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Ocho canciones con ritmos bien bailables que transitan por la cumbia, el rock, el trap, el pop, el reguetón, la música electrónica y hasta un guiño al flamenco conforman este nuevo material, el séptimo álbum de estudio de Kchiporros. Según Chirola, el mensaje de este trabajo es ofrecer “mucha alegría, pero sin dejar de lado el gran aprendizaje y la melancolía de lo que son las letras en el sentido de la pandemia”.
“Fue importante como artistas reconocer que estábamos buscando un nuevo camino y una nueva manera, no diría de reinventarnos, sino de reciclarnos, entender cómo sonar ahora. Este álbum tiene mucho de eso, realmente”, añade.
Si bien la madurez de la banda hoy se ve reflejada en varias de las letras del álbum, el cantante y compositor afirmó que, en lo que respecta a lo musical, siguen anhelando “el baile y la alegría” y agarrarse de los nuevos sonidos que hoy está proponiendo la escena local en lo tropical, lo rockero y lo urbano. “Es un halago ver que la escena sea tan enorme hoy y proponga tantas cosas, por eso también las fusiones”.
Una buena combinación
Dentro de la discografía de Kchiporros, la particularidad que tiene Hasta Arriba es la combinación del trabajo con distintos productores locales e internacionales. Uno de ellos es el argentino Rafa Arcaute, reconocido principalmente por sus trabajos con artistas como Calle 13, Illya Kuriaky & The Valderramas, Luis Alberto Spinetta, Carlos Vives, Nathy Peluso, entre otros.
“Rafa, aparte de ser un productor alucinante, también fue como un mentor”, dice Chirola al recordar que comenzaron a trabajar juntos hace ya casi cuatro años, intercambiando ideas y canciones.
“Entre esas canciones había una que en aquel momento se llamaba Soy, que hoy se llama Nunca estuve tan vivo, que a él le gustó mucho y planificamos venir a Paraguay a hacer una historia acá con la banda. También estuvo analizando otras canciones que al final sus comentarios me sirvieron para terminarlas para otros proyectos, ya sea para el disco anterior o para futuros proyectos”.
La banda recurrió, además, a un antiguo colaborador, el argentino Matías “El Chávez” Méndez, quien ya estuvo como productor de los álbumes Señor Pombero (2012) y Siente el movimiento (2014).
“De alguna manera el sonido de El Chávez es lo que nos dio también una identidad muy particular. Llevarlo a este nuevo comienzo, a estos nuevos tiempos, de hecho era un desafío y fue un desafío. Tratábamos de no repetirnos, de encontrarle nuevas vueltas y nuevas salidas no solo a la música, sino también a las rimas”, refiere Chirola.
A esta serie de productores también se unieron el argentino Nico Cotton y los paraguayos Audioiko, que tuvo a su cargo el remix de La Cima; Ariel y Marcelo Soler.
Para el guitarrista Julio Troche, esta combinación de productores le parece “un hermoso experimento, que le da colores distintos a este álbum. Es muy loco tener diferentes visiones de nuestra música, mezcladas en un disco”.
Pausa obligada
Luego de casi 15 años de recorrer escenarios en prácticamente todo el Paraguay y realizar giras por México, España, Estados Unidos, Argentina, entre otros países, la agrupación se vio obligada a parar debido a la pandemia.
“Por alguna razón, nunca dejamos de correr. Nunca dejamos de perseguir algo que, puesto en contexto, ahora no sé muy bien qué es todavía. Fue la primera vez que pudimos parar y mirar un poco todo lo que hicimos. Nos ayudó mucho haber viajado tanto para rememorar la historia un poco, y para tratar de visualizarnos en un par de años y cómo queremos ser, cómo queremos sonar, si la banda cuánto tiene que durar, cuál es el límite, si nos sentimos todavía felices haciendo lo que hacemos. Todas estas preguntas fueron superimportantes para este álbum”, reflexiona Chirola.
