Cargando...
Una de las actividades en las que muchos desean participar es una degustación de vinos. Además de la oportunidad de conocer vinos de varios estilos, productores, cosechas y regiones, también tenemos la oportunidad de analizar la bebida a fondo. Hay que dejar en claro que las catas son más técnicas y normalmente no hay comidas. Cuando hay presencia de comidas, se estila hacer una cena maridaje, que es otro concepto totalmente distinto, pero en el cual también se pueden descubrir nuevos vinos.
Cuando hablamos de catas, las hay de dos tipos: la vertical y la horizontal, que ofrecen un panorama de lo que estamos bebiendo. Esta semana hablaré de la primera y el próximo domingo les explicaré cómo son las catas horizontales.
En una cata vertical se prueban varias añadas del mismo productor y el mismo vino, y se compara la evolución en el tiempo. Mientras que en la horizontal se toman en cuenta los vinos de diferentes productores (algunas veces, de la vendimia o de otras cepas) y se comparan unos con otros.
Dado que en las catas verticales se analizan diferentes añadas del mismo vino, el objetivo es entender su evolución a lo largo de los años. Si es un Blend, es posible que podamos notar cambios en el corte, ya que no todas las añadas son de características climatológicas iguales, así que la mezcla del Blend también varía. Si es un vino varietal, cambia muy poco, aunque también se puede notar la evolución de los taninos (suavizados, lo que hace que el vino sea más aterciopelado a medida que pasa el tiempo). De todos modos, podemos apreciar cómo se comportó el vino al envejecer en la botella. Por lo tanto, es posible comprender los detalles que hacen que cada vino sea único, aún siendo del mismo productor y cómo sigue su evolución en el tiempo. Esta información también le sirve a enófilos y sommeliers para evaluar cuánto tiempo puede conservarse una botella de vino en condiciones correctas.
En las catas verticales, la secuencia a seguir es bastante importante. Como estamos analizando la evolución del vino, no tendría sentido probarlos sin respetar el orden de producción. Se puede hacer de dos maneras: cronológicamente (de cultivos recientes a los más antiguos), aunque es la forma menos recomendable, ya que los vinos jóvenes son más fuertes y opacan a los más añejados. La otra opción es la más tradicional y corresponde probar desde el más antiguo (más evolucionado y generalmente con menos taninos) hasta el más joven. Con una cata vertical, uno puede darse cuenta de que esa botella tiene una historia desde lo climatológico, lo humano y hasta nos trae distintos recuerdos cuando uno conversa sobre cada añada.
Apreciados lectores, ¡salud a todos! y la próxima semana seguiremos charlando sobre los distintos tipos de catas.