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El “acto de repudio” que hicieron los colorados el martes último en la subsede de la Gobernación de Canindeyú fue planificado para respaldar a Cristina Villalba. Casi todos los oradores de aquel evento, entre ellos el mismo gobernador Noria Duarte, resaltaron las “virtudes políticas” de la diputada y negaron categóricamente que el narcotráfico sea una de las principales fuentes de financiación de la zona.
A boca llena, el gobernador, los intendentes, concejales departamentales y principales caudillos de Canindeyú rechazaron la injerencia de la narcopolítica, pero llamativamente el mismo Noria Duarte omitió el dato de que uno de los funcionarios de su primer anillo había sido arrestado por la Senad en Curuguaty, con 224 kilos de marihuana, en un operativo el 14 de marzo de 2010.
Se trata de Pablo Rubén Jara González, quien pese a aquel procedimiento recuperó su libertad y ahora es director de Obras de la Gobernación, y también figura como precandidato a la intendencia de Curuguaty. De este modo, resulta casi irrefutable la teoría de que la narcopolítica domina el departamento de Canindeyú.
En el mismo acto político, la mayoría de los funcionarios arreados para participar del evento aclamaban a la diputada Cristina Villalba cuando esta era mencionada por defender a su correligionario, el presunto asesino “Neneco” Acosta Marques.
Pero ni 24 horas después de este evento, la Policía incautó más de tres toneladas de marihuana y desmanteló el complejo narco que el intendente “Neneco” Acosta tenía en su estancia de Ypejhú. En las redes sociales corren fotos del gobernador Alfonso Noria Duarte con la diputada María Cristina Villalba y el intendente de Ypejhú Vilmar Acosta Marques compartiendo animados encuentros que demuestran sus vínculos cercanos y no simplemente partidarios.