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La ceremonia contó con la presencia de unas 300 personas e incluyó un banquete en el interior del palacio, mientras en el exterior había varias fiestas para celebrar la unión de los dos jóvenes, de 29 años, que tuvieron un hijo, Sacha, hace cinco meses.
La discreción fue palpable durante la llegada de los invitados, que acudieron a la ceremonia a pie, en taxi, en coche con chófer o en minibús con las ventanas tintadas, bajo la atenta mirada de decenas de turistas que se agolpaban tras las barreras metálicas instaladas alrededor de la plaza. En las tarjetas de invitación se rogó a los invitados que no difundieran ninguna foto del acontecimiento en las redes sociales.
Después de la celebración del mediodía se llevó a cabo una cena, donde los nuevos esposos disfrutaron de una fiesta en compañía de sus familiares y amigos más íntimos.
AFP y EFE