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A la vista son joyas artesanales de primer nivel, listas para ser usadas a todo lujo y en lugares e instancias de lo más finas y elegantes; pero es importante contar la historia que traen detrás. Mujeres del Bañado Sur producen hoy estos collares y aros, y todas las piezas son hechas a mano utilizando materiales reciclados, como cables, cobre, plásticos, latas y pedazos o partes de otros accesorios desechados, explica Soraya Bello, directora de Cateura Accesorios.
Para llevar a cabo el emprendimiento contaron con el asesoramiento de Cristhian Abel Morel (27, Yaguarón), experto en joyería de alta costura, quien durante un año capacitó a las artesanas. “Su ingreso al proyecto fue fundamental, puesto que, aunque la mayoría de las mujeres elegidas para la capacitación ya tenían conocimientos de elaboración de bijouterie, él les enseñó una serie de técnicas de armado y modelado de alta costura”, acota la directora. Si bien Morel no tenía experiencia con la materia prima (los residuos reciclados), pudo amigarse con ella y generar elementos únicos, respetó los conocimientos de las mujeres y las incentivó a producir los mismos tejidos que ellas sabían elaborar, pero con cables y con hilos de cobre, y es así como crearon piezas con puntos de diversas técnicas como el macramé o ñandutí con estos materiales. “Las primeras piezas fueron de creación colectiva hasta que cada mujer fue encontrando también su propio estilo y pudo desarrollar accesorios por sí sola, pero siempre orientada y bajo el estricto control de calidad de Abel”, enfatiza.
Inicialmente fueron 15 mujeres, pero debido a las restricciones y miedos ocasionados por la pandemia quedaron solo cinco; sin embargo, ya está en proceso la capacitación de un nuevo grupo.
Experiencias
Una de las que forma parte de esta iniciativa es Librada Leguizamón Caballero, de 43 años, costurera de profesión. Ella vive hace 20 años en el barrio San Blas del Bañado Sur y cuenta que su especialidad es el ñandutí. “Para mí, ser parte del Taller Creativo de Cateura significa muchas cosas, es ir profesionalizándome, seguir aprendiendo”, dice y añade que es muy importante lo que está haciendo, es algo productivo y le ayuda a avanzar en su trabajo. “Me encantaría seguir en el rubro, y me gustaría que más mujeres se unan al taller para aprender, ir dejando huella en todo lo que hago y hacemos en conjunto”, comenta. Su compañera de tarea, Génesis Belén Benítez Espínola, de solo 21 años, es estudiante del 4º año de la carrera de Ingeniería Comercial y vive en el mismo barrio que Librada. Ella es exbecaria de la Asociación Mil Solidarios y formar parte de este taller fue algo novedoso en su vida, ya que nunca había visto ni creído que se puedan hacer joyas o accesorios de materiales reutilizados.
Por su parte, Nimia Beatriz Portillo (49), decoradora de eventos, empezó a capacitarse en talleres de macramé y cerámica impartidos en el Cafa (Centro de Atención Familiar). “Al principio, participar del taller era una distracción, no tomé en serio lo que estaba haciendo, ya que nunca imaginé participar en este grupo y crear cosas tan lindas con cable y cobre. Me gustaría continuar y si está a mi alcance ayudar a la capacitación de más mujeres, ya que muchas de ellas son tímidas o no cuentan con los recursos para formarse. Integrar el taller me ha ayudado a mí y a mi familia”, relata con entusiasmo y ganas de emprender.
Croché
También Concepción Valdez (48) ya contaba con experiencia en manualidades, en especial con el tejido de croché. Ella vive hace 37 años en el barrio San Miguel del Bañado Sur, y ha participado en muchos talleres y cursos que hace el Cafa, con los cuales aprendió bijouterie básica y perfeccionó sus conocimientos en la confección de croché. “Para mí, el Taller Creativo de Cateura es algo lindo, un milagro de Dios, que puso en mi camino esta oportunidad; todavía no puedo creer en este sueño hecho realidad, ya que nos ayuda con un ingreso económico y también me enseña a crear joyas o accesorios con cosas que la gente desecha”, explica. Para Concepción, continuar trabajando en este taller es una gran oportunidad y anhela que se presenten más chances para seguir creciendo y formándose, y que esto pueda extenderse a más mujeres del Bañado.
