Cargando...
Según Amaral de Lima, él cobraba una suma por las actividades y el dinero recaudado en las misas debía quedar para las parroquias organizadoras. También se juntaban así fondos para ayudar a mantener el seminario. Los ingresos los recibía Julia Riveros, señaló, pero no sabe qué se hacía finalmente con el dinero y si llegaba a destino, porque no había recibos, facturas, ningún tipo de documento de los ingresos y egresos de las actividades.
Afirma que dos años después de un evento de sanidad en la parroquia San Francisco, Hernandarias, supo que unos 15.000 reales o G. 25 millones actuales, que se habían recaudado para la parroquia, no fueron entregados al párroco, sino que al acabar el evento, Riveros guardó el dinero.