Cargando...
Rosa Posa, del movimiento Aireana, denuncia la homofobia que sufren las personas gays, lesbianas, bisexuales y transgénero en lugares públicos; "sufren una represión inaudita para los tiempos que vivimos. Permiten la agresión y reprimen el afecto. De hecho, vivimos en una sociedad diversa que no tolera su propia diversidad", resalta.
La discriminación y la homofobia siguen muy latentes o anclados dentro de la sociedad paraguaya. El hecho de aparentar ser "normal" aunque no sea así hace que rechacen al otro por el solo hecho de ser diferente. En los últimos días surgieron varias denuncias por la forma de actuar de las personas en diferentes locales nocturnos públicos de Asunción, ya que fueron echados sin motivo justificado porque molestaba a las parejas heterosexuales ver una expresión afectiva. Posicionaron su postura de rechazo y exigieron que los echados sean los otros.
Analizamos este hecho ya superado de alguna forma en otros países, donde prima el respeto a los derechos humanos de las personas por igual, con Rosa Posa, integrante del movimiento Aireana, grupo por los derechos de las lesbianas.
Rosa Posa nos comenta algunos de los acontecimientos: "Hace poco dos muchachos jóvenes que iban de la mano en un cine, fueron increpados por el guardia de seguridad para que se soltaran y este permaneció de pie a su lado vigilando que no se repita tan terrible hecho".
"Una pareja de mujeres, cenando tranquilamente con otras amigas en un restaurante, tuvieron que escuchar del mozo controlen sus impulsos porque una tenía la cabeza apoyada en el hombro de la otra, estaban abrazadas y se dieron dos piquitos en las 3 horas que permanecieron en el local. Cuando hablaron con el dueño, este les dijo que eran los otros clientes los que le dijeron que las echara porque había niños. Sin embargo se puede ver en cualquier local público a cualquier pareja heterosexual a los chapes más sexuales y ahí no importan los niños porque eso es natural. ¿Dónde vamos a ir a parar?", criticó.
-Las inquietudes surgieron porque el agresor se convierte en víctima.
-Se reprime el afecto y se permite la agresión. Un pub céntrico echa a todas las parejas del mismo sexo que alguna vez se les ocurre darse un beso en el local. No permite la entrada durante una o dos semanas, pero lo increíble es que la gente vuelve, claro es que estamos carentes de locales "buena onda" en Asunción.
Y ya es famoso que la sola presencia de travestis en lugares públicos es motivo de expulsión, ellas sí que no hace falta que hagan algo, su solo ser es, para mucha gente, "un escándalo".
-La campaña que lanzaron con la Secretaría de la Mujer "Acá no se discrimina", ¿ayudaría a visualizar el problema?
-Las repercusiones de la campaña de Aireana con la Secretaría de la Mujer "Acá no se discrimina" son una prueba más de que hay personas que no soportan que otras avancen en sus derechos (aunque no les afecte ni un poco). Comentarios en contra de la ministra de la Mujer, artículos de opinión y una página completa en un suplemento fundamentalista, en el que les aconseja que se vayan todas al psiquiatra, son una demostración de esta intolerancia. Pero no deja de ser espeluznante el nivel de intolerancia.
-¿Una sociedad racista, machista e intolerante?
-¿En qué daña a la gente ver dos hombres de la mano? ¿En qué lastima la presencia de un travesti? ¿Qué molesta en ver a dos mujeres abrazadas? ¿De qué estamos hablando?
Es lo mismo que la famosa historia de que no podían ir en el mismo ómnibus los blancos y los negros en Estados Unidos, lo que molestaba a los blancos era la presencia de los negros, se sentían "atacados, invadidos" solo de verlos. Acá es la misma cosa; si yo estoy en una mesa cenando con mi familia tradicional, ¿por qué me tiene que molestar la mano de una mujer en el hombro de otra?
-De hecho la campaña habla mucho de respeto a todas las personas por igual. ¿Estaban conscientes de la problemática?
-Por eso hablamos de tolerancia, ya ni siquiera de aceptación, tolerar para poder convivir en el mismo espacio que es Paraguay. Los paraguayos y las paraguayas somos muy diferentes, y si queremos que la democracia sea real, tenemos que aprender a convivir con quienes no piensan, viven como nosotras/os.
Después hay gente que se extraña porque haya locales para lesbianas, gays y trans, los guetos guau pero ¿y si es el único lugar donde pueden ser libres, donde pueden estar tranquilamente como lo están las parejas heterosexuales en absolutamente todos los lugares?
Mientras hay ciudadanos y ciudadanas que pueden expresar su cariño y su afecto donde se les antoje y otros ciudadanos y ciudadanas que tienen limitados sus espacios, no estamos en una sociedad tolerante y mucho menos igualitaria.
-Mucha gente no acepta expresiones que rompan con lo establecido.
-Lo sorprendente es que la represión viene de la gente misma, no solo de las autoridades; no hablamos ahora de un Estado represor, hablamos de personas que no soportan al diferente, y con esas personas se construyen también las acciones de los estados. Le cito a Alejandra Sardá, que dijo: "vivimos en sociedades en las que la sexualidad ha sido y sigue siendo un instrumento de control. Y, como tal, la han forzado a ocupar un lugar que excede y distorsiona su sentido real. Sería maravilloso devolver a la sexualidad su carácter de juego, de instrumento para comunicarse con una misma y las otras y los otros, de ofrenda, de comunión, de misterio...".
