Falleció Cayetana de Alba, la mujer “más noble”

La duquesa de Alba, la mujer “más noble ” del mundo por sus títulos, falleció ayer a los 88 años, en el Palacio de las Dueñas, en Sevilla (sur), y sus cenizas serán depositadas en la iglesia del Cristo de los Gitanos, a cuya hermandad estuvo muy vinculada durante toda su vida.

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El funeral de Cayetana Fitz-James Stuart se celebrará hoy al mediodía en la Catedral de Sevilla, con la asistencia de la infanta Elena en representación del Rey y oficiado por el cardenal Carlos Amigo Vallejo, mientras que las banderas ondean a media asta en Sevilla, cuyo Ayuntamiento ha decretado un día de luto. La capilla ardiente fue instalada en el Salón Colón del Ayuntamiento de Sevilla.

Tras el oficio religioso, los restos de la duquesa serán incinerados, y sus cenizas serán colocadas en el altar mayor de la iglesia del Valle, sede de la hermandad de Los Gitanos, bajo el Cristo de la Salud, del que era muy devota.

El viudo de la duquesa, Alfonso Díez, y sus seis hijos, Carlos, Alfonso, Fernando, Jacobo, Cayetano y Eugenia, todos los cuales se encontraban desde ayer en Sevilla junto a su madre, acompañaron el féretro, que al llegar a la puerta del Ayuntamiento fue portado por los nietos de la aristócrata.

The Telegraph le dedicó un obituario y mencionó sobre sus títulos nobiliarios, que “algunos genealogistas incluso reivindican que la reina Isabel II debía inclinarse ante ella, dado que la duquesa descendía de Jacobo II de Inglaterra a través de su hijo ilegítimo, James Fitz-James, mientras que la reina proviene de la línea de los Sajonia-Coburgo y Gotha”.

Su herencia

Antes de su matrimonio con Alfonso Díez Carabantes, el 5 de octubre de 2011, la duquesa de Alba firmó ante notario en Madrid el reparto de su herencia, valorada en unos 3.000 millones de euros (unos 3.700 millones de dólares), entre sus seis hijos.

Alfonso Díez, de 64 años, firmó sus capitulaciones matrimoniales, un total de quince cláusulas por las que renunciaba a “cualquier título, derecho u honores que le pudiera corresponder fruto de su matrimonio”.

Pero aquel gesto, a instancias del propio Díez, no pareció suficiente para los hijos de la duquesa, que el 4 de julio de ese mismo año los reunió a todos en una notaría de Madrid para repartir anticipadamente buena parte de su patrimonio personal e histórico.

Este “reparto de la herencia en vida” de la duquesa se ejecutó en concepto de donación escriturada por la cual sus hijos se convirtieron en titulares registrales de sus bienes, mientras que la duquesa seguiría administrándolos como gerente y disfrutando de ellos como usufructuaria. EFE

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