La acogedora Virgen serrana

La veneración católica de la Virgen María bajo la advocación de la Inmaculada Concepción de María es de larga data. Tiene alrededor de un milenio, cuando fue instituida por Ildefonso, obispo de Toledo, España. En nuestro medio su culto arranca en los años coloniales.

La acogedora Virgen serrana
La acogedora Virgen serranaArchivo, ABC Color

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Fue el papa Alejandro VII, quien, al tiempo de concederle el título de “Nuestra Señora”, reconoció la advocación de la Inmaculada Concepción de María, que tuvo como uno de los más fervientes devotos al rey español Felipe IV. Este ordenó su veneración en todo su reino, provincias y colonias. De esa época data su presencia en el culto religioso paraguayo. Carlos III, también gran devoto de la Inmaculada Concepción de María, la declaró como patrona principal de España y América. Justamente durante su reinado se originó la ciudad de Caacupé, presidida por una pequeña y rubia imagen de la Virgen Purísima.

La Iglesia matriz del Paraguay era la catedral asunceña, la más antigua de la región. Cuando los pobladores asunceños se diseminaron tierra adentro fueron levantando capillas y oratorios. Con el tiempo, estos fueron jerarquizándose como viceparroquias y, luego, como parroquias, conformando la diócesis paraguaya que, luego, fue fragmentándose en el siglo pasado en arquidiócesis y varias diócesis.

A mediados del siglo XVIII surgió en la región cordillerana la parroquia de Piribebuy, para auxilio religioso de los comarcanos. Existían otras en la región, como las de Altos, Atyrá y Tobatí, pero eran pueblos de indios, y cada oficio religioso era oportunidad para no pocos conflictos por nimiedades y quisquillosidades, como la utilización de asientos, pues los paraguayos consideraban que tenían que tener preeminencia sobre los derechos de los indígenas de esos pueblos.

Para solucionar esas cuestiones “sociales”, se optó por la creación de viceparroquias y parroquias exclusivas para criollos. Así se originó la de Caacupé, como viceparroquia de Piribebuy, por petición del párroco de esta, el presbítero Andrés Salinas.

La creación de la parroquia

El 1 de setiembre de 1769, el Cabildo eclesiástico –en ausencia del obispo– aceptó la construcción de un oratorio y otorgó a Salinas su título de teniente cura de dicha capilla.

El 9 de octubre de 1769, previo inventario de sus pertenencias y joyas, tuvo lugar la entrega de una imagen de la Concepción de María y su ajuar a los pobladores de Caacupé. El padre Roque Melgarejo, teniente cura de la parroquia de Tobatí, donó a los pobladores de Caacupé la imagen que había heredado de su tío Juan González Melgarejo, quien había viajado a Chile para ordenarse de obispo de ese país.

La rubia imagen fue trasladada al paraje donde hasta nuestros días se la venera, presidiendo la profunda religiosidad paraguaya.

surucua@abc.com.py • Foto ABC Color/Heber Carballo.

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