La discriminación y la homofobia siguen muy latentes o anclados dentro de la sociedad paraguaya. El hecho de aparentar ser "normal" aunque no sea así hace que rechacen al otro por el solo hecho de ser diferente. En los últimos días surgieron varias denuncias por la forma de actuar de las personas en diferentes locales nocturnos públicos de Asunción, ya que fueron echados sin motivo justificado porque molestaba a las parejas heterosexuales ver una expresión afectiva. Posicionaron su postura de rechazo y exigieron que los echados sean los otros.
Analizamos este hecho ya superado de alguna forma en otros países, donde prima el respeto a los derechos humanos de las personas por igual, con Rosa Posa, integrante del movimiento Aireana, grupo por los derechos de las lesbianas.
Rosa Posa nos comenta algunos de los acontecimientos: "Hace poco dos muchachos jóvenes que iban de la mano en un cine, fueron increpados por el guardia de seguridad para que se soltaran y este permaneció de pie a su lado vigilando que no se repita tan terrible hecho".
"Una pareja de mujeres, cenando tranquilamente con otras amigas en un restaurante, tuvieron que escuchar del mozo controlen sus impulsos porque una tenía la cabeza apoyada en el hombro de la otra, estaban abrazadas y se dieron dos piquitos en las 3 horas que permanecieron en el local. Cuando hablaron con el dueño, este les dijo que eran los otros clientes los que le dijeron que las echara porque había niños. Sin embargo se puede ver en cualquier local público a cualquier pareja heterosexual a los chapes más sexuales y ahí no importan los niños porque eso es natural. ¿Dónde vamos a ir a parar?", criticó.
-Las inquietudes surgieron porque el agresor se convierte en víctima.
-Se reprime el afecto y se permite la agresión. Un pub céntrico echa a todas las parejas del mismo sexo que alguna vez se les ocurre darse un beso en el local. No permite la entrada durante una o dos semanas, pero lo increíble es que la gente vuelve, claro es que estamos carentes de locales "buena onda" en Asunción.
Y ya es famoso que la sola presencia de travestis en lugares públicos es motivo de expulsión, ellas sí que no hace falta que hagan algo, su solo ser es, para mucha gente, "un escándalo".
-La campaña que lanzaron con la Secretaría de la Mujer "Acá no se discrimina", ¿ayudaría a visualizar el problema?
-Las repercusiones de la campaña de Aireana con la Secretaría de la Mujer "Acá no se discrimina" son una prueba más de que hay personas que no soportan que otras avancen en sus derechos (aunque no les afecte ni un poco). Comentarios en contra de la ministra de la Mujer, artículos de opinión y una página completa en un suplemento fundamentalista, en el que les aconseja que se vayan todas al psiquiatra, son una demostración de esta intolerancia. Pero no deja de ser espeluznante el nivel de intolerancia.
-¿Una sociedad racista, machista e intolerante?
-¿En qué daña a la gente ver dos hombres de la mano? ¿En qué lastima la presencia de un travesti? ¿Qué molesta en ver a dos mujeres abrazadas? ¿De qué estamos hablando?
Es lo mismo que la famosa historia de que no podían ir en el mismo ómnibus los blancos y los negros en Estados Unidos, lo que molestaba a los blancos era la presencia de los negros, se sentían "atacados, invadidos" solo de verlos. Acá es la misma cosa; si yo estoy en una mesa cenando con mi familia tradicional, ¿por qué me tiene que molestar la mano de una mujer en el hombro de otra?
-De hecho la campaña habla mucho de respeto a todas las personas por igual. ¿Estaban conscientes de la problemática?
-Por eso hablamos de tolerancia, ya ni siquiera de aceptación, tolerar para poder convivir en el mismo espacio que es Paraguay. Los paraguayos y las paraguayas somos muy diferentes, y si queremos que la democracia sea real, tenemos que aprender a convivir con quienes no piensan, viven como nosotras/os.
Después hay gente que se extraña porque haya locales para lesbianas, gays y trans, los guetos guau pero ¿y si es el único lugar donde pueden ser libres, donde pueden estar tranquilamente como lo están las parejas heterosexuales en absolutamente todos los lugares?
Mientras hay ciudadanos y ciudadanas que pueden expresar su cariño y su afecto donde se les antoje y otros ciudadanos y ciudadanas que tienen limitados sus espacios, no estamos en una sociedad tolerante y mucho menos igualitaria.
-Mucha gente no acepta expresiones que rompan con lo establecido.
-Lo sorprendente es que la represión viene de la gente misma, no solo de las autoridades; no hablamos ahora de un Estado represor, hablamos de personas que no soportan al diferente, y con esas personas se construyen también las acciones de los estados. Le cito a Alejandra Sardá, que dijo: "vivimos en sociedades en las que la sexualidad ha sido y sigue siendo un instrumento de control. Y, como tal, la han forzado a ocupar un lugar que excede y distorsiona su sentido real. Sería maravilloso devolver a la sexualidad su carácter de juego, de instrumento para comunicarse con una misma y las otras y los otros, de ofrenda, de comunión, de misterio...".