Tan lejos y tan cerca del alma guaraní

Mediante una beca “Carlos Antonio López”, en junio de 2018, el doctorado en etnomusicología llevó a Romy Martínez a la Royal Holloway University de Londres, Inglaterra. Un lugar tan distinto y tan lejano en el que cada día se siente más integrada a su identidad paraguaya, ya que su investigación es sobre el idioma guaraní en la interpretación, transmisión y composición de la canción popular paraguaya.

Romy Martínez, de lleno en el estudio del guaraní en la universidad.
Romy Martínez, de lleno en el estudio del guaraní en la universidad.

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“La música paraguaya siempre estuvo en mi vida. La experiencia de la migración hizo que ese sentimiento se acentuara muchísimo”, cuenta esta cantante nacida en Ciudad del Este. En el momento de optar por una carrera, en el país no había universidades de música, entonces viajó al Brasil, donde realizó una licenciatura en música en la Universidade do Estado de Santa Catarina (UDESC). Y luego fue a Buenos Aires, Argentina, donde se especializó en música popular en el Conservatorio Manuel de Falla.

“Uno va resignificando experiencias a través de la música. En todo este trayecto, el medio que encuentro para expresar de una forma más genuina lo que yo siento que soy, es sobre todo la música paraguaya. Y con la academia me di cuenta de que escribir también es otra herramienta poderosa para comunicar. El sociólogo polonés Zygmunt Bauman dice que la identidad puede ser una cosa rígida, como algunas personas lo ven, pero en él, por ser un sociólogo que migró mucho, la identidad se manifiesta en forma de una tarea a ser hecha. Es una afirmación con la que yo me identifico mucho. Me di cuenta de que una cosa es cantar música brasileña, que yo la disfruto mucho, o en inglés, que es algo que hice en mi adolescencia, pero cuando canto música paraguaya, siento que ahí hay una misión, entonces el sentimiento es diferente”, señala Romy.

En 2016, ya con Becal, Romy realizó un masterado en el Programa de Posgrado en Integración de América Latina de la Universidad de São Paulo, en Brasil. El tema de la tesis fue la identidad en el espacio simbólico, uniendo Paraguay, Argentina y Brasil.

Al analizar sus siguientes pasos, qué necesidades había en ella y también cuál podía ser su misión dentro del campo de la música, Romy encontró que “era necesario que se escriban artículos sobre la música paraguaya en inglés. Vi que ese era un nicho para mí, que unía de una manera muy especial una tarea que yo tenía pendiente, que es hablar de nuestra cultura, contársela al mundo. Escribir mis artículos en inglés sería una excelente herramienta”.

Música paraguaya como hilo conductor

La música, y en especial la paraguaya, es un tema sobre el cual le apasiona hablar a Romy. “Ese sentimiento se fue acentuando a medida que pasaban los años, con la reacción que tenían las personas al escuchar canciones en guaraní. Hay un intercambio de culturas, de experiencias. La visión de los brasileños, los comentarios que hacían después de escucharme cantar en guaraní, siempre eran los elogios más especiales; como que a ellos les transportaba a un lugar que era muy especial. Y yo soy de ese lugar. Entonces me empecé a cuestionar varias cosas y me di cuenta de que mi tarea era hablar de mi país, cantar mi país, ser buena en eso y aspirar a los grados más altos que se pudieran dentro de esa área. Esa aspiración me fue conduciendo”, relata.

“Cuando entrás en un palco cantando una canción en guaraní y sonreís y hablás de que esa canción es de un verano donde hay guayabos y al lado está el río; vos pintás un paisaje que es completamente diferente, a través de una canción distinta. Esos son los momentos en los que yo me doy cuenta de que esto es lo que yo buscaba, lo que yo quería”, manifiesta.

Lo diferente no es bueno ni malo

Romy cuenta que, incluso, cuando se siente muy conectada a nuestro país, extraña la cultura de alimentación de los paraguayos y la fluidez latinoamericana al hablar. En Inglaterra, cuenta, “tenés que medir mucho todo lo que vas a decir; uno tiene que ser siempre muy pulido y educado, es como que ellos siempre tienen un filtro en todo lo que te van a decir. Nosotros somos mucho más espontáneos en la manera de comunicarnos”.

“La entomusicología tiene la belleza de investigar músicas del mundo, de lugares que son menos explorados, menos vehiculados por las grandes industrias de este arte, entonces aborda música latinoamericana, de Asia, de África, y la cultura de un pueblo en diferentes lugares del planeta. Para mí es algo natural comprender esos códigos culturales. Nosotros tenemos innato el abrazo, pero esta demostración de afecto puede hacer sentir muy incómodo a un inglés. Y no hay ahí un juicio de valor, de qué está bien o mal, sólo es distinto”, añade.

El doctorado, la música, en modo covid

Cuando culmine el doctorado, Romy será parte de los pocos etnomusicólogos paraguayos que hay en el mundo. Ella investiga el guaraní en el canto paraguayo. Para llegar a la meta, aún debe sortear las medidas sanitarias impuestas ya hace un año. La artista cuenta que debía viajar a nuestro país para su trabajo de campo, pero todo quedó suspendido. De todos modos, realiza entrevistas online, analiza grabaciones, canta con otros músicos paraguayos y de otras partes del mundo, desde el pequeño departamento donde vive, en Liverpool. “Hacer un doctorado es como una carrera en la que vos tenés que motivarte todos los días. En el contexto del covid ese desafío se acentuó más todavía. Pero todo esto pasará. Estoy llevando mis tres corazones al mundo. Ya sabemos el que late más fuerte, el paraguayo”, remata.

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