El equipo actual se cierra con Cristina Cabrera Bareiro, de 50 años, quien no contaba con mucha experiencia dentro del área. Comenta que recibió la invitación para participar de un curso de capacitación y no dimensionó todo lo que esto conlleva; no se imaginó poder confeccionar joyas. Como todas las otras integrantes, Cristina está sumamente agradecida por la oportunidad y definitivamente ansía seguir por este camino.
La colección bañadense
La primera serie de collares y aros se realizó principalmente con cables, hilos de cobre, latas, latón y plástico fundido; además, se han utilizado piedras y apliques de joyas desechadas. Cabe destacar que todos los materiales han sido reciclados, higienizados y preparados por el equipo del taller, con todos los cuidados.
Ingenio, creatividad y manos hacendosas de las artesanas del Bañado se traducen en formas que se muestran orgánicas en su mayoría, aunque también presentan algunos modelos geométricos. Entre la abstracción y la figuración de inspiración botánica, los collares destacan por su brillo y gran tamaño en colores cálidos y terrosos. Además, se encuentran algunos multicolores. Sin duda el resultado es una colección de collares statement para destacar a donde uno vaya.
“Queremos que la gente conozca la marca y se enamore no solo del accesorio, sino de toda la historia que hay detrás de cada pieza y de cada mujer que la crea. Que sepa que no solo contribuye con su compra a mejorar la calidad de vida de las mujeres, sino también al cuidado del medioambiente. Queremos que sepa que cada pieza va cargada de sueños, esperanza y gratitud”, expresa Soraya, quien adelanta que está en los planes elaborar también accesorios para el hogar.
Lo que otros llaman basura, para este grupo de personas se convierte en art to wear y, lo que es más loable, lleva historias de superación y crecimiento personal y comunitario detrás.
Un proyecto social
El proyecto “Fortalecimiento del acceso de las mujeres a los recursos económicos y a la participación ciudadana en el Bañado Sur, Asunción” nace como parte de la intervención en el lugar de la Asociación Mil Solidarios desde hace 20 años. Este plan progresa en convenio con la ONG española Mujeres en Zona de Conflicto y fue presentado en julio del 2018 a la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), entidad que otorga la financiación. “Con este proyecto se pretende mejorar la calidad de vida de la población del Bañado, incidiendo en un desarrollo comunitario que parte de la mejora del acceso de las mujeres al empleo digno y su participación en espacios de decisión”.
La propuesta actual se inició a mediados de 2019 y desde entonces ha podido atender y capacitar a más de 1.100 mujeres. Cateura pretende generar productos innovadores, de calidad y belleza a partir de residuos reciclados, además de generar un espacio digno de trabajo para las mujeres. El plan de negocios fue puesto en marcha con la ayuda de dos voluntarios universitarios provenientes de la Universidad de Negocios Esade Barcelona y el asesoramiento de la diseñadora Adriana Ortiz. El equipo que dirige hoy el proyecto está integrado por Soraya Bello (directora ejecutiva), Guillerma Lara (administradora), Abel Morel (diseñador y capacitador) y Raúl Torres (experto en marketing).
Agradecimientos
Prendas: Unicentro (Palma y 15 de Agosto).
Maquillaje y peinado: Noemí Argüello y Diana Guerrero para Rommy Casa Central (Mcal. López c/ Chaco Boreal 2112).
Modelo: Emilce Godoy Granada (Insta: @emiggranada)
Fotos: ABC Color/Silvio Rojas/Gentileza.
Portada: La modelo Emilce Godoy Granada luce un collar de reciclados de Cateura.