Antes: algo nuevo, algo prestado y algo azul eran los infaltables de la suerte para una boda. Ahora: tapabocas, distancia física y alcohol... Mucho alcohol en gel. Así es el nuevo protocolo de los casamientos de la era covid-19. Este se vio ayer en los dos primeros que se oficiaron en la Dirección General del Registro del Estado Civil en el barrio Hipódromo. Los primeros en realizar la marcha nupcial fueron Raúl Ezequiel Benítez Cardozo y Jenny Crystal Bonet Paniagua, quienes llegaron a las 9:30 de la fresca mañana de sábado a dichas oficinas para unirse en matrimonio civil. La marcha nupcial incluyó un paseo por el lavadero de manos, luego rociado con desinfectante y alcohol en gel. Testigos e invitados, en total seis, sentados en dos filas a dos metros unos de otros en cada una de ellas cumplieron mismo protocolo.
El oficiante fue oficial público del Registro Civil, Juan Carlos Vega Martínez, quien previa a la ceremonia roció con desinfectante los dos libros de actas con tapa roja y letras doradas más las dos lapiceras dispuestas en el escritorio que corrió igual suerte que los demás artículos de interés nupcial. Esta ceremonia fue especialmente emotiva porque según el novio tomaron la decisión porque “queríamos que nuestro hizo nazca en una familia bien constituida”. La pareja espera a su primer hijo que tendrá por nombre Ezequías, según adelantaron y nacerá en aproximadamente cuatro semanas. Una hora después, Loris Gabriela Sánchez Bazás y Manuel Sebastián Soria Lelli hacían lo propio. El amor estaba en el aire y los novios estaban impacientes por firmar el acta. “Estoy tan feliz que quisiera abrazar a todo el mundo”, dijo la novia al salir. La pareja es amante de las moticicletas, pero no pudo llegar a la ceremonia como lo planearon. “No sabíamos si iba a llover o no y no quisimos arriesgarnos”, agregó Gabriela.