” en el Bañado Sur y con las artesanas y emprendedores del Centro de Emprendedores de la ciudad de San Lorenzo.
En todo su periplo, la reina Letizia eligió ropa cómoda, vio de cerca el proceso de elaboración de la chipa, observó con interés la preparación de cócteles y clericó, a cargo de las estudiantes de gastronomía de la Escuela Taller. También se sintió conmovida con los relatos de las mujeres víctima de violencia y maltrato y las animó a seguir trabajando para salir adelante.
Así como llegó, se fue, como una trabajadora, sin ostentar joyas ni los tradicionales vestidos de alta costura con los que nos tiene acostumbrados verla en las revistas del corazón.
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Una reina muy real
La historia de amor del heredero de la Corona española y la periodista Letizia Ortiz Rocasolano tomó a toda España por sorpresa. Lejos de parecer un cuento de hadas, el noviazgo y posterior matrimonio con una plebeya divorciada fue la comidilla de todo el país. No solo dividió las opiniones de los españoles, dado que algunos no aprobaban el casamiento, sino también había que convencer a los padres del novio que la mujer menos adecuada para ser la consorte de un príncipe, para Felipe no podía ser más perfecta.
Felipe y Letizia se conocieron el 17 de octubre de 2002. En esa época, Letizia era presentadora del telediario de un canal madrileño y aunque era conocida, no era una famosa mediática. Según cuentan, el periodista español Pedro Esquicia organizó una cena en su casa, para periodistas. Acerca de quién pidió que ambos fueran invitados, hasta hoy es una incógnita. Sobre el punto existen diferentes versiones. La más fuerte asegura que fue un pedido del príncipe Felipe; sin embargo, según la revista Hola, fue una coincidencia. Letizia fue invitada a última hora para cubrir a una colega amiga, que se había indispuesto y le pidió el favor.
No fue amor a primera vista
Como ambos eran los más jóvenes del grupo, se sentaron juntos y no dejaron de hablar y reír toda la velada. Si bien no fue amor a primera vista, los testigos afirman que se podía notar que había “onda” entre ambos. El príncipe hasta le hizo bromas sobre el nuevo departamento que ella contó que había adquirido en esos días, porque él también se había mudado esa semana a una enorme propiedad. Poco después, volvieron a encontrarse en la entrega de los premios Príncipe de Asturias, ceremonia presidida por Felipe, y, luego, en Galicia, adonde ella viajó para hacer la cobertura del hundimiento del buque Prestige.
Tras un verano “caliente”, en que la pareja optó por refrescarse en el yate de un amigo del príncipe, el noviazgo siguió su curso hasta que el 1 de noviembre de 2003, el Palacio de la Zarzuela anuncia el compromiso oficial del príncipe Felipe y Letizia Ortiz Rocasolano. En abril, se hizo la petición de mano y dos semanas después la Casa Real anuncia la fecha de la boda. Letizia y Felipe se casaron el 22 de mayo de 2004. El 31 de octubre de 2005 nació la princesa Leonor, la primogénita de la pareja. El 29 de abril de 2007 vino al mundo la infanta Sofía, la segunda hija. El 2 de junio de 2014, el presidente de gobierno español, Mariano Rajoy, anunció la abdicación del rey Juan Carlos I a favor en su hijo el príncipe Felipe. El 19 de ese mes, Letizia se convertía en reina de España.
Diferentes, pero complementarios
No se necesita ser muy observador para darse cuenta de que la reina y su marido tienen caracteres muy opuestos. Mientras Felipe tiende a la calma, reflexión y el equilibrio; nunca dice una palabra de más y rara vez deja que los nervios lo dominen. Toda su vida ha sido diseñada para ser un jefe de Estado, oficio de la familia desde hace cinco siglos. Ella, muy al contrario, es pura chispa, impaciente y espontánea. Y no siempre es fácil. ¡Y que lo cuente su suegra! Pero como dicen que los polos opuestos se atraen, en este caso se complementan y tal vez eso que los atrajo hizo que el matrimonio perdure.
Recién casados
En sus primeros años de matrimonio, la pareja se dedicó a conformar su propia familia, arreglar su vivienda –el llamado Pabellón del Príncipe dentro de la Zarzuela– y aprender la misión que tenían encomendada. No obstante, como en sintonía con los nuevos tiempos y sus exigencias, en esta pareja todo es diferente. El principal cambio se vio en lo referente a la sucesión a la Corona. Al no tener hijos varones, Felipe y Letizia son padres de dos niñas, Leonor y Sofía, esto hace que la heredera sea la princesa de Asturias –su derecho sigue primando por encima del de las mujeres–. Pero, según dicen, aunque hubieran tenido un varón, no habría reinado, porque el príncipe de Asturias tiene la potestad de imponer quién será su sucesor, y Felipe, a poco de nacer, eligió a Leonor, muestra de que otros vientos soplan en la Casa Real y trajeron el primer gran avance.
La nuera de los sueños, ¿o pesadilla?
No es un secreto que Letizia no se lleva bien con su suegra. Al menos es lo que puede desprenderse de algunas actitudes poco amables de la reina hacia su suegra. Y aunque ha pasado un tiempo, la gente aún recuerda el incidente en la catedral de Palma en abril de 2018. Letizia se opuso al pedido de su suegra de tomarse fotos con las niñas, ¡y todo frente a las cámaras de televisión! Hasta tuvo que intervenir Felipe. Las imágenes recorrieron el mundo. El más reciente episodio sucedió al término de la ceremonia de entrega de los premios Princesa de Asturias en Oviedo.
