Benemérita Cruz Roja

Cien años de grandes desafíos resumen la trayectoria de la Cruz Roja Paraguaya fundada en 1919 por el Dr. Andrés Barbero. A poco tiempo de su creación, durante la Guerra del Chaco, ya demostró que era merecedora de todos los méritos.

La Cruz Roja Paraguaya tuvo su bautismo de fuego durante la Guerra del Chaco asistiendo en diversos frentes a los soldados .
La Cruz Roja Paraguaya tuvo su bautismo de fuego durante la Guerra del Chaco asistiendo en diversos frentes a los soldados .

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Cuando en 1924 la Cruz Roja Internacional –cuya filial paraguaya llevaba solo cinco años de creación–, había ofrecido una beca para una enfermera profesional que hablara el inglés, tal vez nadie imaginaba la magnitud y el aporte al país que daría una institución que hoy llega al primer siglo de vida. Esto que es más que una anécdota lo rescata la doctora Olinda Massare de Kostianovsky en sus investigaciones sobre las pioneras de nuestra nacionalidad.

El curso debía desarrollarse en el Bedford College de la Universidad de Londres, y la elección recayó en una dama de la sociedad asuncena, María Victoria Candia. Había estudiado el idioma durante ocho meses en el Instituto Paraguayo y “sabía saludar, conjugar y recitar algunos versos”.

Siguió sus estudios luego en París y Estados Unidos, cuando le sorprendió el toque de alarma de la Guerra del Chaco, en 1928, y regresó a su país. Entonces se dio un hecho que marcó el destino para la mujer paraguaya y la historia. Más adelante, “al llamamiento de la Cruz Roja Paraguaya, María Victoria, en compañía de la doctora Alfreda Palacios de Coronel, instruyó a las jóvenes y nóveles enfermeras, y así bajo su dirección partió al Chaco la Primera Brigada de aquellas beneméritas profesionales”.

Esa institución, que tuvo por esos años convulsionados ya varios bautismos de fuego, se consolidó en su labor humanitaria durante el conflicto bélico con Bolivia. Este 12 de noviembre acaba de cumplir 100 años bajo el lema de siempre: “En la guerra y la paz, caridad”.

Auxiliar de los poderes

La creación de la Cruz Roja Paraguaya se la debemos al Dr. Andrés Barbero, en 1919. Dos años después, el gobierno nacional del presidente Manuel Gondra le otorgó la personería jurídica y la nombró auxiliar de los poderes en el ámbito humanitario, el 3 de agosto de 1921.

La presencia de la enseña blanca con esa cruz de color rojo ha sido vital para los soldados en el frente de batalla. “Fue la institución que cubrió las necesidades de sangre para los heridos de guerra, instaló hospitales móviles en los lugares más inhóspitos, preparó y movilizó a enfermeras y médicos, que bajo el principio de la neutralidad sirvieron a los combatientes”, dice Amelia Aguirre, directora de Comunicación de la Cruz Roja.

Durante todo el siglo XX, la Cruz Roja Paraguaya ha desempeñado una tarea solidaria en favor de la salud de los más necesitados y se ha ido adaptando al paso del tiempo, según las circunstancias.

Su vigencia está cada vez más presente en la sociedad y en cuanto a maternidad es pionera en la asistencia a jóvenes y adolescentes embarazadas de entre 10 y 19 años. El embarazo de menores es un grave problema que siempre ha encontrado en la Cruz Roja la respuesta oportuna al tratamiento delicado que requiere cada caso.

Ayuda sin pausa

Entre los años 2018 y 2019, la benemérita institución asistió a más de 40 000 personas afectadas por las inundaciones, una actividad que ha sido sostenida desde los años 60 y 80 en las diferentes regiones del país azotadas por la riada.

Una bandera de servicio especializado para la mujer y su hijo lo constituye el hospital Materno Infantil Reina Sofía que cada año atiende más de 3000 partos con todo el control prenatal, parto y posnatal.

A la par, el Hogar Maternal de la Cruz Roja Paraguaya, que lleva el nombre del Dr. Andrés Gubetich, fue bendecido el 30 de abril de 1972 por el monseñor Juan Moleón Andreu, capellán de la institución, para recibir a las adolescentes que van a ser madres y son derivadas por la vía judicial.

En las salas de la maternidad de la Cruz Roja, cada día hay una historia de amor sublime, como cuando en el 2010, en pleno Día de la Madre, a las 2:30, Silvia Adriana González fue mamá por primera vez. Su bebé Giovanni José Pascual le dio ocasión de celebrar el primer Día de la Madre, en el hospital Reina Sofía, inaugurado en 1997.

