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Inició su carrera como diseñador siendo muy joven. A los 20 años ya desfilaba en la pasarela Gaudí, Barcelona. Más tarde pasaría sus últimos años como diseñador profesional en Nueva York, y de ahí a todo el mundo. “Fui el primer diseñador español en desfilar en la Fashion Week NY, en Bryant Park. Estuve 5 años allá, pero el cuerpo no aguantó tanto esfuerzo; demasiado estrés en una ciudad tan potente y sin una industria potente de mi parte, ya que era independiente”, comienza contando Manuel.
En aquel tiempo en EE.UU. el diseñador creó 50 trajes, los cuales fueron pintados por artistas plásticos españoles y, tal como los vestidos de hoy, eran expositivos. Responde a nuestra primera pregunta con una sonrisa: “No, mis vestidos no son ‘esas cosas raras que hacen los diseñadores’, son obras de arte cuyo soporte es un vestido”.
La primera exposición se realizó en Buenos Aires en el año 2003, en el Museo Nacional de Bellas Artes. Tuvo más de 300.000 visitantes. A partir de entonces otros museos se interesaron en su fabuloso arte-moda.
–¿En qué se basa la temática de tu obra?
–Sobre todo en la obra de los propios artistas plásticos, comencé con los súper reconocidos en el ambiente español. Yo me inspiro para crear el traje pero no intervengo en el trabajo del pintor; ambos lados nos respetamos. Lo que no hago son colecciones, cada vestido es una variación.
–¿Por qué no exponés en una pasarela?
–Porque esto no es un proyecto de moda, es de arte.
–Pero tu proyecto nace gracias al mundo de la moda.
–Me llamaban el Gaultier español, no porque hiciera algo de él, sino porque siempre me avanzaba un poco en la moda. Siempre he hecho vestuarios bastante especiales, vestía actrices, hacía películas. Pero esto nace de algo absolutamente personal y por un cabreo que cogí una noche.
–¿Un enojo?
–Sí. Yo había hecho una colección para un desfile y la sorpresa de la noche era un vestido de novia. Ese vestido era para mi cuñada. Al final de la noche, viene ella a saludarme y le digo: “Has visto, es el vestido para tu enlace”, y ella me contesta: “¡Ni muerta me pongo eso!”.
–¿Y lo usó?
–¡No! Era divino, romántico, con perlas y bordado, pero demasiado avanzado para ella que era conservadora. Y ahí quedé con la vergüenza del rechazo. El caso es que conversando con un amigo que era pintor y había ido al desfile le digo: “Oye, ¿por qué no pintamos el vestido?”. Estuvimos como 3 horas hablando de cómo lo íbamos a intervenir. Al día siguiente me desperté y algo interior me hizo ‘clic’: no voy a hacer solo uno, voy a hacer más y voy a hablar con más artistas.
–Prolífico rechazo, entonces.
–Necesitas una chispa para que salga una idea, y la chispa fue que a mi cuñada no le gustara el vestido, o probablemente esto nunca hubiera nacido.
–¿Cómo sentís estos 13 años de exposición?
–Está súper constatado que la gente nunca es indiferente a Fashion Art. Hoy en día cuando la gente va a museos corre, parece que va a una maratón. Esto a los artistas nos da mucha bronca, que no se detengan, porque cada detalle es un mundo en una obra de arte. El vestido, al ser tridimensional, puedes verlo desde todos los ángulos, la gente ve la continuidad del traje.
(Manuel nos muestra una serie de increíbles vestidos (“de mar, de verde naturaleza”) hechos en Puerto Rico, con artistas portorriqueños).
–En este caso lo que intento es fusionar el turismo cultural, enseñar lugares muy emblemáticos de Puerto Rico a través de los trajes.
–No son para usarlos pero es posible hacerlos, tienen tamaño de persona.
–Siempre los hago en tamaños reales. Se pueden poner, aunque nadie lo haría, imagínate si les vuelcas una copa de vino. Son obras de arte, requieren cuidados, tú no vas con un Picasso a pasear. Pero sí hay muchas mujeres que se los quieren poner.
