Rocío Vallejo quiere combatir a los corruptos desde el Congreso

Consiguió la condena de Wasmosy pero lo salvaron en la Corte. Le pasó lo mismo con otras autoridades acusadas de corrupción. Les ponen colchones de salvación en segunda y en la máxima instancia. Rocío Vallejo, la intrépida penalista se lanza como candidata a diputada por el Partido Patria Querida, Lista 8. Ella conoce todas las artimañas de los delincuentes de guante blanco y en esta entrevista promete combatirlos desde una banca en el Congreso.

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–¿Desde cuándo está involucrada en la política? 

–Y yo soy nueva en la política. Me invitaron los referentes del Partido PQ. Analicé y decidí involucrarme. Estoy como candidata número uno a diputada por el departamento Central. Como candidato a primer senador está Fidel Zavala.

–El que fue secuestrado por el EPP. 

–Sí, el número 2 es Stephan Rasmussen, el que fue ministro de Pobreza de este gobierno. Fue el único del gabinete que renunció por estar en desacuerdo con la enmienda de la Constitución. Está Nanni Arrúa, en Ciudad del Este, una abogada muy reconocida; está María Victoria Rivas en senadores y Silvio Codas, un empresario. En Central, como diputado número 2 está Milciades Benítez, un joven doctor en derecho. El número 3 es Gilberto Maldonado, presidente de la Asociación de Transporte de Ganado, cuarto es Koki Trigo, exconcejal de Luque y quinto Aníbal López, un ingeniero eléctrico.

–¿Por qué cree que le votarían a usted? 

–Tengo oficio en el ámbito público. Estuve 12 años como agente fiscal de Delitos Económicos. Luego, me tocó ser administradora de dos entidades públicas: la Dirección General de Migraciones, dependiente del Ministerio del Interior, y la Dirección Nacional de Aduanas. Conozco el mecanismo de la corrupción. Como administradora de la cosa pública manejé la cuestión presupuestaria, las unidades operativas de contrataciones, las compras, el uso del dinero público, mecanismos de ahorro para el Estado. Es un bagaje de conocimientos que me puede ser de utilidad en una banca en el Congreso.

–En la actividad privada, a qué se dedica. 

–Soy abogada penalista, magíster en Ciencias Penales, egresada de la Escuela Judicial. Soy docente en la Escuela Judicial en la maestría de la Universidad Nacional, estoy en la materia que se llama Consultorio Jurídico en la Universidad Católica. Ahí defendemos a la gente más necesitada. Hago también asesorías de entidades privadas y públicas, ejerciendo la profesión también.

–Hay que tener estado atlético. ¿Usted es deportista? 

–Era deportista. Fui basquetbolista por el club Olimpia, triplista. Salimos campeonas. Hice vóley en el colegio. Hace tiempo que no hago más tenis.

–¿Qué le pide la gente? 

–La preocupación transversal es la inseguridad. “No se le agarra al ladrón, al motochorro”, se queja la gente en las caminatas que hacemos. En realidad ese ya es el final del problema que comienza con el microtráfico. Cuando se les agarra y recuperan su libertad, reinciden. Falta una política pública de reinserción.

–¿Y qué dicen de la Policía? 

–La gente habla de ausencia de la autoridad. El proyecto político parlamentario de Patria Querida tiene como una de sus prioridades la reestructuración profunda de todo el sistema de seguridad.

–¿Cuál es su opinión sobre los candidatos?: denunciados, procesados, impunes: Galaverna, Ovelar, González Daher, una larga lista. 

–Nuestro proyecto político justamente tiene como finalidad renovar el Congreso. En el próximo período parlamentario se resuelve nada más y nada menos que la renovación de cinco ministros de la Corte que llegan a la edad de jubilación. La ciudadanía que va a votar, tiene que imaginarse lo importante que será la conformación de un nuevo Parlamento.

–Paraguay es uno de los pocos en la región que no tiene funcionarios ni políticos en la cárcel. 