En los últimos años, la Cruz Roja ha sido reiteradas veces el espacio de una doble celebración de Año Nuevo, dado que allí la cigüeña dejó al “primer bebé del año”.

El centenario renueva el compromiso de servir bajo los siete principios fundamentales: humanidad, imparcialidad, neutralidad, independencia, carácter voluntario, unidad y universidad, cita Amelia Aguirre. “Estos valores trascienden todo el contexto y elevan hasta el más pequeño de los gestos desde hace cien años con marcada presencia en las calles del país para dar apoyo y solidaridad en los momentos más difíciles”.

Nuevas especialidades

Siguiendo el mandato universal de prevenir y aliviar el sufrimiento humano, la Cruz Roja desde su fundación tuvo motivos para movilizarse y servir en los momentos en que la historia se lo requirió: la guerra civil de 1922 a 1923, el ciclón que arrasó a Encarnación en 1926 y, como ya hemos visto, durante la Guerra del Chaco.

A lo largo de las décadas sigue y suma personas de gran generosidad que entregan sus habilidades, su formación y su tiempo para servir en emergencias, como inundaciones, sequías, epidemias, desastres naturales, accidentes, incendios en cualquier parte del país. Aparecen pelotones de jóvenes que realizan tareas en el ámbito del medioambiente, seguridad escolar, educación vial y liderazgo comunitario.

Los cruzrojistas de todas las edades y profesiones en la actualidad en nuestro país superan los 1200 voluntarios registrados en 18 filiales.

Además del servicio prestado en la maternidad a nivel médico, la Cruz Roja brinda una atención médica integral y de mejor calidad para la población.

Los tiempos cambian y las exigencias aumentan. Por eso, la Cruz Roja se va actualizando e incorporando nuevas especialidades en su labor asistencial. Así tenemos el rescate acuático, el teatro humanitario y el primer Centro de Protección al Diabético en el Paraguay.

Guillermo Gómez Casco, voluntario, cuenta que en 1985 surgió la brigada de salvataje acuático con el impulso del departamento de la juventud y el apoyo del recordman de natación Luis Gilberto Ruiz, quien en su hazaña había unido a nado Concepción con Asunción.

Fue el primer servicio profesional de rescate acuático en el Paraguay. “Gilberto Ruiz nos entrenó y motivó a la creación de grupos de salvavidas y en la Cruz Roja encontró muchos nadadores. Parte de la preparación era cruzar ida y vuelta la Bahía de Asunción. Los aspirantes nadaban desde el Club Mbiguá hasta la mitad de la bahía todos los días”, relata.

El teatro humanitario –explica Juan Carlos Manevy, voluntario responsable del grupo– nació en 1989 con el objetivo de utilizar la dramatización como una herramienta de comunicación y capacitación sobre temas referentes a prevención, medioambiente, educación para la paz, gestión de riesgos entre otros.

La doctora Cecilia Rivas Quevedo, endocrinóloga, y Héctor Jara, enfermero –ambos voluntarios de la Cruz Roja Paraguaya–, fueron protagonistas del primer Centro de Protección al Diabético en el Paraguay para atender a las personas en educación, alimentación y mejor calidad de vida.

Ambos consideran que la Cruz Roja fue pionera en proponer en el país este tema de salud pública en la agenda nacional, y movilizar a las personas para crear fundaciones de apoyo y generar acciones de cobertura nacional. En la época de redes sociales y estallido tecnológico, la bandera blanca con el símbolo de la Cruz Roja sigue flameando en varias partes del mundo, como lo hiciera por primera vez en 1863.

Año nuevo, bebé nuevo

La maternidad de la Cruz Roja Paraguaya ha sido en varias ocasiones escenario de una alegría por partida doble en Año Nuevo por el nacimiento del primer bebé del año o, por lo menos, de los primeros bebés de ese día.

Por ejemplo, el 1 de enero de 2015 nació Rosana Bogado, a las 4:45, con un peso de 3,520 kg.

Exactamente a la 0:00 del 1 de enero de 2016 nació Jackeline Beatriz con 3,150 kg.

El 1 de enero del 2017, a las 0:51, nació Gael Misael y pesó 3,300 kg. En el 2018, a las 7:18 del 1 de enero nació un niño de 3,100 kg. En el 2019, a las 6:05, del 1 de enero nació una niña de 3,050 kg. Los dos últimos salieron aún sin nombres del hospital.

pgomez@abc.com.py

• Fotos ABC Color/Archivo/Gentileza.

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