La ternura de los amigurumis

Son muñecos adorables y hoy dejaron de ser objetos apreciados solo por el público infantil. Los amigurumis se posicionaron como los juguetes de compañía y decoración más solicitados y quienes los confeccionan tienen una opción laboral para esta larga pandemia.

La ternura de los amigurumis.
La ternura de los amigurumis.Gentileza, Perse Amigurumi

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Son varias las personas que se sumaron a esta fiebre de ternura y tomaron cursos o se formaron mediante videos de YouTube; todas las alternativas son válidas para aprender la técnica del crochet que da vida a estos encantadores personajes de hilo rellenos con guata o algodón.

Los amigurumis son muñecos de apego; al estar primero en manos de su mamá quedan con el aroma de ellas y, por ende, generan tranquilidad al bebé, explica Hebe Inés Villalba Fretes, licenciada en Fonoaudiología y estimuladora temprana.

La profesional comenta que estos objetos también ayudan a los niños prematuros a sentir calma y tranquilidad.

El amigurumi puede entrar en contacto con el bebé desde su primer día de nacido; para los prematuros se recomienda especialmente la forma del pulpo, por sus múltiples tentáculos, que se asemejan al cordón umbilical, y para los demás puede ser cualquier diseño, dice.

Los materiales utilizados en la elaboración del muñeco son importantes primeramente para no generar reacciones alérgicas, ya que la piel del bebé es muy delicada y, en cuanto a los colores, para los recién nacidos es mejor que sean blancos o de colores cálidos, sugiere la experta, y agrega que a medida que van creciendo los chicos se pueden ir incluyendo colores más fuertes, como el rojo, azul oscuro y amarillo.

La amabilidad del crochet

Patricia Fretes Noguera es maestra de primaria y conoció esta técnica a través de su hija Inés, fonoaudióloga, quien le sugirió que tejiera un amigurumi a la primera nieta en camino, Jimena.

“Son de origen japonés. Ami significa crochet, y nuigurumi, muñeco relleno de algodón. Mediante esta técnica se puede confeccionar todo tipo de animalitos: jirafas, ovejas, conejitos, zorros, inclusive personajes de TV, entre otros”, explica Patricia, quien teje de todo, pero recibe más que nada pedidos de ovejas, jirafas y conejos.

Lo más solicitado es siempre para bebés, comenta y añade que, según los japoneses, la textura de los amigurumis recuerda a los recién nacidos su vida intrauterina.

“Mi experiencia con el tejido se inicia a mis 7años de edad cuando, a causa del asma que padecía, me veía obligada a permanecer quieta. Observaba a los otros niños jugar y yo no podía, fue entonces que le dije a mi madre que me aburría”, comenta. Fue así que, a través de su madre, aprendió a tejer ropitas para sus muñecas. Hoy hasta da clases a quienes deseen aprender y confiesa que de los amigurumis le atrapa la ternura que inspiran al confeccionarlos, proceso que lleva entre uno y tres días, dependiendo del tamaño y los detalles que requieran.

De los números al ganchillo

La contadora Loyda Martínez Gamarra también es una apasionada del amigurumi. Comenta que su trabajo le generó la necesidad de buscar un momento de distensión, por lo que empezó a tomar pequeños cursos de corte y confección y pintura, hasta que llegó al amigurumi y se enamoró. Luego fue perfeccionando su técnica a través de tutoriales en internet.

“A partir de diferentes patrones uno puede crear infinidad de diseños. Básicamente se inicia con anillos mágicos, a los cuales se les agregan los puntos bajos para seguir, los puntos altos para aumentar el tamaño del peluche, posteriormente las disminuciones para ir cerrando y, finalmente, rematar, previamente rellenando para darle forma al peluche creado”, explica.

Loyda se inspira al ver que estos muñequitos pueden brindar compañía y además admite que le relaja profundamente tejerlos. Hace todo tipo de amigurumi, pero los más solicitados son los peluches de apego (por ejemplo las jirafas personalizadas). En cuanto a los adultos, también se sienten identificados con ciertos personajes favoritos y exclusivos, dice. “El tiempo que lleva depende del diseño y tamaño, pero serían aproximadamente de 10 a 15 días”, concluye.

Pasión por los hilos

La abogada Raquel Rivaldi trabaja en el área de educación y hace 8 años disfruta de hacer juguetes de hilo en crochet. “Yo aprendí la técnica desde niña con mi mamá, así que siempre tuve familiaridad con el tejido”.

