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Eligió tomar el camino de la sensibilidad estética de la pintura tradicional china y de la estampa japonesa para realizar sus obras, la técnica zen. En esta oportunidad conformadas por animales como una manera de intentar captar la belleza en las cosas mínimas. Noelia Buttice nació en la Argentina en 1975. Reside en el Paraguay desde 1999. Cuenta que llegó a este país con su compañero de vida, hijo de paraguayos que migraron a Argentina durante la dictadura. Y aquí nacieron sus hijos.
Desde muy joven se dedicó a la educación, la cual entiende como un arte: “Un arte en el cual el educador cultiva muchos lenguajes artísticos para acercarse a los cientos de lenguajes que tiene la infancia”. Una década atrás, junto a Carola Mazzotti, Ariel Fatecha, Sebastián Schinini y Satina Chamorro fundaron la escuela Kunumi Arete, una escuela de arte para la infancia que aún sigue abierta en Areguá, en el taller de Lucy Yegros. Durante tres años formó parte de la compañía de Kunuu Títeres. “Y aún sigo creando desde el Colectivo El ojo curioso, de teatro Lambe Lambe Paraguay”, cuenta la artista, quien vive en Areguá.
Durante los últimos años, quizá inspirada por la forma en que los niños emprenden sus procesos creativos, la práctica del zen y la poesía del haiku, inició una búsqueda más serena y empezó a pintar. “Que es otra forma de observar”, afirma. Así, comenzó a experimentar hasta llegar a Nidos, una muestra que integra trabajos de distintos soportes, formatos y tamaños. “Incluye una serie de diez libros intervenidos que son, a mi parecer, una reflexión estética sobre la lectura en torno al arte de habitar, una línea que he trabajado durante muchos años como docente dedicada a la promoción del libro y a la literatura infantil”, detalla.
En los libros, en las palabras o en las imágenes o, simplemente, en el aura que desprende una creación, encontramos a menudo algo que no sabíamos que estábamos necesitando.
Técnicas mixtas de Noelia Buttice
La muestra también contempla obras de pequeño y gran formato en los que la artista experimenta con técnicas mixtas que incluyen acuarelas, carbonilla, cianotipias, acrílico sobre papel y madera. “Contemplar las obras del taller de Noelia Buttice enseña cosas que tal vez no nos habíamos detenido a observar de tan cerca o con tanto despliegue de detalles. Porque, ¿qué es ‘contemplar’? No se trata en su caso de un mirar distraído y panóptico. Noelia “escruta” con tiempo y cuidado. Es su modo de llegar a los objetos con todos los sentidos al unísono, algo propio de la vida tal como la vive y la entiende”, dice sobre su obra Alberto Silva, reconocido poeta, escritor y especialista en temas japoneses y transculturales, curador de esta muestra singular.
“Las obras de esta muestra expresan miradas activas, penetrantes. Pensando en una antigua novela de Alberto Moravia, Noelia es sin duda una donna che guarda. La evidencia de shiki (en el zen: formas y colores) tantas veces se oculta a quienes llevan los ojos velados. En cambio, la mirada de Noelia es clara y se clava. Luego avanza sin prisa y sin pausa, con todo el tiempo por delante, como si el mundo definiera su suerte o su muerte en un instante. La suya es una mirada de amor. Un amor que hace aflorar algo oculto bajo capas superficiales, en invisibles recodos y rincones. Mirando las cosas de Noelia advierto que ‘naturaleza’ es algo que no se muestra de primera. ¿Y qué decir de la omnipresente forma del nido, hogar provisorio y seguro de quien atraviesa la vida volando? Noelia remite a una frase de Gastón Bachelard: “El mundo es un nido; un inmenso poder guarda en ese nido a los seres del mundo. En las formas presentadas por ella, el espectador podrá notar la cercanía y complicidad entre cerrado y abierto, entre íntimo y cósmico, entre grande y pequeño”.
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Facebook. Verónica Torres Colección de Arte Noelia Bettuci
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