Si no hay progreso, la gente pensará que dictadura es igual a democracia

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Si no hay progreso, la gente comenzará a pensar que la dictadura es igual a una democracia, afirmó anoche la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, durante una entrevista exclusiva con nuestro diario. Indicó que América Latina debe evitar un caso parecido al de Honduras. Dijo que no le preocupa la compra de armas que hará Bolivia de Rusia y no cree que el presidente Hugo Chávez quiera iniciar una carrera armamentista en esta región. Por ahora, Chile no quiere ser miembro pleno del Mercosur.

–¿Cómo ve Chile el Mercosur, teniendo en cuenta que tiene un pie adentro y otro afuera?
–El Mercosur pretende ser una unión aduanera e iba en una lógica interesante, que buscaba generar mercado. El Mercosur luego fue desarrollándose hacia otras áreas, con mucha fuerza, como el Mercosur Político, donde somos miembros plenos. Sucede que han nacido otras instancias multilaterales como Unasur, revivió el Grupo de Río, la Comunidad Andina de Naciones, etc.

–¿Qué dificultades encuentra en el Mercosur?
–Una de las dificultades que puede tener y he percibido es que, aun siendo muy buena idea, hay que mirar cómo se puede expresar de mejor manera las necesidades de los países más pequeños versus los más grandes. Que el mercado común y aduanero otorgue efectivamente las condiciones y equivalencias a todos los países.

–¿Por qué Chile no es socio pleno?
–No es miembro pleno (es socio comercial) no porque considere que  el Mercosur no sea una realidad, sino porque hicimos una apertura anterior a este proceso. Si uno es miembro del Mercosur y quiere venderle a otro país, tiene que tener el acuerdo de los cuatro países (Paraguay, Argentina, Brasil y Uruguay). Chile ya ha hecho un camino, y queremos mantener. Estamos felices de estar en el Mercosur en lo comercial y también en lo político, y deseamos tener mayor presencia de los pueblos, cohesión social, educación y los múltiples espacios que tiene el Mercosur.

–¿Qué pasará con los procesos económicos como el Mercosur en el futuro? ¿Se convertirán finalmente en Unasur?
–No es el momento aún. Hay estructuras con mucha madurez y tiempo de desarrollo como Mercosur y otras que están en proceso de ir generando respuestas claras. Unasur tuvo un rol en el terreno de lo político como en la crisis de Bolivia y en la conformación de ciertas estructuras en dos áreas: salud y defensa. Llegará un momento en que los países decidiremos si vamos a tener alianzas regionales, subregionales, vecinales, o si constituimos algo distinto. Cualquiera sea, tenemos que buscar que la integración se exprese en integración y beneficio a los pueblos.

–¿Lo que ocurrió en Honduras puede brotar en otras latitudes de América Latina, porque parecía que un golpe ya estaba superado en esta región?
–Hay gente que dice "nunca debemos decir nunca". Yo quisiera creer que nuestra democracia en América Latina tiene un grado de consolidación suficiente como  para que no veamos otras experiencias como la que vivimos en Honduras. Ante el Congreso paraguayo decía (ayer a la mañana) que antes de pensar si en Honduras hubo o no un golpe de Estado, tenemos que pensar en consolidar la democracia.

–¿Qué le falta a nuestras democracias latinoamericanas?
–Tres cosas: 1) Tenemos que seguir fortaleciendo las instituciones propias del Estado con una administración más moderna, eficiente, que la gente perciba que se lucha contra la corrupción, lograr un mecanismo de transparencia,  que la gente sepa qué está haciendo el Estado por ellos.

2) La democracia representativa es importante, pero no suficiente. Uno requiere también que la gente que tiene ideas, planteamientos, pueda participar para superar los problemas de la sociedad. Es decir, una política pública más integral y más legitimada.

3. Para mí, algo esencial para la consolidación de la democracia es que la democracia debe generar los bienes necesarios para mejorar las condiciones de la gente. Si eso no se genera, la gente puede preguntar: ¿por qué la democracia es mejor que una dictadura? Tiene que ir de la mano un Estado eficiente, eficaz, efectivo, que garantice mejor vida.

–¿Y la lucha contra la corrupción?
–Hay otras tareas, como la lucha contra la corrupción y por la transparencia. Una sociedad que se construye sobre derechos tiene necesidad de que esos derechos sean efectivos. Si hay inseguridad o nadie no puede salir a las calles, eso significa que el Estado está fallando, no genera condiciones básicas de seguridad o no tiene un poder judicial eficiente. En la dictadura había un toque de queda, y en la democracia, la inseguridad por crimen organizado es como un toque  de queda.

–Muchos critican al presidente Hugo Chávez por querer iniciar una carrera armamentista con esta propuesta de  Fuerzas Armadas bolivarianas. ¿Qué opina al respecto?
–Tengo una visión particular porque fui ministra de Defensa y considero que una de las funciones esenciales del Estado es garantizar defensa y seguridad. En Chile, las Fuerzas Armadas están para la defensa exterior, pero con una mirada moderna en la lucha por la paz a nivel mundial. Las tareas de seguridad interior está a cargo de la Policía (carabineros) o Policía Judicial (investigativa). Lo primero que nada es que para llegar al Consejo de Defensa de Unasur hubo un acuerdo de lo que había de hacer y no hacer. Si hay decisión de cambiar, tiene que haber un acuerdo de los 12 países que integran Unasur. Es un tema delicado, donde todos los presidentes tenemos que luchar por la integración de nuestro país, pero con la tarea de asegurar el interés nacional. Pero más allá de los límites razonables, los países tienen que invertir para renovar  o modernizar la defensa y seguridad según la realidad de cada país.

–¿No considera una carrera armamentista?
–La carrera armamentista es otra cosa, cuando un país no está tranquilo con su statu quo y puede tener pretensiones expansionistas. No es el caso de Chile, y no creo que sea el caso de un país de nuestra región. No creo que nadie piense en anexar un país.

–¿La compra de armas que hará Bolivia de Rusia preocupa a Chile?
–Cada país tiene derecho a comprar y hacer adquisiciones que sienta que es necesario para cumplir la misión que sus propias constituciones nacionales le otorgan. Lo que yo siempre hice cuando era ministra de Defensa es informar a mis colegas de países vecinos qué decisión adoptó el Gobierno chileno sobre compra de armas, para que no se enteren a través de la prensa. Con esta actitud buscaba evitar suspicacias, especulaciones y conclusiones que no son reales. Es decir, compartimos políticas públicas de defensa para generar confianza mutua.

–Chile es mirado como país ejemplo. ¿Esto se debe a la madurez de su clase política o por su estabilidad económica?
–Desde que se recuperó la democracia (en 1990) hemos sido, yo diría, capaces de demostrar una transición ejemplar, gradual, a la chilena. Nos hicimos cargo de problemas del pasado, pero buscamos grandes acuerdos para construir un país mejor. Ha sido muy importante la gobernabilidad, la democracia, recuperar una coalición de origen diverso: social cristianismo, socialismo, social democracia, que por encima de sus diferencias ponen en primer lugar sus coincidencias y los problemas del país. Chile tenía 40% de pobreza y la mitad de extrema pobreza en 1990. A partir de esa realidad trabajamos para crecer con igualdad de oportunidades para todos, sin marginar a ningún partido político y a los sectores desprotegidos como los niños, jóvenes y abuelos. Es difícil lograr un amplio consenso en un 100%. Pero el país tiene que seguir un camino de libertad, democracia, mirando la globalización a pesar de sus dificultades y abrirse al mundo, con justicia social para todos.
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