El artista asegura: “Esto que nos pasó como humanidad nos debería convertir en mejores personas” y tanto para él y sus compañeros de banda esta pandemia definitivamente dejará una marca. “Tenemos que amar profundamente esto que hacemos, porque finalmente estamos transmitiendo energía, alegría, emociones, y eso es muy valioso, muy rico. Hay una revalorización del oficio de ser artista. Para nosotros y para la gente también, porque la gente se dio cuenta de cuánto necesita el arte para sublimar sus pensamientos y dolores”, subrayó.
Añadió que justamente en la realización de este álbum, parte del desafío estuvo en aprender a trabajar “un poco más a distancia, sin esa cercanía de la sala de ensayo, sin
esos viajes de ida y vuelta para ver los detalles”. “Fue un poco más dejar que las cosas sucedan y saber que estábamos trabajando con algunos de los mejores productores de Latinoamérica”, acotó.
En las canciones aparecen además artistas invitados como Sabb Montes y Majo Maciel, del grupo local Milk Shake, y los argentinos Amilcar Nadal y Freyja.
Aprendizaje constante
Para Chirola, son varios los retos que han tenido que enfrentar como grupo en estos 15 años de carrera. “Desde construirnos, deconstruirnos, aprender a ser músicos, aprender a ser compañeros, apuntar alto, pero sin expectativas, porque o si no, no se disfruta tampoco del camino”.
Todo este proceso envolvió muchísimo aprendizaje, “pero la sensación, como dice la canción, es que todavía seguimos aprendiendo”.
Julio, por su parte, valora que Kchiporros lo haya metido en el oficio del arte: “Siendo una persona, en parte tímida, me ayudó a vencer a los miedos, a los pudores y a la vergüenza. Hoy entiendo que es uno de los mayores valores para el arte, para poder expresarse y no tener barreras. Creo que me sirvió en el resto de mi vida, en todo lo otro que hago”.
“Creo que vencer el miedo es lo mejor que le pude haber sacado a mi vida en Kchiporros”, agrega.
La banda está integrada además por el baterista Fernando Peyrat, el bajista Edgar Aquino, el guitarrista Rodrigo Yuka Ojeda y el tecladista Diego “El Perro” Mieres.
Dualidad y sensualidad
A la par del álbum, que llegó a las plataformas digitales el pasado 13 de agosto, la agrupación presentó el videoclip de Los Símbolos, el primer corte promocional de este trabajo. La dirección está a cargo de Xime Barba, quien fue seleccionada a partir de un concurso de ideas generado por sugerencia del realizador audiovisual Juanma López Moreira.
“Hay veces que uno compone y no sabés bien de lo que estás hablando, estás hurgando y a veces el sentido lo da otra persona. En ese sentido fue el racional de Xime el que le dio un poco de contenido y contexto a la canción”, detalla Chirola y elogia el talento de la joven realizadora.
Remarcó que la canción, interpretada junto a las Milk Shake, “habla de las parejas, de las relaciones, de la dualidad, de las diferentes personalidades que llevamos, de las cicatrices y marcas que tenemos que compartir con el otro, y a veces lo difícil que es hacer eso”. El artista añade que el tema también habla de la libertad y de un montón de cosas que, en la idea presentada por Barba, estaba puesto en símbolos celtas y toda su mitología, junto a referencias de la India.
“Esa ceremonia que hay entre las relaciones”, apunta con relación a este videoclip cargado de sensualidad.
Arte de tapa
Un guacamayo amarillo ilustra la portada de Hasta Arriba. Para la agrupación, la elección tuvo que ver con la fuerza del canto y lo valioso que es seguir viendo a algunos volando sobre la ciudad con sus plumas de diversos colores. “Nos solemos dividir entre colores (política y fútbol), pero fíjense en los pájaros de nuestra tierra y van a ver lo majestuoso que es representar todos los colores a la vez. Eso nos enseña el guacamayo amarillo y eso es lo que siempre representó Kchiporros para nosotros y para nuestro público. Diversidad de estilos, de colores, de la selva, mezcla de diosa y pantera”.