Una vez más, los legisladores traicionaron a la ciudadanía...

…Y los “coloretes” (falsos colorados) dijeron NO al desbloqueo… ¡Cuándo no!... los “liberaletes” y “unacetes” también se enfilaron… actitud nefasta porque desobedecieron al pueblo por enésima vez, postura benéfica porque tronará en el firmamento el voto castigo y sin contemplaciones… todos se hundieron en el fango… estos partidos pensionistas del tesoro nacional padecen de elefantiasis y son verdaderos antros de villanos sablistas, conformando un cuerpo granítico para el aguante, instalando una muralla protectora como escudo que refracta al virtuosismo…

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Por otro lado –justo– apareció una distracción táctica, el nuevo hijo de Fernando Lugo… felizmente el apóstata de Cristo decidió reconocer a su vástago dándoles un capítulo cerrado a los vericuetos políticos del manipuleo… ¡Y el Presidente!, otro que bien baila… continuista, de conducta serpenteada y stronista, tomando al Estado como alimento y sostén de parentelas, pecheros y asociados, es la nueva clientela política afín al mandatario y su entorno, embebedores conspicuos de la misma estirpe y pelaje de los gerontos parasitarios del stronato…
¿Qué le resta a la población? Los tumores deben ser extirpados con determinación porque el mal se expande, se ramifica galopante y se fortalece… pero antes de que el país llegue a la metástasis, a la gente solo le resta la solución final: la sublevación popular.

El pueblo deberá actuar sin miramientos ni contemplaciones cuando es desoído por los supuestos representantes. Estos, al desdeñar la voluntad popular, toman una flagrante actitud de vandalismo. Hace más de medio siglo que los tres poderes vienen violentando sistemáticamente a la población y desde el 2- II-1989 nos martirizan con engaños, infamias, ironías, sanciones, tráficos, atropellos, provocaciones, amenazas, persecuciones, negociados, perpetuidad, terrorismo de Estado, impunidad y todo lo que genera el absolutismo al solo efecto de continuar con el “viejo país”, condenando a las nuevas generaciones al aplazamiento y a la relegación inicua.

La multitud agredida debe hacer uso de su derecho a la defensa. Si deseamos implementar una democracia participativa, la voluntad de la mayoría es sagrada. ¿A qué se refiere estos hipócritas cuando dicen defender la democracia paraguaya si ni siquiera tenemos una?

Para que la ciudadanía logre sus propósitos debe levantarse, patear el tablero, romper lanzas en contra de los tres poderes copados de macacos y alimañas. A los bandoleros no les amilanan las acusaciones ni el griterío vacuo… solo la acción los inquieta y los convierte en un tropel en estampida… el pánico pone en relieve la cobardía extrema de los peleles. Así se aplasta a los desalmados verdugos que no conocen de límites, es la revolución misma desde la sociedad.

El nuevo paquete enrostrado al pueblo es la prórroga y suspensión del desbloqueo de las listas cerradas, sugerido en principio por los “coloretes” para su implementación en las municipales del 2015… en consecuencia, no exageramos al afirmar que el Congreso Nacional se ha convertido en un gran basural de desechos al solo efecto de mantener el statu quo de siempre… desde luego, lo viene siendo desde hace varias décadas, ni con la caída del dictador Stroessner ha mejorado, el sistema sigue intacto, el modelo es el mismo, y el comportamiento sigue exactamente igual, es la continuidad del espectro… es la dictadura colegiada que somete a la ciudadanía a una esclavitud lacerante. Y nuestro gran error ha sido la permisividad con que les hemos regalado. Es por ello que el Paraguay está padeciendo la tiranía de la mediocridad, del freno, del atraso y la amargura. Los “hombres escombro” son los autores y compositores de esta obra maléfica que se propala. Debemos defenestrarlos, cualquiera sea el método.

Al respecto, el ex presidente estadounidense Thomas Jefferson (1743-1826) afirmaba: “Un poco de rebelión de vez en cuando es cosa buena”. En ese mismo orden, el líder mexicano Emiliano Zapata (1879-1919) concluía: “Quiero morir siendo esclavo de los principios, no de los hombres”. El poeta alemán Bertolt Brecht (1898-1956) decía: “Las revoluciones se producen en los callejones sin salida”. En igual sentido, el presidente chileno Salvador Allende (1908-1973) reflexionaba: “Ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción hasta biológica”. Mientras tanto, Ernesto “Che” Guevara (1928- 1967) meditaba sobre las acciones a tomar: “Hay que endurecerse sin perder jamás la ternura”.

El presidente del Congreso norteamericano Henry Clay (1777-1852) sostenía con propiedad: “Un pueblo oprimido tiene derecho a levantarse y a romper sus cadenas en cuanto pueda”. Transitando por el mismo camino, el político británico Edward Bulwer-Lytton (1803-1873) aseveraba que “Las revoluciones no se hacen con agua de rosas”. Pero nada más apropiado lo acuñado por el filósofo yanqui Henry David Thoreau (1817-1862), que ultimaba: “Todos los hombres reconocen el derecho a la revolución, es decir, el derecho de rehusar obediencia y sublevarse contra el gobierno cuando su tiranía o incompetencia son grandes e intolerables”.

¡Ciudadanía paraguaya!, así se tumbó al tirano Stroessner. No más espera, ahora es el momento. La revolución es necesaria, ¡a soltar las amarras!, la emancipación popular es ineludible e inevitable. Los “hombres escombro” deben triturarse en arenillas para rellenar los barrancos y huracos dejados a su paso. Los honorables ciudadanos tienen el poder.

¡Adelante!.

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