“En el 2012 estaba muy estresada y empecé a buscar proyectos en crochet para relajarme en mis ratos libres. Conocí el crochet en ese entonces, recuerdo que creé una cuenta de Pinterest y vi los muñecos de Yan Schenkel, una diseñadora de amigurumi argentina que me encanta, y mi primer muñeco fue justamente uno diseñado por ella, un pulpito que guardo como recuerdo. A partir de ese momento descubrí que me encantaba hacer muñecos de hilo”, comenta.

En Japón existen asociaciones de personas que hacen amigurumi y realizan exposiciones anuales, lo toman muy en serio y hay muchos diseñadores de este arte, cuenta Raquel y añade que en los últimos años la cantidad de personas que lo hacen alrededor del mundo creció y se potenció aún más con las redes sociales como Instagram o páginas específicas para tejedores, como Ravelry.

“Acá en Paraguay también, cuando yo empecé en 2012 casi nadie hacía y recuerdo que iba a muchas ferias con mis muñecos y a la gente le llamaba bastante la atención y se acercaban a hacerme un montón de preguntas. Ahora todo es más fácil, pero cuando yo empecé a tejer muñecos no se conseguían libros o revistas ni hilos especiales para amigurumi”, recuerda.

Esta apasionada del ganchillo cuenta que hasta aprendió a leer patrones en japonés: “Un superpoder que desarrollé para lograr hacer amigurumi”.

Arte de tejer como base

Hacer esta manualidad es más fácil cuando ya se tiene una base en el arte de tejer; los materiales para empezar son la aguja de crochet, hilos coloridos, relleno, tijera, ojitos de seguridad, aguja tapicera, alfileres, entre otros. Es necesario conocer los puntos más básicos de crochet: cadena, punto enano, punto bajo. Casi todos los animalitos o personajes se hacen en punto bajo: “En mi cuenta de Instagram comparto videos para las personas que quieran iniciarse desde cero, aprendiendo a hacer los puntos básicos de tejido”.

Desde niña su sueño era ser diseñadora de modas, así que aprendió a bordar y coser ropitas para sus juguetes: “Siempre me gustó jugar a diseñar y eso es algo que me acompaña hasta ahora. No llegué a concretar ese sueño, pero terminé siendo creadora de muñecos. Muchas veces tejo figuras de conocidas diseñadoras de amigurumi, pero últimamente empecé a desarrollar mis propios patrones y es un proceso diferente al de simplemente tejer muñecos”.

Raquel Rivaldi empezó una colección de pájaros; explica que el proceso comienza con una investigación sobre la forma del ave que le interesa crear, revisar los colores, formas de la cola, plumaje, listas en la cabeza; lo siguiente es hacer unos dibujos y primeros esquemas de punto para empezar a darle forma. Explica que usa una aplicación para crear los patrones y guiarse con los cambios de colores. “A veces me toma días lograr el resultado que quiero. Para hacer esos cambios de color uso una técnica que se llama tapestry. Hasta ahora logré hacer 9 especies de pájaros en su versión amigurumi y espero hacer otras más”.

Uno de los personajes más solicitados es el legendario Yoda, uno de sus favoritos. Actualmente ya no toma pedidos; le gusta compartir patrones, hacer fotografías de sus obras, videos para enseñar técnicas o trucos y conocer a otras personas que comparten esta pasión; además tiene una sección de muñecos disponibles en las páginas de su emprendimiento Perse Amigurumi.

De familia

Rosa Cuevas es licenciada en Administración de Empresas; trabajó en varias firmas en atención al cliente y en una compañía familiar como analista de créditos. En 2016, cuando estaba embarazada de su segunda hija, quiso hacerle un muñeco tejido y empezó a investigar a través de internet.

Cuenta que en su casa sus abuelas, su mamá y sus tías hacían esta manualidad y bordados de todo tipo, por lo que este mundo de creatividad no le era extraño para nada. Afirma que con esta técnica se puede hacer de todo y “una vez que descubriste cómo hacer no podés parar más”.

Lo que más le piden son conejos, ositos y animales de safari. En cuanto al tiempo que le lleva dice que depende del tamaño y la dificultad del modelo, se puede tardar de 4 a 12 horas, siempre es muy relativo y con la práctica se va haciendo cada vez más rápido.

El boom

Algunas de las páginas donde podrá encontrar las creaciones de amigurumis de nuestras entrevistadas son las siguientes:

- Facebook: Patricia Fretes Noguera

- Instagram: Patti Fretes

- Facebook: LoliArte Amigurumis

- Instagram: @loliarte_amigurumis

- Instagram: @Perseamigurumi

- Facebook: Perse

- Twitter: @Perseamigurumi

- Instagram: pinku_amigurumis.

alba.acosta@abc.com.py

Fotos: ABC Color/Fernando Altamirano/ Silvio Rojas / Gentileza.

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