–A mí, particularmente, me tocó el caso del expresidente (Juan Carlos) Wasmosy. Logramos su condena en primera instancia. En segunda perdimos 2 a 1 y en la Corte perdimos 7 a 2. Un segundo caso contra Wasmosy que yo también llevaba, que era por el segundo auxilio financiero al Banco de Desarrollo, ya no se consiguió su desafuero. Lo rechazó el Congreso. Pero es un caso donde hubo condena en primera instancia.

–¿Desde la segunda instancia se ponen los colchones para salvar a los corruptos? 

–Con varias autoridades nos pasó lo mismo cuando estábamos en el Ministerio Público. Obteníamos condenas en primera instancia o en segunda pero la siguiente se encargaba de darle sobreseimiento o el proceso se prolongaba para que prescriba.

–Hay procesados por delitos de lesa humanidad, por torturas, como Walter Bower. Se convirtió en próspero hacendado, dicen.

–Hace muchísimos años que sigue ese proceso. Está en suspensión.

–¿Quién les blinda impunidad a esta clase de delincuentes? 

–Necesitamos una autoridad decidida. Ahora, por ejemplo, en el sistema, la persona es imputada en sede de la Fiscalía General del Estado. Eso se va al juzgado. La defensa apela la resolución que da inicio a la imputación y eso se va a la cámara. Se les recusa a los camaristas, se va a la Corte y pasa el tiempo de la investigación y el Ministerio Público se ve obligado a pedir el sobreseimiento provisional y nunca se investigó la causa. Con las estrategias procesales de las defensas hay casos que quedan impunes.

Yo tengo un caso de homicidio culposo de un joven que falleció en un sanatorio. La Fiscalía, con todo el proceso, finalmente tuvo que pedir un provisional por todas las estrategias procesales que presentan los abogados.

–En Argentina, ya apresaron al exvicepresidente (Amado Boudou). Cristina está en el umbral. Aquí se presentan tranquilamente como candidatos. 

–El ejemplo de Brasil es edificante. Las personas que están involucradas en la investigación o el juzgamiento de los hechos de corrupción deben estar totalmente blindadas ante cualquier amenaza de destitución por parte del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (González Daher es su Presidente). “Te van a destituir. Te vas a quedar sin trabajo”, les dicen. Termina en una situación de decisión personal del fiscal o magistrado.

–Hay un chiste. Le hacen hablar a Menem, asombrado: “Antes contábamos la plata (robada). Ahora la pesan”. ¿Acá están obrando tan bien, son tan honestos? 

–Si alguien está obrando mal debe ser detectado por todo el sistema de prevención de lavado de dinero. Ese es un tema que yo conozco muy bien. Doy siempre charlas al respecto. Existen varios mecanismos de saber el origen del dinero. Hay regulaciones para las inmobiliarias, las casas de juegos de azar, las ONG, las Iglesias, bancos, financieras, cooperativas, aseguradoras, y ahí está el punto. Yo creo que uno de los graves problemas del Paraguay no es la falta de normativas. Es la falta de decisión de las autoridades a realizar el control. “¿Con factura o sin factura?”, pregunta el vendedor. Eso es porque no existe control. Tenemos una Subsecretaría de Estado de Tributación que está apretando cada vez más. “No puede deducir esto, no puede deducir aquello” de renta personal dice y, sin embargo, tenemos grandes zonas liberadas donde se venden productos falsificados, de contrabando, de productos sin facturación. Necesitamos políticas públicas institucionales.

–¿No le desalienta involucrarse teniendo este panorama que, de entrada parece no avanzar hacia ningún lado? 

–A mí me encanta el trabajo que hago y me involucro porque tengo esperanza. Estoy segura que puedo aportar bastante desde el Parlamento. En el equipo del cual formo parte existen personas de primer nivel si comparamos con las otras listas de los partidos que tienen representación en el Parlamento. Si nosotros queremos una renovación tenemos que elegir diferente el 22 de abril. Yo prometo poner todo de mí para combatir la corrupción y la inseguridad desde el Congreso, pero necesito que me ayuden. Si queremos un Congreso diferente tenemos que elegir diferente el 22 de abril. Nosotros no podemos hacer milagros si cada votante vota lo mismo de siempre el 22 de abril.

holazar@abc.com.py

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