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Demasiado make up: para el día, además de ser tendencia, por una cuestión de comodidad y practicidad, el maquillaje debe ser tenue y natural, sin parecer recargado ni artificial.
Exceso de accesorios: si bien ocupan menos espacio (pensando en cuando armamos la valija) y los usamos para dar versatilidad a las prendas, tengamos cuidado con la cantidad que usamos en cada outfit para no tener un aspecto recargado y, sobre todo, para no colocarlos en zonas que no deseemos destacar.
Tacos (en la arena): las tendencias dicen presente en todo tipo de calzado y tenemos que pensar no solo en cómo se ven, sino en los lugares en que estaremos, para evitar caídas y situaciones incómodas, como que tengamos cara de horror por si nos trastabillamos...
Prendas aptas para la ocasión: de nada sirve estar en la arena sufriendo porque podemos estropear una prenda que no es la ideal para ese ámbito. Podés verte arreglada y a la moda con géneros que te permitan disfrutar del día y del aire libre, dejando lo más sofisticado para una salida nocturna.
Sombreros que restan: los sombreros nos protegen del sol y de las altas temperaturas, pero debemos elegirlos según nuestras características, para que respeten nuestro estilo y acompañen a las prendas. Por ejemplo, un sombrero romántico no quedará armónico con prendas de estilo llamativo, y si nos sentimos incómodas con lo que llevamos, aunque no lo digamos con palabras, se nota con el lenguaje corporal, por lo que no contribuye a una imagen positiva.
Lentes de sol con modelos poco sentadores: si nos dejamos guiar por las tendencias sin considerar nuestro tipo de rostro, podemos elegir lentes demasiado pequeños o grandes, así como diseños que, lejos de optimizar la imagen, marquen aspectos que nos gustaría disimular. Por ejemplo, lentes del estilo aviador en mujeres de frente ancha no serán la mejor opción, ya que reproducen en el diseño la forma del rostro y marcan esta característica, en vez de hacer que pase desapercibida.
Perder la esencia: sin dudas, el mayor “pecado capital” consiste en incorporar las tendencias solamente porque están de moda, sin pensar en cómo es nuestro estilo, en las prendas y accesorios que realmente nos agradan y asemejarnos al maniquí de una vidriera o ser la copia fiel de una publicidad en algún medio. No proponemos dejar de lado las tendencias, sino de incorporarlas racionalmente, siempre demostrando quiénes somos, ya que la imagen es la narración de nuestra identidad y de nuestros gustos y, si no lo tenemos en cuenta, corremos el riesgo de uniformarnos y de perder nuestra individualidad. (Fuente: Laura Malpeli de Jordaan, máster en Asesoramiento de imagen certificada por Colour me Beautiful)