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“Era un hecho cantado”, esgrime el conservador El Mundo sobre la declaración que debe hacer el 27 de abril en un juzgado de Palma de Mallorca (Baleares) la infanta, como imputada del caso Nóos, que apunta principalmente a su marido, Iñaki Urdangarin.
El juez Castro, que investiga desde 2011 el desvío de millones de euros públicos a través de una sociedad de mecenazgo presidida por Urdangarin, estimó que existen indicios de que la infanta cooperó con su esposo en esta trama. La infanta, de 47 años, es séptima en el orden de sucesión al trono de España. (AFP)
Derechos sucesorios
La imputación de la infanta Cristina causó una “enorme preocupación” en el Gobierno y obliga al Rey, según se pidió desde varios sectores, a despojarla de sus derechos sucesorios.
El canciller José Manuel García Margallo reconoció que causa una enorme preocupación en el Partido Popular (PP) y en el Gobierno”. (ANSA)
Hija díscola
La infanta Cristina, que se convirtió en el primer miembro de la realeza española imputado en un caso de presunta corrupción, se desmarcaba por su imagen de princesa moderna. El prof. de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid, Emilio de Diego, dijo a AFP que “la infanta Cristina siempre fue la hija díscola de la familia, creo que por ahí empezaron algunos de los errores del monarca en el plano familiar”, por ejemplo “tolerar que ingresara en una entidad privada como La Caixa sin renunciar a su carácter de infanta”, añadió.