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Uno de los grandes placeres de la vida consiste en comer chocolate; lo encontramos en sabrosos helados, tortas, como cobertura o relleno de las más variadas preparaciones pasteleras, bebidas frías o calientes o en tabletas que se disfrutan bocado a bocado. Así como tiene sus amantes, este místico alimento también tiene sus detractores. Para conocerlo a más profundidad conversamos con la licenciada Giovanna Pessolani, quien es especialista en nutrición deportiva y además es chef profesional.
Sostiene que todos pueden incluir chocolate en su alimentación diaria, siempre y cuando su estado de salud así lo permita. Aclara que, en ciertas patologías de vesícula o hígado, diabetes, migrañas, etc., podría estar contraindicado, y en esos casos lo ideal es consultar antes con el médico o nutricionista. “De igual manera, como todo alimento, debemos consumirlo con moderación para disfrutar de sus beneficios; el hecho de que el chocolate tenga muchos beneficios no quiere decir que sea de libre consumo”, enfatiza.
La experta señala que la cantidad específica de chocolate que sea adecuada dependerá de cada persona y su plan de alimentación, pero generalmente la recomendación va entre 15 y 30 g al día, idealmente de un chocolate con un alto porcentaje de cacao (65 a 70% como mínimo).
Daños vs. beneficios
Entre lo que más se escucha está el mito de que el chocolate provoca acné. La especialista responde que esto es falso, y no hay estudios que certifiquen que el chocolate provoca o es el causante directo del acné. También se dice que el chocolate engorda, y esto es, nuevamente, falso. “Ningún alimento por sí solo engorda; para que una persona aumente o disminuya de peso o grasa influyen muchos factores como la alimentación en general, el descanso, la actividad física, etc.”, explica.
Otro mito bastante popular es que el chocolate crea adicción, y esto tampoco es cierto. No existen estudios que certifiquen que el chocolate crea adicción.
Sin embargo, sí tiene varios beneficios comprobados. La nutricionista sostiene que es una excelente fuente de bienestar, ya que gracias a su aporte de triptófano estimula la producción de serotonina, que aumenta la sensación de felicidad, placer y bienestar. También cita que contrarresta las molestias menstruales. “Su contenido en magnesio ayuda a relajar los dolores musculares provocados por los cólicos menstruales”, un excelente dato para el público femenino.
Otro punto favorable para el chocolate es que es un buen antioxidante. El chocolate amargo aporta polifenoles, flavonoides, flavonoles y catequinas. “Estos son antioxidantes que ayudan al organismo a retardar el envejecimiento y tienen un impacto positivo en el funcionamiento cerebral y la memoria”. También actúa como estimulante, dice la experta y agrega que está compuesto por cafeína y teobromina, que se caracterizan por estimular el sistema nervioso central.
¡Todo esto lo hace aún más deseado!
Cómo consumirlo
La forma de consumo puede ser en preparaciones como panqueques, tortas, cacao en polvo para una chocolatada, o una tableta pequeña como placer del día, dice. ¿Y cómo elegir un buen chocolate? Existen algunos factores a tener en cuenta y la experta los desglosa de la siguiente manera:
1. Porcentaje de cacao. A medida que la cantidad de cacao disminuye, podría aumentar el contenido de azúcar y grasas. La recomendación es elegir chocolates de por lo menos 65 o 70% de cacao o más.
2. Lista de ingredientes. Cuanto menos componentes tenga, mejor; y que sean conocidos, ya que se busca evitar ingredientes artificiales.
3. Cómo está endulzado. Dentro de la lista de ingredientes se encuentra cómo fue endulzado, ya que –a menos que sea 100% cacao– algún endulzante tendrá. Evite, en lo posible, los que contengan jarabe de maíz de alta fructosa, fructosa, agave o edulcorantes artificiales como sucralosa o aspartamo.
4. Si es orgánico, mejor. Cada día hay más marcas que se concientizan sobre la importancia de respetar la naturaleza, cuidar la salud de los productores y consumidores, y optan por brindar productos orgánicos.
5. Cuidar la porción. Si bien tiene beneficios, también es de alta densidad calórica; las porciones son independientes a cada persona y sus objetivos.
Entonces, la clave está en controlar la cantidad y aprender a leer las etiquetas.