Cargando...
Nathan Seastrand es un joven estadounidense que vive en Salt Lake City, Utah, Estados Unidos. Vino por primera vez al Paraguay en 2014, a los 18 años, como misionero de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. “¿Viste esos hombres que andan por la calle en camisa blanca y corbata? Pues yo era uno de ellos. Recibí un llamado para ir a Paraguay a predicar”, explica Nathan. Permaneció en nuestro país por dos años y se enamoró del Paraguay.
Comenta que no sabía mucho de nuestro país antes de venir y al llegar se encontró con un país hermoso, un lugar especial. Sintió que estaba en un hábitat lleno de naturaleza y aventuras. Se encontró con un mundo que no pensaba conocer, distinto, donde “la comida es rica, la gente es tan amable”.
La hospitalidad lo conquistó: “Todos son muy divertidos y alegres. Siempre digo que en Paraguay el alma vuela. Cuando estoy ahí, en medio de esa naturaleza, siento como una conexión con Dios. Es algo único y solo lo siento en Paraguay”.
Por eso desea estar aquí, comprar una casa en Paraguay, porque quiere sentir mucho más esa empatía. Es algo que siempre está buscando, revivir lo que sentía cuando estaba en nuestro país: “Hice muchos amigos allí. Recorrí muchas zonas. Estuve mucho tiempo en Trinidad, cerca del río. También en Capiatá, San Lorenzo, Luque, Limpio… por todos lados. Amo Asunción, la capital, una ciudad muy bella. Podría recorrer sus calles todo el día”.
Castellano paraguayo
Nathan reconoce que le costó un montón aprender nuestro idioma jopara, al que llama “castellano paraguayo”, porque no sabía si estábamos hablando en castellano o en guaraní. “Y, al principio, realmente, me fue muy difícil diferenciar los dos idiomas, muy difícil. Pero con el correr del tiempo fui aprendiendo y comprendiendo más. Hasta hoy me es difícil el guaraní, aunque aprendí bastante, y lo pronuncio en mi castellano, porque así lo aprendí”, manifiesta.
Nathan, quien adoptó el nick de “yankiguayo”, suele postear en sus redes sociales cuando hace cocido, toma su tereré o hace chipá. También pelando mandioca y preparando algunas comidas. “Me enseñaron los paraguayos cuando estuve allí”. Consigue la yerba y otros artículos de nuestro país en una tienda llamada La pequeñita, aunque parezca increíble.
“¡Una vez también me enviaron una caja llena de paquetes de yerba mate! Desde Paraguay”, cuenta feliz.
Y, realmente, quedó cautivado por nuestro país por lo que regresó por unas semanas en octubre de 2018. Este año quiso volver, pero esta vez para comprar una casa y quedarse más tiempo, pero la pandemia aplazó sus planes.
Ere eréa
Multifacético, Nathan cuenta que se dedica a muchas cosas. Ahora estudia Conservación de animales. “Tiene que ver con conservar a los animales en su hábitat natural. Es como un guardabosques. Cuidar la naturaleza y los animales”, explica.
El joven también trabaja como modelo, aunque por el momento –debido a la cuarentena– no hay mucha actividad. “También soy jardinero. Trabajo para mi abuelo”, exclama.
Asimismo, ahora está estudiando guaraní. Desea conseguir una beca para venir a Paraguay a estudiar el idioma que nos legaron nuestro ancestros: “Mi meta, además, es viajar, conocer el mundo y hacer videos. Quiero conocer gente”.
¿Tenés novia paraguaya? “Ja, ja, ja!, no, estoy soltero”, responde. El último verano boreal aprovechó sus vacaciones para practicar guaraní con su familia. Sus videos son muy divertidos y lleva los símbolos paraguayos donde él vaya.
Más paraguayo que la mandioca
“¿Quién está mirando el partido? ¡Vamos, @albirroja! Yo tengo que ver desde mi laptop. Pero desde los Estados Unidos, yo apoyo Paraguay. ¡Vamos car…!”, dice Nathan desde su cuenta de Facebook. En el partido de la Albirroja contra Venezuela muestra sus fotos pelando mandioca esperando el cotejo. ¿Qué te pareció el partido?, preguntamos. “¡Pues jugamos bien! Y creo que podemos jugar aún mejor, ¿verdad? Y cuando Silva salvó al partido al final ¡eso fue superemocionante!”, asegura. Y sí, un paraguayo más.
/más info/ F: Nathan Seastrand
Fotos: Gentileza.