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Los invitados se trasladaron al salón Belvedere, donde Óscar Guccione se encargó de la ambientación.
El decorado consistió en entelados en colores gris, plata y negro fusionados con lirios blancos, cristales y candelabros de plata.
La Oma organizó la mesa de dulces, y los novios fueron de luna de miel a Cancún y México D.F.