Cargando...
Juan Gaspar Bareiro Galeano (35) trabaja en un taller de muebles finos. Cuando se estableció la cuarentena ante la amenaza del coronavirus y teniendo en cuenta las condiciones del sistema de salud decidió intentar hacer algo útil para la comunidad. El resultado fue un prototipo de unidad de apoyo para respiración mecánica.
Se metió de lleno en su taller de muebles y en el de vehículos de su suegro, Agustín De León, con la idea de buscar elementos que servirían para crear un aparato que ayude a una respiración asistida. Sin ningún conocimiento de ingeniería, pero empujado por las ganas de colaborar para salvar vidas durante la pandemia inició el proyecto.
Apoyado por su familia, este oriundo de General Artigas (Dpto. de Itapúa), que hace tiempo vive en Concepción, rápidamente preparó los trazos en su mismo cuaderno de trabajo cotidiano de carpintería.
En base a esos esquemas buscó algunas piezas en desuso para adaptar a la “máquina”, entre ellas una cinta caminadora, autopiezas, motores pequeños, embragues y otros artículos que fue integrando.
Una vez ensambladas todas las partes seleccionadas conectó el motor a la energía eléctrica y aquello que parecía una idea casi imposible dio buen resultado. El aparato tiene una fina terminación, por la especialidad misma de su creador. Después de pulir ciertos detalles, estaba listo el prototipo luego de tres días de intenso trabajo.
Extrema necesidad
El creador del aparato considera que su obra se podría utilizar en casos de extrema necesidad para un paciente y se emplearía de apoyo para ambucear (resucitador manual) de forma mecánica. El artefacto consta de un ambú que actúa como un mixer que puede combinar oxígeno con aire y fue preparado para tener hasta 8 ambús.
Un apoyo importante para la idea le brindó el licenciado en enfermería Ever Montanía, quien fue invitado a verificar el funcionamiento del equipo, aunque la mayor dificultad es siempre la parte económica para obtener los insumos.
Bareiro llevó su invento hasta el Hospital Regional de Concepción, donde se lo mostró a un médico y a una enfermera. Los profesionales le dieron algunas indicaciones técnicas para realizar los ajustes para que eventualmente pueda ser probado.
El médico de origen cubano Lázaro Hernández, quien trabaja en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Regional de Concepción, fue una de las personas que vieron el prototipo fabricado por Juan Bareiro. El profesional considera que es un buen inicio, pero aclaró que no es de uso inmediato en medicina: “Tiene que pasar por ciertos requerimientos técnicos para ser utilizado por profesionales de la salud. El Ministerio de Salud Pública tiene un departamento encargado de los equipos, nosotros en el hospital utilizamos aparatos ya certificados. Para poder mejorar su invento debe tener el asesoramiento de ingenieros electromédicos que lo puedan ir guiando”.
De cualquier manera, la intención es buena y la idea está en marcha para cualquier eventualidad.
Cabina metálica
Otra de las creaciones de este mueblero, inspirado por el covid-19, es una cabina metálica que funciona como fumigador y que será utilizada para desinfección de los médicos y enfermeras. El cubículo es una estructura metálica con enchapado y cuenta con un sensor de movimiento. Para su montaje, Bareiro utilizó motores, sensores de movimientos y una colección de plomerías. Faltan algunos detalles para su terminación, debido a que las ferreterías de la zona cerraron con las restricciones que impuso la pandemia a los comerciantes.
En estos momentos, son dos las cabinas que están siendo fabricadas, una para el Hospital Regional de Concepción, que fue costeada con ayuda de la ciudadanía, y la otra para el Instituto de Previsión Social de Horqueta, donde los funcionarios de blanco contribuyeron para adquirir el equipo.