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La producción de Matar a un muerto estuvo a cargo de Gabriela Sabaté. Ella forma parte de la camada que le da visibilidad al cine hecho en Paraguay, produciendo títulos tan premiados y apreciados en los que trabajó, como Hamaca paraguaya y La memoria del monte (Paz Encina), Esperanza (Enrique Carballido y Sylvie Moreaux), Karai Norte (Marcelo Martinessi), Lectura según Justino (Arnaldo André), Luna de cigarras (Jorge Díaz de Bedoya), Los buscadores (Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori), La última tierra (Pablo Lamar), Mangoré, por amor al arte (Luis R. Vera), Orsai (Emiliano Gómez), entre otros.
Gabriela inició su carrera como manager del grupo Síntesis, para luego meterse de lleno al audiovisual en productoras y canales de televisión hasta que en 2005 fue convocada por Paz Encina para Hamaca paraguaya, que le abrió un camino importantísimo de crecimiento y aprendizaje.
Después vinieron otras producciones, tanto nacionales como argentinas. Trabajó en El niño pez, de Lucía Puenzo; Las acacias, de Pablo Giorgelli (hizo el casting), y el cortometraje Muta, de Lucrecia Martel. “No es fácil, pero también tenemos que ser responsables de nuestros actos y saber que estamos aprendiendo. A veces vamos a equivocarnos y volver a empezar. Es todo un aprendizaje. Somos personas que estamos soñando y haciendo lo que nos gusta”, confiesa.
Pese a ser un trabajo extenuante, sin horarios fijos ni feriados, a Gabriela le apasiona producir una película. “Es extremadamente enriquecedor”, califica sobre su profesión. Pasión que la sigue llevando a apostar por proyectos que le interesan, como Matar a un muerto, que se enfoca en quienes hacían desaparecer los cuerpos durante la dictadura de Alfredo Stroessner: “El guion de Hugo Giménez es muy rico y original. Cuenta esta historia desde el último eslabón de un sistema nefasto. Habla también de tres seres humanos en un contexto de opresión, en el que la dictadura está presente desde la periferia, pero finalmente vemos cómo reaccionan ante las presiones”.
Entretejido revelador
“Cada película es un mundo. Capaz en una aprendiste un montón de cosas y la nueva película te presenta desafíos nuevos. Creo también que es lo que más me motiva y me da más ganas de hacer cine”, confiesa Sabaté.
Para ella, los 35 años duros que pasó el Paraguay durante la dictadura stronista fueron limitantes para la creación del cine paraguayo: “Ahora, la digitalización nos ayuda a que todo esté más al alcance, a que podamos hacer y contar más historias".
Matar a un muerto es su primera película, desde el desarrollo hasta el final. “Si bien estuve como coproductora, productora asociada o parte del equipo técnico en otras, esta es la primera que hago desde mi productora”, indica.
Desde el principio le cautivó el guion: “El cine nos lleva, nos trae, nos enseña. Pensé que sería interesante formar parte de este proyecto. Cuando Hugo me invitó, le dije que sí y fue superenriquecedor. Ganamos el BrLab, que trabaja el proyecto del guion y la producción. Fuimos seleccionados en Puentes, que es un programa para productores de Europa y América Latina que ayudan a formar desde el guion, pero desde el punto de vista de la producción, las ventas, la distribución”, comenta.
El deseo de Gabriela es que este filme pueda ser visto por la mayor cantidad de personas en el Paraguay y que el espectador se sienta orgulloso del cine nacional.
maponte@abc.com.py
Fotos: Gentileza/Mariana Bomba.