Cuando la reina emérita se acercó al grupo en el cual estaban su hijo y su nuera, fue evidente el ninguneo de Letizia a su suegra. Tras esa primera disputa pública con su suegra, el volcán que calladamente estaba en ebullición, entró en erupción con crisis de gabinete y todo. Para intentar apagar el fuego y detener la lava de pérdida de popularidad, la reina Letizia ha tenido que hacer un gran trabajo para revertir el daño a su imagen y dejarse aconsejar por los expertos para reconquistar no solo el cariño del pueblo español, sino el de su marido. Y está en eso.
Sin mascarilla, pero ¿retocada?
El 26 de octubre, la reina se presentó sin mascarilla a la entrega del Premio de Periodismo Francisco Cerecedo. En el evento se pudo ver su rostro después de mucho tiempo y causó una gran sorpresa ver lo rejuvenecida que lucía. Y como cada vez que aparece, la usina de rumores de cirugía comenzó a trabajar, pero, al parecer, solo se hizo unos “retoques” con bótox, ácido hialurónico, entre otras cosas, en el mentón, sin pasar por el quirófano. A mediados del 2008, Letizia se había operado de la nariz; también pasó por el bisturí su quijada.
Letizia, ¿anoréxica?
La extrema delgadez de la princesa generó un alud de rumores de problemas con la alimentación. Mientras unos hablan de anorexia, otros piensan que se trata de vigorexia, la obsesión por comer sano y hacer ejercicios exageradamente para mantenerse en forma. Finalmente, la verdad salió a la luz. Su pérdida de peso fue a causa de la cirugía estética para suavizar el mentón y la nariz, por lo que no podía comer alimentos sólidos, solamente líquidos con una pajita.
Pero Letizia sigue desde hace años la dieta Perricone, que no solo ayuda a mantenerse en forma, sino a evitar las arrugas y la celulitis. Entre las celebrities y actrices de Hollywood esta dieta ha causado furor. Consiste, esencialmente, en el consumo de frutas y verduras, frutos secos, semillas, legumbres, lácteos bajos en grasa y trigo y avena. Las proteínas se obtienen del pollo, pescado y carne roja. Pero esta dieta excluye totalmente las harinas, el azúcar y los edulcorantes, así como el tabaco y el alcohol. Todo combinado con ejercicios.
Un día de Letizia
Al convertirse en reina, sus obligaciones se han multiplicado. Se levanta a las 6:30 y compagina sus labores familiares con las institucionales. Está muy informada. Lee la prensa, no solo por obligación, sino por la costumbre de su profesión. Exigente y perfeccionista, Letizia es la más fiel colaboradora de su marido, al que corrige hasta sus discursos, pero aun así no descuida la atención a sus hijas.
La sencillez con la que arribó a Asunción en la noche del martes tomó por sorpresa a muchos que la esperaban ver despampanante. Por el contrario, llegó con vestimenta de trabajo.
Curiosidades sobre Letizia de España
¿Por qué Letizia con “z”?
Según cuentan, sus padres querían que se llamara Leticia, pero en aquella época, si el nombre no existía en el santoral, debía llevar “María” delante. Su padre consultó en el obispado y ahí descubrió que existía una Virgen italiana, la Madonna della Letizia, por lo que ese nombre sí era admisible, y así registró a su hija como Letizia, con “z”.
¿Cuánto es el sueldo de la pareja real?
A partir de febrero de 2015, los reyes bajaron su sueldo un 20%. La asignación del rey, por lo tanto, es de 234.204 euros y la de la reina de 128.808 euros, un 2% menos de lo que cobraba doña Sofía cuando reinaba.
De niña a profesional de la comunicación
Letizia Ortiz Rocasolano nació en Oviedo, Asturias, el 15 de septiembre de 1972. Fue la mayor de las tres hijas del periodista Jesús Ortiz y la enfermera Paloma Rocasolano. Tiene dos hermanas: Telma y Erika. Los padres de Letizia se divorciaron en 1999. Mientras su padre se volvió a casar; su madre permanece soltera. Estudió en una escuela pública, pero luego, y debido a los trabajos de su padre, continuó en otros institutos. A la par, tomaba clases de ballet. Al concluir el bachillerato, optó por la carrera de Ciencias de la Información, rama de periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Ya en la universidad, comenzó a colaborar con algunos periódicos. A principios de los 90, fue becaria de un periódico de Oviedo. Con un máster en información audiovisual, viajó a México para iniciar su doctorado, que no concluyó. Trabajó un tiempo en un periódico mexicano.
Regresó a España y en 1998 se casó con su profesor de Literatura del bachillerato. El matrimonio duró solo un año. Trabajó para la CNN y en la cadena estadounidense Bloomberg TV. En el 2000, obtuvo el premio Mariano José de Larra, concedido por la Asociación de Prensa de Madrid por su labor como mejor periodista menor de 30 años. Ese mismo año, se incorporó a TVE. A partir de 2003 pasó a ser la presentadora del telediario y fue enviada especial para cubrir acontecimientos mundiales trascedentes, como los atentados de septiembre de 2001 o la invasión en Irak. Pero al ponerse de novia con el príncipe, tuvo que dejar su carrera periodística para centrarse en convertirse muy pronto en ser parte de la familia real y dedicarse a los compromisos de Estado.
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