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“Siento vergüenza como legislador”, manifestó, y agregó que los precios que se pagan no condicen con lo que realmente se consume en Diputados.
“Nunca almorzamos aquí, excepto los días de reunión de bancada, pero ese día nosotros pagamos nuestros almuerzos. En las sesiones no se sirven más que agua, un horrible café, cocido y bocaditos cuya calidad apenas llega a los alimentos que se pueden conseguir en los copetines de barrio. No comemos canapés de caviar”, disparó el legislador.
Agregó que los montos publicados ayer por la prensa son sorprendentes.
“Nosotros no manejamos los números del presupuesto en forma discriminada, pero los que se dieron a conocer llaman mucho la atención. Me pregunto quién controla esos gastos y quién o quiénes los auditan”, acotó, y anunció que elaborará un pedido de informe al respecto.
“Muchos diputados estamos indignados porque nos meten a todos en la misma bolsa. Voy a preparar un pedido de informe y socializar con mis colegas de las otras bancadas coloradas para ver si podemos hacer una solicitud en conjunto”, manifestó.
Harms, por otro lado, aseguró que nunca almorzó en la Cámara. Dijo que tampoco se organizan reuniones que ameriten el pago de los platos encargados por el
legislativo.
“Supongo que los almuerzos se sirven en la reunión de mesa directiva de los lunes, pero no pasa de 15 personas. Haciendo un cálculo rápido, hablamos de 700 platos al mes que representan apenas G. 7.000.000 anuales”, acotó.
El diputado lamentó la imagen que transmite la Cámara Baja. Cuestionó los derroches de dinero, mientras gran parte de la sociedad sufre las necesidades del día a día.
“Me ofende. Mi familia activa en una organización no gubernamental que asiste a unos 3.000 niños en Itapúa. Cada tanto se organiza alguna actividad para recaudar fondos y poder solventar los gastos del mes. En situaciones similares funcionan muchas organizaciones”, acotó.