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Conocida además como cobalamina, esta vitamina se encuentra ligada a ciertas proteínas de la dieta formando el dúo “B12-proteína”, explica la licenciada Jimena Quevedo, experta en nutrición ortomolecular y funcional, especialista en modulación de la microbiota intestinal y en trastornos metabólicos, así como MsC. en microbiota humana.
Es sumamente importante para el cuerpo, ya que es precursora en enzimas que participan en el metabolismo de aminoácidos, colesterol y ácidos grasos; participa en la formación del ADN y ARN celular; favorece al funcionamiento normal de las células del tracto gastrointestinal, la médula ósea, sistema nervioso y para el crecimiento, y es precursora de la acetilcolina, neurotransmisor relacionado con la memoria, depresión y aprendizaje, comenta la experta.
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¿Qué puede llevar al déficit de vitamina b12?
Situaciones que comprometan la estabilidad del aparato digestivo, como una gastritis, cirugía bariátrica, presencia de Helicobacter Pylori –en donde la acidez del estómago disminuya–, o bien, autoinmunidades que afecten las paredes gástricas, estrés intenso, alcoholismo, pancreatitis, el envejecimiento mismo; el uso crónico de medicamentos, como anticonceptivos orales, metformina, antibióticos, laxantes, inhibidores de bomba de protones o “prazoles” o corticoides en los cuales los principios activos de las drogas intervengan en la activación o absorción de la cobalamina; disbiosis intestinal; diarreas crónicas o síndrome de mala absorción e ileostomías, cita la licenciada Quevedo: “Incluso un patrón de alimentación del tipo vegano no realizado adecuadamente y hasta polimorfismos genéticos pueden llevar a un déficit de vitamina B12″.
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Como el cuerpo la mezquina bastante y la deposita en el hígado, pueden pasar hasta cinco o seis años para que se produzcan los síntomas de un déficit en el organismo. Algunos de estos síntomas son la anemia perniciosa, pérdida de memoria, dificultades de aprendizaje, poca concentración, alucinaciones, cefalea, fatiga, confusión, constipación, hipoclorhidria funcional, baja coagulación, infertilidad y abortos espontáneos.
Cómo asegurarse de ingerir vitamina b12 en la dieta
La recomendación de ingesta diaria en un adulto es de 2,4 mcg/día. Algunos alimentos que la contienen son el filete de hígado vacuno cocido, atún en lata, bife vacuno cocido, salmón cocido, natto o soja fermentada, algas nori, setas comestibles y alimentos fermentados –las bacterias presentes permiten una mayor síntesis de vitamina B12 que, si bien es en su forma inactiva, en presencia de una buena matriz alimentaria y ambiente intestinal puede llegar a su forma activa–.
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Tanto para veganos como para omnívoros se sugiere siempre asesorarse con un nutricionista: “Mantener saludable la microbiota intestinal es fundamental para su mejor aprovechamiento, como también el consumo de alimentos fermentados para el efecto (kombucha, kéfir, yogur búlgaro, kimchi, chucrut, natto, vegetales en conservas artesanales, yakult) o bien el uso de suplementos de probióticos, dado el caso”.
Se debe tener en cuenta que para que los niveles de vitamina B12 se mantengan estables a largo plazo debe haber una presencia y sinergia de otros nutrientes como vitamina B1, B2, B5, B6, C, D, E y ácido fólico; minerales como calcio, cobre, potasio, zinc y sodio.
Otra vía son los suplementos de vitamina B12, que deben ser indicados por el profesional médico o nutricionista con mucha perspectiva, teniendo en cuenta el estado clínico, el patrón de alimentación y los niveles de vitamina B12 en sangre.
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