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Y lo hace muy bien puesto que apela, por ejemplo, a la relación entre el producto interno bruto (PIB) - deuda y que el pasivo se vincula con la capacidad de pago, entre otras razones. No obstante, y si bien el viceministro muestra su adhesión a las reformas económicas con las que también me adscribo, comete algunos errores y desconsidera otros elementos en el análisis.
Empieza el subsecretario su artículo con una frase del expresidente y secretario de Comercio de los Estados Unidos, Hebert Hoover, que dice: “Benditos los jóvenes porque ellos heredarán la deuda nacional”, afirmando seguidamente que “en Paraguay debería haber acuerdo con dicha frase, puesto que la deuda se destina a inversiones y en una situación excepcional a luchar contra una pandemia”.
No cita la época en que vivió Hoover y sobre todo el contexto económico histórico de su actuación, además que la referida frase resulta perjudicial en atención a los resultados de su implementación. El presidente Hoover, en efecto, fue el que profundizó todavía más la economía recesiva del año 1929 como lo sostienen con argumentos consistentes, por ejemplo, los siguientes autores en sus respectivos libros: Lionel Robbins, “La gran depresión”; Murray Rothabard, “La gran depresión norteamericana”; Jesús Huerta de Soto, “Moneda, crédito bancario y ciclos económicos”; Hans Senholz, “La gran depresión”; Mark Thornton y Chetley Weise, “Las revueltas fiscales de la gran depresión, revisadas” y otros.
Las medidas llevadas a cabo por Hoover estaban signadas por el intervencionismo estatal. Desde el endeudamiento, control de precios, aumento del gasto público, incremento en aranceles, mantener artificialmente los salarios, aumentos de impuestos y otras políticas de estímulo ensayadas en aquel momento, y que trajeron como consecuencia que la recesión terminará en la conocida gran depresión.
De manera que la frase de Hoover “benditos los jóvenes porque ellos heredarán la deuda nacional” y con la que “debería haber acuerdo” como dice el viceministro, no es afortunada y menos todavía lo es en Paraguay por cuanto que se está decidiendo sobre el patrimonio de las futuras generaciones.
En lugar de Hoover, en todo caso, es preferible la línea de pensamiento de Thomas Jefferson, quien años después de la puesta en marcha de la Constitución norteamericana mencionó sobre introducir una reforma en dicho magno documento de manera expresa una prohibición al gobierno de contraer endeudamientos.
Instituciones y economía
Además de lo señalado -que no deja de ser importante para no caer en el “argumentum ad verecundiam”, argumento de autoridad o “magister dixit” por el cual se considera como verdadero porque proviene de alguna determinada autoridad- está que las economías de los países es diferente debido a las influencias de sus contextos políticos.
Sobre estos contextos (económico y político) el viceministro sabe que el derecho y la economía no son compartimientos estancos. En el análisis económico del Derecho (Law & Economics) las normas jurídicas resultado del plafón político guardan relación con el clima económico.
En el caso de Paraguay, las proyecciones de gasto e ingreso se encuentran muy ligadas a los intereses de la política partidaria y mayorías circunstanciales debido al bajo nivel de institucionalidad deseada para una economía pujante. Esto es, los cambios económicos e institucionales son parte de un todo, línea argumentativa del Derecho y la Economía, desarrollada por Douglas North, Nobel de Economía 1993.
Un ejemplo aquí en Paraguay. El Ejecutivo vía Hacienda deberá conseguir aprobar otra modificación de la ley de responsabilidad fiscal que en su momento solicitó y el Congreso denegó. ¿Hasta dónde subirá el tope de responsabilidad fiscal y cuándo volverá a su límite tolerable? Paraguay requiere ciertamente de inversiones en infraestructura. Pero no por ello se deben abrir las compuertas de deudas desconsiderando la capacidad de producción y productividad de la economía privada y la recaudación de tributos.
Por cierto, sobre esto último es fundamental la atención no solo del Ejecutivo sino del Congreso acerca de que la economía formal descansa sobre muy pocos contribuyentes, un absurdo e injusticia, que también viola el precepto constitucional de la igualdad ante la ley. El ratio deuda y PIB en realidad empieza a topear el 40%, lo que implica desde ahora un escenario diferente. El margen de sostenibilidad fiscal se ha venido reduciendo de manera acelerada y no es un tema a desconsiderar ni por la economía ni por la política.
Variaciones a tomar en cuenta
Resulta llamativo igualmente que el viceministro diga que “lo importante es el pago de intereses de la deuda y la misma es sostenible cuando los intereses pueden pagarse con los ingresos corrientes, dado que para el pago del capital pueden hacerse roll over”. Hacer nuevas emisiones, en efecto, puede implicar como sucede en muchos países, en una prórroga de la fecha de vencimiento de un préstamo, pero supone cargos adicionales y de ese modo el endeudamiento pasa de ser un hábito a una forma de vida.
En este punto en particular, el subsecretario de Estado debería tomar en cuenta las variaciones que pueden darse en el mercado financiero internacional así como en el tipo de cambio, los cuales terminan en deudas y sobre deudas. Todavía más, el endeudamiento repercute sobre las recaudaciones.
Insisto nuevamente sobre la manifiesta informalidad (40%) en nuestro país. Es vital su corrección para lo que se viene, tomando en cuenta principios de rango constitucional como la mencionada igualdad ante la ley y los relacionados a la hacienda pública referente a la contraprestación, transparencia y rendición de cuentas en el uso de los recursos.
Además, el viceministro parece no percatarse –al menos no hace mención alguna al respecto en su artículo en la edición anterior– sobre los vicios del mal gasto público que guardan relación con nuevos compromisos de deudas. Si hay una conspiración contra el erario o mejor dicho contra los bolsillos de la gente es precisamente el despilfarro, la corrupción, las malversaciones, las licitaciones amañadas, los monopolios, el trámite, la coima y todo lo que ahora se tiene y se nota a diario. De manera que la deuda es una debilidad convertida en verdadera amenaza por el mal gasto para la sostenibilidad de la economía en su conjunto.
Crecimiento o seguir en lo mismo
En cuanto a la proyección de la economía y el endeudamiento, el viceministro dice “.. que dichas medidas son mayormente inversiones y gastos extraordinarios, es decir, no son permanentes, lo que implica que el déficit fiscal se reducirá y que la deuda ya no aumentará al ritmo de 2020, una vez que la economía retome su senda de crecimiento tendencial”.
¿A qué senda de crecimiento se refiere? Y si bien se ha logrado importantes avances en el orden macroeconómico que concitó al crecimiento del PIB, no es menos cierto que sin reformas de fondo no habrá ese crecimiento en el nivel que Paraguay necesita.
Se tuvo que esperar el evento pandémico del covid-19, para que temas largamente postergados como el de la desmonopolización del sector eléctrico con 40 años de atraso, siendo el único país de Iberoamérica que todavía no ha abierto el sector eléctrico a la libre competencia, postergando inversiones en la industria y otros negocios. Finalmente, en estos días y solo por citar una “reforma” elemental (ningún funcionario puede ganar más que el primer mandatario, guaraníes 37 millones) son muchos los diputados que adelantaron que mantendrán los altos salarios en Itaipú y Yacyretá, contrariamente a la postura del presidente Mario Abdo Benítez. Mientras tanto: otra vez la deuda.
(*) Decano de Curriculum UniNorte. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”: “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la Libertad y la República”.