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- Mi vocación genuina por volver a la judicatura y diáfanas sugerencias de sectores sociales, compañeros del interior, organizaciones intermedias y profesionales, que espontáneamente me estimulan a asumir cabalmente el más genuino servicio a la patria, al pueblo y a los justiciables. Además, me impulsó la determinación del presidente Nicanor Duarte Frutos para regularizar y normalizar la Corte Suprema de Justicia en la cual varios de sus componentes ejercían con el mandato constitucional vencido.
Aquí bien vale rememorar la enseñanza del Dr. Eligio Ayala, quien aseveró magistralmente (pide una pausa, toma un libro y lee): "El que se esconde de la opinión pública y se aísla, se prefiere a sí mismo. Y el que se prefiere a sí mismo se cree superior a todos, presume de que ya no necesita aprender y nada aprende ni aprenderá jamás".
- ¿Qué cosas negativas ve en la justicia paraguaya y en especial en la Corte Suprema de Justicia?
- Excluyendo a honrosísimas excepciones que se lucen en la judicatura, algunas de sus más elocuentes falencias y notorios estigmas son: improvisación en las designaciones, los rudimentarios niveles intelectuales y académicos, la orfandad de vocación tanto para la toga como para servir a la Justicia, la precariedad hasta ahora insalvable e insuperable en los respectivos niveles de formación teórica y práctica. El talón de Aquiles como lo es no sucumbir a tentaciones, deshonestidades, debilidad de carácter, obsecuencias e indecencias.
Creo también que la exigua dedicación de tiempo a las correspondientes obligaciones funcionales y laborales, por ejemplo cotidianamente en horas hábiles se observa a algunos integrantes del Poder Judicial que no están en la sede de sus funciones y sí en la vía pública o en otros sitios. Además, hay un relajamiento de la disciplina.
- ¿Qué cambios hay que realizar?
- Varios. Habrá que jerarquizar ética e intelectualmente a todos los cuadros de la judicatura, con las honrosas excepciones, principiando por el más alto tribunal de la República, pues son las únicas jerarquías perennes, irrefutables y aceptadas por todos. A partir de ahí, los más competentes, laboriosos, honrados y decentes campearán en el Poder Judicial.
- ¿Qué compromisos asumiría Ud. con la sociedad paraguaya en caso de ser elegido ministro de la Corte Suprema de Justicia?
- La observancia plena e irrestricta del sistema legal, el acatamiento y entrega sin favoritismos ni privilegios al estado social de derecho, la protección jurídica, la reverencia a la democracia íntegra y prevalencia de los derechos humanos entre lo más sustancial sin olvidar otras prioridades. Recuerdo la frase del presidente de la Victoria, Eusebio Ayala, durante la transmisión de mando (pide una pausa, tarda unos minutos, trae un libro y lee como suscribiéndose): "Y ojalá que pueda entregar a mi vez las insignias del cargo con la conciencia de haber dejado un recuerdo valioso de mi paso. El alma está templada a todos los rigores y la Patria, mañana, será más grande y bella que hoy".
- ¿Qué clase de ministro de la Corte sería Ud.?
- El de todos los compatriotas, conciudadanos y extranjeros que habitan este heroico y sacrificado país. Mi padre (César Garay) cuando se desempeñaba como ministro de la Corte dijo que la organización republicana desea que el hombre sujeto a derecho viva exento de zozobras y de temores y se encuentre al abrigo de injusticias o humillaciones.
- ¿El sistema de elección al que Ud. y otros candidatos se van a someter es correcto para elegir a los nuevos ministros?
- Es el que está en vigencia. También hay que resaltar los ingentes y denodados esfuerzos realizados tanto en el seno del Consejo de la Magistratura como en el Poder Legislativo a fin de perfeccionar aquel sistema. Es por demás auspicioso hacer valer las merituaciones académicas, profesionales, científicas, personales, etc., atenuando y mitigando las subjetividades y prejuicios que para estos eventos pueden surgir y hasta resultar decisivos.
- ¿Cuál es el factor principal que se debe tener en cuenta para elegir a un ministro? Algunos dicen que el promedio de calificaciones no refleja la probidad y honestidad de los candidatos.
- No bastará con un solo factor. Tienen que constatarse y cotejar todos, en razón de que tan excelsa función debe ser un coherente ejemplo de vida en la cual honestidad, firmeza, laboriosidad, carácter, decencia, señorío, respetabilidad, vastos y comprobados conocimientos, experiencias, culturas jurídicas, humanística, sapiencia, disciplina de trabajo, dedicación plena y real, entre otros factores, no puedan ni deben faltar.
- ¿Ud. comparte la opinión de que una nueva Corte traería bienestar al país?
- Si asumimos bienestar como contribución a la reconstrucción de la sociedad, es afirmativo. El correcto, lúcido y firme accionar de la nueva Corte Suprema estará prohijando buena siembra y óptima cosecha en todos los frentes que hacen al Poder Judicial. Luego vendrá la renovación en cascada en tribunales de alzada, juzgados, defensorías, procuradurías, incluyendo a las fiscalías.
PERFIL DEL CANDIDATO
César Antonio Garay Zuccolillo nació un 4 de enero, tiene 49 años y es doctor en derecho. Durante 21 años fue funcionario judicial. Ingresó en 1974 como practicante ad honorem, ascendió como agente fiscal, juez de primera instancia en lo comercial, luego pasó al fuero criminal y en 1988 vuelve con la reorganización al fuero civil y comercial. Fue presidente del Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial hasta su retiro en 1995.
Su padre, el Dr. César Garay, fue uno de los fundadores de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Diplomáticas de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción (UC) y es sobrino-nieto del Dr. Blas Garay, el primer mártir del periodismo paraguayo.
Es profesor titular de la cátedra de Sucesiones en la facultad de Derecho de la UC y de Derechos Humanos y Técnica Jurídica en la Universidad Nacional de Asunción.
Actualmente es director general de Asuntos Legales y Jurídicos de la Cancillería nacional y es uno de los funcionarios con mayores pergaminos dentro del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Dictó conferencias en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, España y Estados Unidos de América.