–¿Solo hacés trajes femeninos?
–También hago masculinos, en España, solo la chaqueta pintada (o si no parece muy disfraz), pero en Latinoamérica me inspira más la mujer.
–¿Considerás tu arte un proyecto?
–Es un movimiento artístico. Fashion Art ha inspirado a miles de proyectos. Desde el 2003 el instituto sale en noticias internacionales. Hace poco en Bruselas hicimos una exposición en el Parlamento Europeo e invité a 28 artistas de los 28 países miembros; se creó una magia espectacular.
Veta artística
–¿Cómo leés lo femenino fuera de la moda y dentro del arte?
–Es distinto, porque el arte lo lee cada persona. Cuando diseñaba vestidos de alta costura me decían: “Qué bonito ese vestido blanco y negro”, “qué chula esa blusa”, odiaba que me dijeran eso. Yo quería que me dijeran: “Qué bien has resumido, qué buena filosofía”. Con Fashion Art he conseguido que hablen de concepto, de los artistas, porque siempre lo digo, los protagonistas son ellos. Yo soy una especie de promotor.
–Tendrás competencia.
–No tengo, pero en la vida siempre hay palos en la rueda, a veces más institucionales que personales. No entiendo, por ejemplo, por qué un artista por no apoyar a un partido político se va a la cuneta y no trabaja más. No debería ser así, el arte no debe sufrir la política.
–Seguro lograste adeptos, discípulos.
–Claro, muchos en todo el mundo. Este proyecto lo defiendo con uñas y dientes, tengo unos 200 vestidos que se van exponiendo por distintos países. Te cuento lo lindo, pero hubo mucho sufrimiento.
–¿Cómo encarás la parte económica?
–Lo manejo con patrocinios. Sabes, a los 40 años quería tener una cadena de tiendas, desfilar en Nueva York, quería –como lo conseguí– que Anne Wintour y otras grandes de la moda estuvieran en mi desfile. Me dieron páginas en el New York Times, en Forbes, pero todo eso se acaba después de un desfile, la gente no tiene memoria. Hoy veo las cosas diferentes, seguir trabajando y disfrutar de lo que hago cada día. Viajar, conocer culturas, que es lo que más me gusta.
–¿A qué persona, artista admirás?
–Le estoy muy agradecido a Manolo Valdés, el gran artista español. Siempre me acompañó y me dijo: Tienes que encontrar algo que te diferencie y el día que lo encuentres, explotarlo al máximo. Así fue. Antes hacía colecciones pero me aburría, Fashion Art ha sido vital para mí.
–¿Qué palabras podrían resumir tu inspiración y trabajo?
–Mi arte es un poco la esencia del arte en un trozo de tela, a partir de ahí todo fluye.
Invasión dramática en Asunción
A Asunción llegará la magia del Fashion Art en setiembre. Manuel llegó hasta aquí por un amigo que residía en Madrid y siempre le decía “tenés que llevar esto a Paraguay”. Los trajes serán confeccionados con telas Pilar y pintados por artistas locales, entre ellos Félix Toranzos, Lucy Yegros, Ricardo Migliorisi, Gabriela Zuccolillo, Cristina Paoli. La exposición será presentada por la Sría. Nacional de Cultura y por el Centro Cultural El Cabildo.
Su primera puesta será en La Casa del Bicentenario del Teatro y luego irá hacia las casas de la Literatura, la Música, el Museo de Bellas Artes, el Centro Juan de Salazar. Además “invadirán dramáticamente” espacios emblemáticos de la ciudad.
Manuel ve al Paraguay como un lienzo donde plasmar rico arte, se siente motivado trabajando en nuestro país donde resalta la predisposición que ponen los jóvenes: “La actitud es lo principal para sacar un país adelante”. El artista está trabajando con institutos de educación locales. “Me gusta integrar gente joven al proyecto para que se entusiasme con la fusión, con las estructuras menos comerciales. Vamos a hacer desde el maniquí hasta el corte de los trajes, con la colaboración de los profesores”, finaliza el diseñador..
lperalta@abc.com.py