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A primera vista da la impresión de ser una especie de cubo Rubik raro, de un solo color. Sin embargo, es un dispositivo denominado en la jerga científica espacial como nanosatélite, que encierra en su interior una gran cantidad de microcircuitos cuidadosamente dispuestos y programados para cumplir diez misiones espaciales.
Este cubito de 10x10x10 cm es la esperanza de que Paraguay inicie, al fin, su ansiada carrera espacial concebida como una “locura”, en el seno de la Agencia Espacial del Paraguay (AEP), tan solo unos meses atrás. Una inversión de US$ 250.000 (alrededor de G. 1.637.500.000) ubicarán a nuestro país en el espacio sideral en una experiencia científica cuya meta será la adquisición de conocimientos.
Bird 4
Ese es el nombre del proyecto en el que trabajan Adolfo Jara y Aníbal Mendoza, dos ingenieros paraguayos encargados del diseño, desarrollo y ensamblaje del dispositivo.
Una de las diez misiones será el monitoreo de los vectores del mal de Chagas en el Chaco paraguayo, lo que permitirá establecer políticas reales para el combate de la enfermedad colocando 200 sensores que enviarán datos en tiempo real a la Universidad Nacional de Asunción, según informó Liduvino Vielman, presidente de la AEP. Esta iniciativa –a su criterio–, “nos muestra que los paraguayos tenemos las mismas capacidades y posibilidades de desarrollar ingeniería avanzada, lo que nos falta es oportunidad”.
El interés en el mal de Chagas surgió a través del Cedic (Centro para el Desarrollo de la Investigación Científica), institución que se ha sumado al proyecto Paraguay al espacio. “Ellos nos acercaron la problemática que nos permitió diseñar una misión para este satélite. Los sensores de detección ya fueron instalados, pero funcionaban por red de telefonía celular. Eso limitaba bastante el campo de acción de los científicos, porque sabemos que en el Chaco la señal es insuficiente y la recolección de datos era incierta”, aclaró Mendoza.
Brazo robótico en la EEI
El proyecto Birds 4 involucra, además de Paraguay, a Japón y Filipinas. La puesta en órbita depende de las gestiones de la Jaxa (Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial), que apoya la iniciativa de la AEP. Justamente, Jara y Mendoza elaboraron el GuaraniSat-1 en el Instituto de Tecnología de Kyushu (Kyutech), Japón, hasta adonde llegaron beca mediante.
El nanosatélite paraguayo será puesto en órbita a través de la Estación Espacial Internacional (EEI), que dispone de un módulo japonés con un brazo robótico para colocar el dispositivo en órbita. “La puesta en órbita no será hecha por un astronauta, sino por una máquina. Antes de que eso ocurra, en la EEI se harán los últimos controles de seguridad, más aún por ser un satélite de pequeñas dimensiones. Ya se realizaron pruebas en Tierra que simulan el ambiente hostil que hay en espacio”, contó Jara sobre el proceso que viene siguiendo el GuaraniSat-1.
Las pruebas preliminares son muy rigurosas, indicó Mendoza, en especial las que simulan el comportamiento en la estratósfera, como vibraciones de alto impacto, las frecuencias de interpolación, etcétera. “Se trata de asegurarnos de que ninguno de los componentes salgan de lugar durante la misión. Ya hicimos pruebas de vacíos, ciclos térmicos y presión muy baja”.
Otras misiones
Además de monitorear el mal de Chagas, el GuaraniSat-1 hará otros testeos en órbita. Cuenta con una cámara digital de cinco megapíxeles, que “es pequeña, porque está limitada por el almacenamiento de energía, pero tiene fines documentales para certificar que nuestro satélite, en efecto, esté en órbita”, dijo Jara.
Asimismo, se pondrá a prueba una nueva celda solar orgánica –que aún no ha sido utilizada en el espacio– y un nuevo sistema de antenas basado en que el propio frame (estructura) del cubo satelital funcione como antena. “Así se evitará que haya inconvenientes en el despliegue de la antena de transmisión, problema común en los nanosatélites”, detalló Mendoza.
Con este dispositivo también se evaluarán componentes de bajo costo que, de tener resultados positivos, podrán utilizarse en futuros satélites y hacer más accesible su construcción. A la par, se probará un nuevo tipo de pegamento que sirve para adherir las celdas solares a los satélites. El cubito tendrá, además, un chip de detección de partículas de neutrones y electrones que impactan contra el satélite. Finalmente, clasificará las imágenes y solo descargará las que sean de la Tierra.
En cooperación
Este proyecto es una cooperación de la AEP con la JAXA y las Naciones Unidas, específicamente la oficina de Asuntos Espaciales, que tiene como objetivo apoyar a países que hasta la fecha no han tenido la experiencia espacial. Servirá de experiencia académica para la futura transferencia de conocimientos a otros jóvenes paraguayos interesados en las ciencias espaciales y colaborará en la elaboración de políticas de tratamiento de una enfermedad en una zona alejada como el Chaco.
Finalmente, la iniciativa se enmarca dentro de la defensa y la seguridad del país y este pequeño paso desde la EEI será un gran paso del Paraguay en su apertura a la carrera espacial.
El dato
Se estima que la vida útil de este dispositivo aeroespacial es de seis meses a dos años. “Depende del momento en el que está en órbita y de las condiciones del espacio. Pero, cuando vuelva a entrar a la atmósfera se desintegrará”, anunció Jara.
Más info: www.aep.gov.py
mescurra@abc.com.py