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“La madre eterna es el leitmotiv de mis obras. Madres de nadie, madres de todos, madres fecundas o yermas, pero madres al fin, siempre en pos de la perpetuación de la especie, y los mitos inherentes a ello”, dice Ofelia sobre el profundo y constante estudio de la mujer que se puede apreciar en sus creaciones. La condición de la mujer durante todos los tiempos es algo que se puede apreciar, ya sea en sus pinturas o cerámicas.
“Hay un tiempo para desarrollar cada tema; mamanaides, chamanes, hombres árboles, la novia velada y ahora las cándidas angelitas”, expresa esta artista nacida en Argentina, pero que quedó cautivada cuando vino a Paraguay y ya no se fue.
Trabajó las mamanaides durante mucho tiempo en diferentes tamaños, desde 30 cm hasta 2 m. “El nombre es inventado, como tantos otros nombres que le pongo a mis obras”, dice la artista sobre estas siluetas. A otros personajes los bautizó como Metalquino, Pacha, Nuna de Nam, Botenaide, a quienes considera como sus compañeros de andar por la vida.
En este momento está dedicada a las angelitas y a la mamanaide “el renacimiento”. “En su superficie, la erosión, estrías del tiempo, huellas de vientos y mareas, devenir de las eras, emerge trémula la presencia humana entre ruinas, el pasado abriéndose paso a un nuevo hoy”, habla con poesía sobre el personaje.
En su vida, la constante es un permanente deseo de crear. “Enseñar, producir arte es la misión y el propósito de mi vida y eso es lo que hago en el día a día en el espacio del taller creado para tal fin, que disfruto en medio de la naturaleza”, dice.
Cautivada por Areguá
Ofelia Fisman nació en Saenz Peña, Chaco argentino. Vivió en Corrientes y luego se trasladó a Buenos Aires para perfeccionarse en escultura cerámica, esmaltes artísticos y escenografía en grandes espacios. Al cabo de una década en la capital argentina la convocaron para realizar ambientaciones en un centro comercial de primera línea en el Paraguay y fue así como llegó en 1995 y no se fue más.
Se declara actualmente totalmente consagrada a lo que ama; fundó en Areguá el Domo Cultural Ita Kua, lugar en el que reside y trabaja en cerámica y pintura junto con su hija Florencia Banquer, también ceramista y facilitadora de barras. Allí dictó muchos cursos y seminarios de cerámica artística, pero en este momento se encuentra absolutamente abocada a la producción de su obra escultórica. Comenta que trabaja con arcillas locales y ella misma prepara los esmaltes en su taller.
Y es en ese espacio idílico donde a Ofelia la acompañan familia, perritos y plantas, sin olvidar a las angelitas y las mamanaides.
/más info/ @ofelia_fisman
Fotos: Gentileza.