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Los fiscales y demás funcionarios judiciales encargados de velar por el cumplimiento de las disposiciones pertinentes se pasan haciendo declaraciones, amenazas y también a veces formulan denuncias, pero hasta allí nomás va la cuestión.
Los responsables del cumplimiento de las normas vigentes se pasan la pelota unos a otros.
Algunos de los políticos prometen limpiar el estropicio que dejan durante el proselitismo, algunos inclusive lo han hecho, pero la gran mayoría se olvida por completo de todo, dejando la ciudad a la miseria.
Obviamente es la ciudadanía la que, como de costumbre, termina perdiendo lejos en esta batalla en la cual no tiene nada que ver.
La Comuna de las distintas localidades es la encargada de asear la ciudad, pero siempre tienen la excusa de que carecen de suficiente presupuesto para llevar a cabo los trabajos. Al final, el resultado es una comunidad sucia, llena de afiches, con pasacalles colgando, muchos de ellos deshilachados, rotos que afean aún más el panorama. Pero eso no parece importarles a muchos.